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FIARE, la banca ética que viene

Entrevista de Jordi Garcia Jané a Peru Sasia Este artículo es la versión íntegra del publicado en la Revista Nexe 26 Peru Sasia es el director de Fiare. Siete años después del inicio de este proyecto, Fiare ha conseguido implicar a una densa red de un millar de personas y más de medio millar de […]

28 enero 2011
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Entrevista de Jordi Garcia Jané a Peru Sasia
Este artículo es la versión íntegra del publicado en la Revista Nexe 26

Peru Sasia es el director de Fiare. Siete años después del inicio de este proyecto, Fiare ha conseguido implicar a una densa red de un millar de personas y más de medio millar de organizaciones de la mayor parte del territorio estatal; ha recogido ahorro por más de 21 millones de euros y ha otorgado créditos por valor de más de 13 millones de euros a más de 90 proyectos de alto valor social.

En estos momentos, según nos explica Sasia, el proyecto se encuentra en la fase más crítica: llegando al punto de sostenibilidad económica, pero carente aún de los recursos que la hagan posible: dinero naturalmente, pero también equipos, instalaciones y mucha, mucha dedicación.

¿Cómo surge Fiare?

El Proyecto Fiare surge de una convicción y de una intuición. La convicción de que son necesarias alternativas en la esfera económica que traten de superar los problemas estructurales del sistema neoliberal, específicamente su incapacidad para poner fin a las desigualdades. La intuición, que el tejido asociativo y la conciencia ciudadana presentan hoy al Estado los mimbres mínimos necesarios para intentar consolidar una iniciativa de este tipo, tal como ya ha ocurrido en algunos otros lugares de Europa.

Estas consideraciones llevaron a 52 organizaciones vascas del llamado, en sentido amplio, Tercer Sector a constituir la Fundación Fiare en noviembre de 2003. Su intención fundamental era explorar las vías para crear una entidad financiera diferente, en línea con lo que se conoce como banca ética. Se inició, así, un proceso de análisis de experiencias europeas, así como de búsqueda de socios, que desembocó en la elaboración de un Plan de Viabilidad que prevé la operación en el período 2006-2011 como agentes de Banca Popolare Etica italiana, para crear más adelante una cooperativa de crédito de segundo grado que opere con licencia propia.

¿Cuál es el objetivo de una banca ética?
El objetivo siempre es doble. Por un lado, financiar actividades económicas que conlleven un impacto social positivo y transformador. Es decir, dar apoyo a empresas, actividades y proyectos sociales, ecológicos, culturales y solidarios, favoreciendo el desarrollo humano tanto en nuestras sociedades del Norte como en las del Sur, poniendo el dinero a disposición de las personas excluidas y de las organizaciones que trabajan.
Por otro lado, ofrecer instrumentos de ahorro y de inversión responsables, poner a disposición de la ciudadanía la posibilidad de apoyar con sus ahorros a este tipo de actividades, decidiendo responsablemente el uso que hace la entidad financiera y excluyendo cualquier inversión en actividades o empresas que colaboren con el mantenimiento de la injusticia y el deterioro de nuestro mundo: tráfico de armas, explotación laboral, destrucción del medio ambiente …

¿Qué ofrece Fiare en comparación con otros bancos éticos y cooperativas financieras ya existentes en el Estado español?
Fiare asume desde su puesta en marcha dos características fundamentales en el contexto general de las finanzas éticas. La primera es entender que la riqueza de iniciativas de intermediación de bienes con alto valor de alternativa es hoy muy rica en todo el Estado. Hay iniciativas de bancos de tiempo, de redes de intercambio, de monedas alternativas, de intermediación de dinero a diferentes escalas y con diferentes sectores de especialización, que hay que promover y proteger. Asumimos el compromiso de crear un sistema de banca ética que refuerce este rico tejido y añadimos una propuesta de banca regulada que pueda ampliar el círculo de personas y organizaciones que quieren consumir responsablemente servicios financieros alternativos para su ahorro, añadiendo productos habitualmente utilizados como cuentas corrientes, depósitos garantizados, banca por Internet, tarjetas de crédito, etc. El reto de este sistema es conseguir una articulación micro-meso que no anule la participación, la cercanía a lo local o la capacidad de adaptación, valores muy arraigados en las realidades micro.

