[Ana Ibarra – Diario de Noticias] «Hay mucha gente que está quemada con este sistema, que quiere el cambio a un modelo de sociedad más justo y no sabe cómo, pero quiere informarse. Y a raíz de la crisis la ciudadanía tiene más en cuenta el poder que tiene el consumidor», reconoce Pako Sáez, coordinador del Alterbús, un autobús reciclado, del color azul de cielo, que viaja en una economía de mudanza por toda la Comarca de Pamplona.

«La gente que ha quedado marginalizada por la crisis se preocupa por su subsistencia, pero los que han bajado un escalón en su bienestar y ve negras sus expectativas de futuro sí que tiene ganas de cambiar», abunda Fátima Andreo, de Mugarik Gabe. «Hay un consumidor que mira más por su salud, pero también los hay que han tomado conciencia de que ahora los problemas se han generalizado y nos afectan también», agrega. «Se empieza poco a poco, primero compras otro chocolate que no sea de una multinacional y terminas descubriendo toda una red de servicios éticos como los seguros éticos», subraya Fátima.

Más de 2.000 personas han pasado desde el pasado mes de octubre por el espacio móvil que ha habilitado la Red de Economía Alternativa y Solidaria de Navarra (economiasolidaria.org/entidades/reasnavarra), una iniciativa que ha contado con el apoyo del Gobierno foral y del DIARIO DE NOTICIAS, y el concurso de Setem, Consorcio de Comercio Justo, Suma con Causa, Traperos de Emaús y Felipe Rinaldi. El Alterbús inició su andadura en Ansoáin, ha recorrido Casco Viejo, San Jorge, Chantrea, Villava y Berriozar, ahora está abierto en Burlada, y le queda parada en Sarriguren aunque no va a poder estar en la vieja estación de Pamplona en junio porque les han denegado el permiso.

La economía solidaria acuña multitud de iniciativas de producción, consumo, comercialización, finanzas y cultura, que «funcionan día a día bajo lógicas más democráticas, justas, equitativas, solidarias y respetuosas con las personas y el medio ambiente». Todas ellas tienen mil ejemplos que se explican milagrosamente desde un viejo autobús. Porque REAS lo tiene claro: para salir de la crisis sistémica inducida por élites políticas y financieras, debemos construir propuestas económicas alternativas de producción solidaria, consumo responsable, comercio justo, finanzas éticas y cultura libre, en la que «participemos toda la sociedad, coherentes con los valores universales de justicia social, equidad, cooperación y solidaridad».

Además de la atención directa y de carácter gratuito, se han recibido visitas escolares, de colectivos sociales de cada barrio, así como de apymas y entidades públicas en las diferentes actividades programadas. Además, más de un centenar de voluntarios de colectivos sociales y de REAS han hecho posible la atención al público. Desde la demostración de hornos ecológicos con poliespán, un taller de cocina ecológica, a cargo de Pedro Las Heras, socio de Landare, o una charla sobre el Comercio Justo, entre otras acciones. «El objetivo era acercarse a la gente de la calle pero también con colectivos que ya trabajan en ámbitos de economía democrática», relata Jaxinto Gómez, de Visualiza (ecodiseño y software libre).

La oferta de la banca ética, representada por Fiare o Coop 57, es uno de los temas que más interés ha despertado entre los visitantes del viejo autobús cedido por los Traperos de Emaús. Los desahucios están provocando además un giro contra «la banca depredadora». Fiare suma 4.500 socios, 400 en Navarra, y a finales de 2013 se espera que funcionen como una banca al uso. «Se ha trabajado también con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, creemos en otro modelo de banca y financiación ética». Hoy es la corrupción por el cobro de dietas, pero desde REAS recuerdan que parte de las inversiones de muchas financieras son realizadas en empresas que colaboran con fabricación de armamento.

La energía limpia cuenta también con nuevos seguidores para el consumidor alternativo como Som Energía-Energía Gara, la primera cooperativa de producción y consumo de energía verde que fue fundada en 2010 en Girona, y que cuenta con más de 7.000 cooperativistas en el Estado.

«Nos hemos encontrado con gente que era voluntario de París 365 o socio de Landare pero quería conocer el resto de alternativas económicas para profundizar en su coherencia o en su consumo crítico», indican. Precisamente en el barrio de la Chantrea se puso en marcha un mercado social y de trueque promovido por REAS donde se puso en circulación la moneda social (Txanpón), una iniciativa que ya camina sola de la mano de Tx Bizi.

La finalidad última es crear un mercado social y en el Estado ya hay más de 200 proyectos económicos. «La producción y el consumo responsable son dos caras de la misma moneda. No se trata de acudir a un supermercado a comprar un producto ecológico sino tener en cuenta que detrás de la producción hay personas y un medio ambiente», remarcan. Fátima pone otro ejemplo: multinacionales españolas cuya intervención en países como Guatemala, Brasil o México a través de inversiones energéticas y de construcción están provocando desplazamientos masivos de comunidades autóctonas.

Por su parte, María Martín, de la ONG Setem, constata un cambio gradual de hábitos, «en la vuelta a la tienda del barrio, en contactar con el comercio justo, en el transporte alternativo y otra forma de vida». La gente empieza a saber que del cultivo y transformación del café dependen millones de personas en los países del Sur, la mayoría pequeños campesinos o jornaleros de grandes plantaciones que luchan cada día por sobrevivir, ya que o bien reciben salarios irrisorios, o tienen que vender su café a precios tan bajos que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Mari José Pérez Moracho, de Gaztelan, comparte que están creciendo los denominados «grupos de consumo», que compran directamente al consumidor productos ecológicos, principalmente fruta y verdura, mejorando así el coste. Al igual que hay propuestas de reforma de caseríos o viviendas a cambio de su ocupación parcial, explica Álvaro Cía, de SumaconCausa, que agrupa a empresas de bioconstrucción, reformas y limpieza ecológica.

auditoría social Presumen también que las empresas y entidades asociadas a REAS cuentan con su propio sello de calidad, la manzana de la economía solidaria que es «nuestro código ético», señala Javier Liras, secretario técnico. Equidad en el empleo y en el salario, cooperación en el ámbito externo, gestión medioambiental, participación e implicación de trabajadores y voluntarios, y estructura de ingresos y gastos sin ánimo de lucro, son algunas de las recetas de las entidades que se someten a auditorías fuera de mercado.

Hay 21 asociaciones de pleno derecho y otras 24 colaboradoras, que dan empleo a unas 350 personas. «Nos llegan iniciativas de gente que lleva tiempo funcionando en un sector pero quiere cambiar de modelo o que quiera trabajar en red, por ejemplo, en el tema ecológico», explica Javier Liras. Es el caso de Jauregia Esnekia, que produce leche ecológica. La cooperativa Landare o Traperos crecen, hay ONG en declive que dependían de subvenciones, y otra entidades se mantienen por el componente social de «equidad» en los salarios como Transforma (atención domiciliaria). El último hito de la economía solidaria ha sido la participación de REAS en el Consejo Económico y Social.

LAS CLAVES