Finanzas Éticas

Un estudio revela los vínculos de la banca con los fabricantes de armas

BBVA y Santander aparecen como los mayores financiadores de estas empresas El Centro Delás de Estudios por la Paz llama a los ciudadanos a buscar entidades financieras alternativas Hace ya 52 años, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos, el general Dwight Eisenhower alertó al pueblo estadounidense del enorme tamaño e influencia […]

16 marzo 2012
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BBVA y Santander aparecen como los mayores financiadores de estas empresas

El Centro Delás de Estudios por la Paz llama a los ciudadanos a buscar entidades financieras alternativas

Hace ya 52 años, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos, el general Dwight Eisenhower alertó al pueblo estadounidense del enorme tamaño e influencia de la industria de armamento. Y cuentan que advirtió a su sucesor, J.F. Kennedy: «Tiene usted mucho poder, pero no más que ellos». Medio siglo más tarde, la guerra sigue siendo una realidad y el negocio de las armas continúa moviendo miles de millones en todo el mundo. Y de los 60 bancos que, de un modo u otro, hacen negocio con él, son el BBVA y el Santander quienes en mayor medida participan en España.

Y no se trata de cifras pequeñas. Según el Centro Delás de Estudios por la Paz, el Observatorio de la Deuda en la Globalización y SETEM, BBVA ha participado en el negocio de las armas por valor de 1.824 millones de euros durante la última década, muy por delante del Banco Santander y del resto de entidades financieras. Según este informe, titulado La banca armada. Inversiones explosivas de los bancos y cajas, Banca Cívica ocupa la quinta posición, con una participación de unos 34 millones de euros en empresas vinculadas de un modo directo o indirecto como Oesia, Amper, Tecnobit y Aciturri.

El estudio analiza los diferentes modos de tomar parte en esta industria: participaciones accionariales en empresas, concesiones de créditos, comercialización de bonos y pagarés, fondos de inversión y financiación de las exportaciones, principalmente. Las cuantías más importantes hay que buscarlas en los préstamos y en los fondos de inversión, que tratan de buscar la máxima rentabilidad e incluyen a empresas que participan en uno de los negocios más prósperos del planeta. Entre otras cosas porque, como explicó Jordi Calvo, del Centro Delás, «se trata de una industria dependiente de los presupuestos públicos, poco competitiva, en la que si el precio final es el doble del presupuestado no pasa nada». «Total -añadió- los gobiernos van a pagar igual».

Calvo explicó que en España el negocio de las armas supera los 4.000 millones de euros, tras haberse multiplicado por tres en la última década. «Las exportaciones suponen unos mil millones de euros. En esto sí que estamos en el G-8, somos uno de los países que más exporta», dijo Calvo, quien estima que alrededor de las tres cuartas partes de las exportaciones estarían financiadas por los bancos. Calvo destacó que solo en Italia es pública la información acerca de la presencia de las entidades financieras en la financiación de las exportaciones y recordó que el Gobierno debe dar el visto bueno a estas operaciones. «Si hay una industria militar potente es porque al Gobierno le interesa que la haya».

El caso del ministro La puerta giratoria que comunica el sector público con el privado -la misma que comunica el Pentágono con la industria del armamento en Estados Unidos- también existe en España, a juicio de Calvo, quien cita como ejemplo a Pedro Morenés, actual ministro de Defensa y que fue consejero de varias empresas militares. Entre ellas se encontraría la zaragozana Instalaza, que fabricaba las destructivas bombas de racimo, prohibidas en la actualidad. Según el informe, esta empresa recibió financiación de entidades como Unicaja, Sabadell y Caja de Ahorros del Mediterráneo.

La presencia de antiguas cajas de ahorros, entidades nacidas con un fin social, en este negocio es, a juicio de Jordi Calvo, una de las muestras de la «hipocresía» con la que se rige el negocio bancario, en el que son habituales campañas en las que muestran cercanía al cliente y responsabilidad social de la entidad. «Es todo una hipocresía, solo buscan captar nuevos clientes», remachó Calvo, que defendió la banca alternativa que suponen Triodos o Fiare.

Accede al estudio publicado AQUÍ

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