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En Alemania, los llamados ‘bancos éticos’ prosperan en plena ola de quiebras

En todo lo bueno siempre hay algo malo. En todo lo malo, siempre hay algo bueno. Con los bancos, alemanes, pasa así. Mientras las principales entidades financieras del país hacen agua, un grupo de pequeños bancos ha ganado terreno gracias a la crisis. Hace unos años, en Alemania era prácticamente impensable que un gobierno liderado […]

17 octubre 2009
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En todo lo bueno siempre hay algo malo. En todo lo malo, siempre hay algo bueno. Con los bancos, alemanes, pasa así. Mientras las principales entidades financieras del país hacen agua, un grupo de pequeños bancos ha ganado terreno gracias a la crisis.

Hace unos años, en Alemania era prácticamente impensable que un gobierno liderado por la CDU (democristianos de centro-derecha) impulsara la estatización de empresas y mucho menos de bancos. Pero la crisis financiera internacional, cuyo punto de partida quedó evidenciada, para la historia, con la estrepitosa caída de Lehman Brothers, volvió posible incluso aquello impensable tiempo antes.

Este año, el gobierno germano se quedó con el 25% del Commerzbank, el segundo banco del país, y con el control mayoritario del hipotecario Hypobank, al que ayudó con nada menos 87.000 millones de euros en garantías. Además, la Cámara alta del Parlamento votará en abril la sanción de una ley de estatización de bancos, ya aprobada por la Cámara baja.
La crisis dejó con secuelas a la mayoría de las entidades. Por caso, el Deutsche Bank, principal banco del país, anunció que su resultado neto cerró con una pérdida de 3.900 millones de euros en 2008.Pero siempre existe alguna excepción a la regla. En tiempos turbulentos, entre estatizaciones parciales y consecutivos anuncios de pérdidas millonarias, un banco alemán anunció que creció casi 30% en 2008 y que espera otro tanto para este año, créase o no, beneficiado por la crisis.

El GLS Bank, con base en Bochum, ciudad de 380.000 habitantes a 180 km al norte de Frankfurt, vio incrementar su balance un 27,4%, a 1.013,4 millones de euros el año pasado. “En los últimos años, el margen de ganancia para quienes depositaban en bancos se fue achicando, porque los intereses se redujeron. En su búsqueda por ampliar el margen, los bancos desarrollaron nuevos productos, más especulativos, con fondos de inversiones, lo que a la larga terminó por generar la crisis”, explica a El Cronista Christof Lützel, jefe de Prensa de GLS Bank, entidad autodefinida como ética, ecológica y social.
La fórmula del éxitoPara el GLS Bank, su auge se explica porque sus objetivos son otros. “Nosotros no tenemos ni grandes inversores ni buscamos altos márgenes de ganancia. El principal objetivo del banco es financiar proyectos concretos con fines ecológicos y/o sociales en diferentes sectores”, enfatiza Lützel. Entre ellos, figuran la agricultura ecológica, obras sustentables, proyectos habitacionales, energía regenerativa, empresas de productos Bio (naturales), instituciones educativas no estatales, de salud, para discapacitados, tercera edad y culturales.

“Todo se puede hacer de una manera convencional, que a veces daña al medioambiente y a la comunidad, o se puede hacer de una buena manera, beneficiando a ambos. Nosotros impulsamos a través de los créditos estás últimas”, explica.El banco no es atractivo por ofrecer altos intereses a clientes que depositan su dinero. “Ofrecemos las tasas normales de referencia del mercado. Pero un 15% de los préstamos que otorgamos, para ciertas asociaciones o entidades con fines sociales o que benefician a la comunidad, lo hacemos a una tasa bastante más baja, que varía según el índice del mercado, y hoy ronda el 3,4%”, precisa Lützel.

El año pasado, el banco logró ampliar su cartera de clientes en 9.000 personas, una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta que hoy cuenta con 64.000 personas. Entre tanto, los depósitos en la entidad aumentaron 26,1%, a 840,5 millones de euros y los créditos otorgados, un 26,6%, a 613,3 millones. Datos llamativos, si te tienen en cuenta las grandes pérdidas que afrontaron la mayoría de los bancos germanos y que, quienes depositan su dinero, podrían conseguir mejores tasas en otras entidades.

“Muchos bancos tomaron decisiones equivocadas y ahora buscan una alternativa para tener su dinero a salvo”, comenta. Si bien esos son motivos suficientes para atraer clientes en tiempos turbulentos, también contribuyó otro factor: la creciente conciencia sobre el cuidado del medioambiente. De hecho, este país es uno de los principales mercados para productos orgánicos, tanto para alimentos y bebidas como cosméticos e incluso ropa. “La gente ahora también puede elegir un banco ecológico; no sólo están tranquilos de que su dinero está salvo, también tienen la seguridad que irá a proyectos que benefician a comunidades y al medioambiente, y no a la construcción de una central atómica, por ejemplo”, grafica. Toda una garantía para aquellos que no sólo piensan en el dinero.

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