M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano*

El factor que más motiva a la avaricia de quienes se aventuran en la carrera política es la posibilidad de manejar el presupuesto público. Manejar es un eufemismo para calificar aquello que hacen quienes lo pueden hacer y se rifan el todo por el todo, contra todos y ante todos por llegar a tener la posibilidad de hacerlo. Llegado el momento de poder elaborar el primer presupuesto de su ejercicio administrativo, el gobierno federal mexicano se apresta a servirse con la cuchara grande.

En el artículo 2 del Proyecto de Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2014 se prevé un gasto neto total que importa la cantidad de $4’479,954’200,000. Esto es, la propuesta del Ejecutivo es la de ejercer un gasto de casi 4.5 billones de pesos para el año entrante.

Ese monto, 13.2% más alto respecto al gasto programado el año 2013, es la cifra para el rubro de gasto público federal más alta de la historia y representa, en términos comparativos, una cuarta parte del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Dicen algunos que se mueven en esto de la política que “el amor se refleja en el presupuesto”.  En otras palabras, “dime en qué gastas y te diré a quién quieres”. El componente “gasto público” es un elemento que puede ser considerado como un motor para el crecimiento económico del país, dado su enorme tamaño respecto a la totalidad de la economía.

Se gastarán en 2014 casi medio billón de pesos más que en 2013, los cuales se distribuirán principalmente en los siguientes rubros (el aumento en el gasto por cada rubro se expresa en millones de pesos, seguido del valor porcentual de dicho incremento respecto al presupuesto de gastos del 2013):

De este cuadro se destaca que, a pesar de estar entre el grupo de rubros del gasto público que más recursos se espera que reciban, las participaciones y aportaciones para entidades federativas y municipios serán proporcionalmente, respecto al gasto total, menores a las que tuvieron en 2013. Por otra parte, las importantes aportaciones adicionales a la seguridad social, al IMSS y al ISSSTE, que suman 184,500 millones de pesos, podrían contribuir a mitigar el importante rezago que la seguridad social ha registrado en varias décadas. Cabe, sin embargo la posibilidad de que gran parte de este presupuesto se destine a la compra de medicinas de patente, haciendo más beneficiario de dicho presupuesto al oligopolio químico farmacéutico que a la población que requiere de estos servicios.

Llama la atención importante aumento del presupuesto para Reforma Agraria, el cual más que nada puede explicarse por la política eje del sexenio, la “Cruzada contra el hambre”. Se entiende igual el aumento de casi veinte mil millones a Desarrollo Social, aunque esta lógica no se extiende al presupuesto del rubro “Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación”, que no aparece en este cuadro de los más beneficiados, con un 8% de incremento en su presupuesto. Lo que continúa en duda es qué se va a hacer con ese dinero. Si se va a dedicar a comprar alimentos y productos básicos de importación como ya se hizo en la primera etapa de la cruzada contra el hambre a principios del presente año, simplemente se dará de comer a miles hoy con el hambre de mañana.

Interesantes también resultan los 51,016 millones adicionales al presupuesto de PEMEX  tomando en cuenta que además, por el lado de los ingresos, en el proyecto de Ley de Ingresos enviado por el Ejecutivo a los legisladores se prevé una caída de 44,753 millones en los ingresos por derechos de hidrocarburos. Esto es, se prevé que PEMEX nos costará en 2014 noventa y seis mil millones de pesos con todo y reforma energética.

Y hablando de ingresos, resulta que en los planes gubernamentales de ingresos y gastos de 2014, se está previendo contratar deuda por la cantidad de 650,478 millones de pesos, 14.5% de lo que se piensa gastar. Además se prevé captar vía impuestos 250,288 millones adicionales que habremos de pagar todos.

En suma, el gobierno está previendo una importante derrama de dinero –de nuestro dinero– en la economía para el próximo año. Se pretende que paguemos más impuestos quienes ya los pagamos, por lo que es posible que ante la presión fiscal, más microempresas tengan que cerrar. Desde el paraíso presupuestario se están haciendo las cuentas alegres para llevar dinero a manos llenas a rubros y actividades que no necesariamente impulsan la actividad productiva local y nacional.

No basta con que el gobierno simplemente gaste el dinero, sino que se debe cuidar que las erogaciones se dirijan hacia donde tienen un mayor beneficio e impacto para el país. Eso es lo que nuestros legisladores deben cuestionar de aquí a diciembre cuando habrán  de estudiar (debatir, cuestionar, sustentar, argumentar, etc.) y posteriormente aprobar el presupuesto de egresos y la ley de ingresos. De nosotros depende que podamos comunicar allá arriba, a los moradores del paraíso presupuestal, cómo gastar el dinero que con tanto trabajo le estamos dando al gobierno.

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* Presidente de Fundación Ahora A.C., asociación que promueve la Economía Solidaria en la región centro-occidente de México con más de una década de trabajo.