Junto a la construcción del sistema de banca ética, Fiare quiere sobre todo construirse y desarrollarse sobre la base de una participación densa de personas y organizaciones. Esta participación se concreta principalmente en una estructura de redes territoriales y sectoriales, un modelo cooperativo guiado por la lógica de una persona un voto en la toma de decisiones en la asamblea general y un nivel local apoyado en grupos de implantación local con competencias en la propuesta de candidaturas, las relaciones con la estructura profesional del banco y la evaluación ético-social de los proyectos por financiar.

¿A quién concede créditos Fiare?
Ofrecemos prácticamente todos los productos de crédito (líneas de crédito, préstamos personales e hipotecarios …) y los orientamos en cuatro sectores de actividad: cooperación (lucha contra la pobreza en el Sur, comercio justo, etc.), Social (inserción sociolaboral , cooperativismo, economía solidaria …), medio ambiente (energías alternativas, agricultura ecológica …) y calidad de vida (cultura, valores …).

¿Qué tipo de productos de ahorro ofrece?
El panorama es, hoy por hoy, limitado: depósitos a plazo y libretas de ahorro con una operatividad limitada, aunque estamos empezando a ofrecer a las entidades cuentas corrientes operables por internet. Nuestra condición actual de agentes de Banca Popolare Etica y las limitaciones en nuestra estructura en esta fase inicial hacen que no podamos ofrecer productos de detalle como cuentas corrientes, tarjetas, etc.
Ahora bien, el horizonte de futuro es ofrecer todos los productos de ahorro que habitualmente pide la ciudadanía, hasta configurar una entidad donde, como decía al principio, aquellas personas y organizaciones que quieran trabajar con un banco ético la puedan elegir como primera opción.

¿También planea ofrecer fondos de inversión y otros productos similares?
Es una cuestión que hoy día no consideramos, porque estos fondos no cuentan con elementos suficientes de limpieza ética para poder ofrecer con garantías que sean coherentes con los valores del Proyecto Fiare. En cambio, hay otros productos como los préstamos hipotecarios para viviendas particulares que ahora no hacemos, pero que están sujetos a una reflexión ética permanente por los diversos matices implicados, como son la demanda de nuestra base social, el tipo de vivienda, el rol financiero en el mercado inmobiliario, etc.

¿De qué manera evitáis la morosidad, trabajando con colectivos poco solventes económicamente hablando?
Efectivamente, hay necesidades de acceso al crédito que están planteadas desde colectivos que no tienen garantías patrimoniales para hacer frente al posible impago, ni tampoco sólidos ingresos regulares que aseguren esta capacidad ante casi cualquier eventualidad. Fiare reconoce el derecho de estos colectivos al crédito y al mismo tiempo asume que satisfacerlo no se puede hacer poniendo en riesgo el ahorro de los depositantes. Ni la entidad tiene que lo ni lo permitan las entidades de inspección bajo la supervisión de las que también opera la banca ética.

Por eso, hay que desarrollar productos parabancarios, sea dentro de la misma estructura bancaria del proyecto, sea apoyando todas las iniciativas que ya existen y que participan en la construcción del proyecto. No se trata, por tanto, de evitar la morosidad, sino de afrontarla.

