Ayer domingo, 16 de septiembre, comenzó a celebrarse la Semana Europea de la Movilidad, una iniciativa de la Comisión Europea con más de 15 años de recorrido. La edición de 2018 está centrada en el mix intermodal: la combinación de medios de transporte en la misma jornada para diferentes desplazamientos. La Semana Europea de la Movilidad, coordinada en el Estado español por el Ministerio para la Transición Ecológica, es una campaña dirigida a sensibilizar, tanto a los responsables políticos como a los ciudadanos, sobre las consecuencias negativas que tiene el uso irracional del coche en la ciudad, tanto para la salud pública como para el medio ambiente, y los beneficios del uso de modos de transporte más sostenibles como el transporte público, la bicicleta y los viajes a pie. Diferentes ciudades de nuestros territorios realizarán actividades para promocionar la movilidad sostenible, fomentar el desarrollo de buenas prácticas e implementar medidas permanentes. El 22 de septiembre se celebra además el evento «¡La ciudad, sin mi coche!», origen de esta iniciativa europea, que pretende encontrar nuevas soluciones a los problemas asociados al aumento del tráfico en las ciudades.

Ecologistas en Acción ha lanzado con este motivo un llamamiento a dar mayor protagonismo a peatones y bicicletas en la Semana Europea de la Movilidad, reclamando mayores inversiones estructurales para que los trayectos multimodales sean más sostenibles y seguros. Para Ecologistas en Acción esta iniciativa no puede quedarse en una semana simbólica o simplemente estética, por lo que exige un compromiso firme y actuaciones concretas para transformar nuestras ciudades. Como recogen en su web, la organización ecologista ve acertado que la Comisión Europea invite a las ciudades a dar mayor peso en las inversiones de los medios no motorizados, es decir, caminar e ir en bicicleta, que deberían estar a la cabeza del mix multimodal. Pero insiste en que esta política resulta contradictoria con la que se sigue cotidianamente desde las instituciones europeas y Estados miembros, donde predomina, entre otras, la gran tolerancia con los incumplimientos en la normativa de emisiones de los vehículos.

Según el último informe del Observatorio de la Movilidad Metropolitana, en las ciudades con mejores infraestructuras ciclistas y peatonales hay más desplazamientos con estos medios. El informe realiza una comparación entre los desplazamientos en capitales, en las que una media del 60 % de los mismos se realizan caminando o en bicicleta, frente al 43 % de la media estatal. En las primeras, se afirma, hay más espacio dedicado exclusivamente a peatones y ciclistas. Esto a pesar de que hay mucho espacio para la mejoría incluso en las capitales de provincia.

Por otro lado, desplazarse a pie o en bicicleta tiene muchos beneficios añadidos. Al contrario que el uso del vehículo privado, los modos no motorizados tienen la ventaja adicional de hacernos más activos físicamente y mejorar la salud cardiovascular. Por ello, Ecologistas en Acción insiste en sus ventajas: gracias a su uso generalizado tendríamos menos ruido, mejor calidad del aire, menor ocupación de espacio público, menos riesgo de siniestros graves, entre otras ventajas.

Tercer aniversario del Dieselgate

Este año durante la Semana Europea de la Movilidad también se celebrará el tercer aniversario del Dieselgate, el 18 de septiembre. Desde que en septiembre de 2015 se destapó el escándalo de emisiones de Volkswagen (que se extiende a la mayoría de las marcas), cada vez más informes afirman que los vehículos diésel, incluso los más modernos, son mucho más contaminantes que sus equivalentes de gasolina. Una vez más, Ecologistas en Acción se suma a la demanda de eliminar los privilegios al diésel, así como restringir su uso en las zonas de bajas emisiones. No obstante, también advierte de que sustituir el diésel por vehículos de gasolina o de gas no solucionará los problemas del transporte. Ni siquiera los de calidad del aire, ya que el 45 % de las emisiones de partículas PM10 vienen del desgaste de neumáticos, la calzada, el uso de los frenos y el embrague, emisiones presentes incluso en los vehículos eléctricos.