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Navarra y México comparten experiencias de economía alternativa y solidaria

Navarra y el Estado mexicano de Aguas Calientes llevan tiempo intercambiando información y experiencias en materia de economía alternativa y solidaria, y han descubierto muchos puntos en común, sobre todo reconocer que la economía debe atender, antes que nada, las «necesidades de la persona humana». José Luis Gutiérrez Lozano visitó recientemente Navarra de la mano […]

15 mayo 2013
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Navarra y el Estado mexicano de Aguas Calientes llevan tiempo intercambiando información y experiencias en materia de economía alternativa y solidaria, y han descubierto muchos puntos en común, sobre todo reconocer que la economía debe atender, antes que nada, las «necesidades de la persona humana». José Luis Gutiérrez Lozano visitó recientemente Navarra de la mano de Visualiza y tuvo ocasión de entrevistarse con alcaldes, instituciones, el sector de la economía solidaria y representantes de diferentes entidades sociales.

Gutiérrez Lozano, con una dilatada experiencia en el sector económico de su país, preside la Agencia Ciudadana de Cooperación y Desarrollo de Aguas Calientes, órgano creado para la promoción del desarrollo local a partir de «la acción ciudadana» e implicando al sector empresarial, académico, organizaciones sociales y sindicales, ONG y al conjunto de la sociedad civil. «La forma que hoy en día ha tomado el desarrollo mundial en lo económico, financiero y tecnológico, ha contribuido a que cada vez se reduzcan más las oportunidades de empleo y, al escasear el empleo y reducirse los sueldos, se ha profundizado la brecha entre ricos y pobres», recoge en su web.

Su objetivo es incidir en las políticas públicas y servir de enlace para la promoción de cooperativas. La agencia tiene su germen en la fundación Ahora, la REAS de Aguas Calientes, que reivindica la economía solidaria y su fusión con la tradición y la cultura de la zona. La agencia ha logrado la colaboración del Gobierno Municipal de Aguas Calientes, uno de los estados de México. Es una red alternativa que se expande poco a poco, forman parte de Ecosol México, y trabaja en África, Asia, Centro América y Sudamérica a través de RIPESS, la malla internacional de promoción de la economía alternativa y solidaria.

La agencia mexicana se interesó especialmente en Navarra por proyectos como Solartia (energías renovables fotovoltaicas), en la producción de vino orgánico, el modelo empresarial de Jauregia (agricultura, ganadería y turismo ecológico) y de Landare (asociación de consumidores de productos ecológicos sin ánimo de lucro). «Nos interesa el tema de las energía renovable para explotaciones ganaderas, y el modelo de comercio en cooperativa para la venta agrícola de leche, queso y yogures, en circuito corto», expuso. Asimismo, han contactado con la empresa de comunicación Visualiza interesados en el software y hardware libre, principalmente en materia de educación y sanidad. Asimismo, se quiere promover un hermanamiento con Pamplona.

Gutiérrez Lozano tomó también nota del Alterbús como experiencia de formación e inserción social, así como la «metodología» de los mercados con moneda social que se han puesto en marcha a nivel experimental en el barrio de la Chantrea. «No queremos ser una entidad de corte marginal sino paradigma de proyectos innovadores», expuso.

Una de las iniciativas más rompedoras que ha surgido desde la agencia con apoyo municipal ha sido la creación de un espacio comercial denominado «compartiendas». Se trata de una red de tiendas «sostenible» que se crea paralelo al desarrollo de una nueva urbanización residencial en una zona deprimida, deteriorada y «foco de criminalidad», en la que viven 300.000 personas y donde se pretende fomentar la «cultura de la inclusión». Un proyecto de remodelación arquitectócnica basado en la energía sostenible y la bioconstrucción, y equipado con una red de pequeñas tiendas de barrio tradicionales y más de 25 organizaciones no gubernamentales, «atractivo» pero alternativo con dotaciones públicas y centros culturales, y que combina «formación en economía solidaria, consumo responsable, banca ética para financiación de proyectos y comercio justo».

El proyecto comercial ha arrancado con doce tiendas con pequeños productores. «Hay mucha gente que era clase media y ahora no puede pagar su hipoteca porque tenía un taller pero entró un gran consorcio y se llevó su negocio», expuso el responsable de la agencia. La peculiaridad de este mercado cooperativo, en el que participan más de 200 consumidores y 50 productos, es que el socio en gran medida no utiliza moneda convencional y se basa en el principio de «confianza». El socio ofrece sus productos o conocimientos de tal modo que permuta horas de enseñanza de gramática, por ejemplo, a cambio de «puntos» que le permiten conseguir alimentos o bienes.

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