En esta línea, y a pesar del carácter incipiente del proyecto, podemos resaltar un producto que opera precisamente en este sentido. Se trata de un depósito que llamamos «libreta redes» donde los intereses no son recibidos por la persona o entidad depositante, sino que se entregan a la organización que aquella escoja entre la lista de organizaciones con las que Fiare tiene firmados acuerdos de colaboración para desarrollar este producto financiero. El destino de este dinero debe ser necesariamente el apoyo, mediante el crédito, a proyectos orientados a personas en situación o riesgo de exclusión, y no pueden usarse para otro fin. Desde el comienzo de esta práctica en 2008 hasta finales de 2009, 192 personas y organizaciones han depositado sus ahorros, por un total superior a 2.300.000 euros. Esto ha supuesto poner a disposición de las organizaciones conveniadas más de 40.000 euros de fondos donados para la financiación de proyectos situados fuera del circuito bancario, con el efecto multiplicador de crédito que ello supone, ya que permitiría, por ejemplo, asumir créditos por valor de 400.000 euros soportando un 10% de morosidad. Los proyectos financiados por las entidades con convenio han sido de varios tipos: apoyo microfinanciero en comunidades rurales de América Central, crédito para el acceso a vivienda de personas en situación o riesgo de exclusión, proyectos de aprendizaje de alto valor social o creación de comunidades autofinanciadas. Conviene resaltar que este producto tan poco competitivo económicamente es suscrito por uno de cada cuatro depositantes, y supone el 10% de toda la actividad de ahorro.

¿La rentabilidad económica que ofrece el producto financiero de un banco ético debe ser la misma que la de cualquier otro banco convencional?
Creo que no. Es cierto que hay factores como la ausencia de salarios y otros beneficios escandalosos para los altos directivos, la austeridad en el uso de equipos e instalaciones o la retribución contenida en el capital, todo ello podría sugerir grandes márgenes en este tipo de entidades y, por tanto, capacidad superior para retribuir el ahorro. Pero, por otra parte, un banco ético no hace (o no debería hacer, porque algunos sí lo hacen) inversiones especulativas ni en actividades de alta rentabilidad como la industria armamentística o farmacéutica o en grandes grupos industriales transnacionales, lo que limita la capacidad de obtener amplios márgenes con su tesorería. Además, se dan sobrecostes relacionados con actividades que la banca ética considera imprescindibles como la dinamización de la participación de la base social o la labor cultural e investigadora que limitan también el margen. Unido a ello, las matemáticas de la intermediación financiera son sencillas: si pagas mucho por los depósitos o por el capital, tienes que cobrar mucho por los créditos. Y creo que la banca ética no debe estar aquí.

¿Por qué el proyecto Fiare quiere elegir la forma jurídica cooperativa?En Europa hay otros bancos éticos que no lo son …
El modelo de construcción que he detallado se establece con mucha más naturalidad en la forma de cooperativa. Los valores que inspiraron este modelo de organización están en clara sintonía con los principios de Fiare y, si bien la forma jurídica no asegura un buen funcionamiento y hay que hacer que el proyecto funcione en la dirección deseada, sí que supone el marco adecuado para desarrollar el proyecto. La lógica no capitalista (una persona un voto) para la toma de decisiones, el poder efectivo de la asamblea, la existencia de realidades (secciones) territoriales o un modelo dual que separa las competencias del gobierno societario de la estructura de gestión, supeditando este a aquella, son algunos de los elementos que justifican esta opción.

Hay, por supuesto, cuestiones abiertas, como los límites a la delegación de voto o los mecanismos de designación de candidatos que deberán garantizar un equilibrio entre el asamblearismo y la estabilidad en la gestión, pero el marco cooperativo creemos que es el adecuado.

¿De qué manera piensa promover la participación de los socios en las grandes decisiones del banco?
El sistema de banca ética que propone Fiare prevé la existencia de grupos locales de socios que mantengan una relación estrecha con la estructura de gestión se articulan territorialmente. Junto a las responsabilidades de difusión del proyecto y de trabajo cultural, tendrán competencias en designación de candidatos, intervenciones en la asamblea, derechos de información en las cuestiones estratégicas, etc.

He sido testigo de una reunión de más de cien representantes de estos grupos de Banca Popolare Etica en las afueras de Florencia el año pasado. Dos días enteros de trabajo que concluyeron en una sesión final en la que expresaban sus preguntas al Consejo de Administración y al Comité de Dirección, ambos presentes al completo. Y las cuestiones no fueron precisamente menores: criterios de aprobación de crédito, perfiles de candidatos al Consejo, precios, reuniones de los directores de las sucursales con los grupos locales …

Mantener toda esta estructura viva se tendrá que hacer, por supuesto, con implicación voluntaria, pero también con recursos concretos del «departamento de socios» del banco, uno de los sobrecostes de la banca ética respecto a la banca tradicional a la que aludía antes .
Hay también otros mecanismos ya en marcha como los contenidos y los canales de información y comunicación, o la accesibilidad del Comité de Ética en la base social.

¿Cuál debería ser la relación de las administraciones con la banca ética?
La economía solidaria es un «bien público» que no sólo se debe proteger, sino también promover, y que requiere un apoyo político decidido. Hay que pedir a las diferentes administraciones que se comprometan con la banca ética utilizando sus servicios, colaborando en el desarrollo de proyectos concretos y legitimando su valor social. Atentos a un riesgo de instrumentalización que es, pero sin descartar a priori este apoyo. Con nuestro dinero se hacen carreteras y hospitales, entonces ¿por qué no se refuerzan los proyectos también de banca ética?
En este sentido, Fiare ha promovido mociones de apoyo a la banca ética en diversos territorios y en diferentes escalas de la administración, como el Distrito de Gràcia del Ayuntamiento de Barcelona, el Ayuntamiento de Sabadell o los Parlamentos balear, vasco y navarro.

¿Cómo está afectando la crisis?
Un primer efecto ha sido el aumento de la actividad crediticia, ante el evidente cierre de grifo de la banca tradicional. En 2009 hemos prestado casi lo mismo que hemos recogido, aunque la evolución del ahorro ha seguido siendo la esperada, sin retiradas de depósitos.

En el ámbito estrictamente económico, el principal efecto de la crisis ha sido la reducción del margen de intermediación por la bajada de los tipos de interés. Teniendo en cuenta nuestras limitaciones en la gestión de la tesorería, una bajada de tipos nos reduce significativamente el margen. Nuestro consuelo, en forma de cuento de la lechera, es que, a los tipos de hace dos años, el proyecto sería ya hoy perfectamente sostenible.

En el terreno cultural, hemos notado una mayor disposición por parte de la ciudadanía a intentar entender «de qué va esto de la banca ética». Parece que el vergonzoso espectáculo que ha dado el sector bancario ha permitido que mucha gente abra los ojos.

¿Por donde debe ir el proyecto a partir de ahora?
Los retos que afrontamos en esta segunda fase después de la articulación territorial son fundamentalmente tres.

Por un lado, consolidar una base social amplia y densamente vinculada al proyecto. Ya no se trata de articular esta red organizativa de primer nivel que hoy podemos dar por completada en su mayor parte, sino de consolidar una base social que participe efectivamente en el proyecto, a través de la campaña de capital social y la creación de grupos locales.
En segundo lugar, tenemos que llegar al punto de sostenibilidad económica que permita afrontar una estructuración más sólida de la base social y el equipo profesional de la organización.

En tercer lugar, hay que concretar el punto de llegada hasta la cooperativa de crédito. La primera opción actualmente es que esta cooperativa tenga un alcance europeo. Nuestra estrecha vinculación con Banca Popolare Etica y las relaciones establecidas con otras entidades en el contexto de la Federación Europea de Bancos Éticos y Alternativos (Febe) ha conducido que, junto con la cooperativa de servicios financieros francesa La Nef y la Banca Popolare Ética, iniciemos un proceso para analizar la posibilidad de crear una cooperativa europea de banca ética, que sería la primera cooperativa de crédito europea. Los primeros desarrollos apuntan a la posibilidad de crear esta entidad en torno al 2012, lo que supondría una base social de más de 60.000 personas y entidades socias, unas quince oficinas y más de cien grupos locales. Un proyecto difícil, pero muy ilusionante.

Más información:
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