Varios

¿De qué color queremos pintar después?

Hace unos días saltaba a la red este corte de radio. Un hombre que nos grita su miseria, aquella que no ha elegido y le está tocando vivir. Su pregunta nos ha perseguido a quienes no hemos querido fingir que no le hemos escuchado. La situación es muy dura para muchas personas, sin embargo, como […]

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Hace unos días saltaba a la red este corte de radio. Un hombre que nos grita su miseria, aquella que no ha elegido y le está tocando vivir. Su pregunta nos ha perseguido a quienes no hemos querido fingir que no le hemos escuchado. La situación es muy dura para muchas personas, sin embargo, como siempre, no pasa nada. Un poco de ruido y luego como siempre no pasa nada, a mi, claro.

En algunos momentos nos preguntamos si no necesitamos bajar todavía más, si la crisis no debería ser más profunda para encontrar el coraje que nos permita recuperar el espacio que nos es propio y que se nos arrebató hace ya tanto tiempo. ¿No es suficiente?

Nunca ha estado más evidente lo que significa ser o estar en riesgo de exclusión social.

Nunca han estado más excluidos los que ya lo estaban.

Nunca las situaciones sangrantes fueron tan corrientes.

Los viejos modelos de lucha contra la exclusión social no han de servir para resolver esta situación. Necesitamos nuevas propuestas, el apoyo de toda la sociedad, para atajar este mal que se escampa por las calles. Todos necesitamos actuar desde la corresponsabilidad. Mientras, unos cuantos siguen engordando sus arcas con nuestro sufrimiento y sobre todo, el de los que no llegan a poder ni tan siquiera gritar.

El momento es de difícil comprensión. La pequeña y mediana empresa, que es nuestra empresa, sufre esta situación donde su actividad productiva se complica por la misma acción irresponsable y especulativa que aprisiona a las personas. Pero este empresario contrae su actividad sin llevar su reacción más allá. Los despidos, sin embargo, sí se producen y nuevas personas entran a engrosar la filas del paro y algunos otros las de la exclusión social.

Lees como Islandia se levanta frente a la locura de un sistema construido sobre un castillo virtual y falso. Se subleva frente a un castigo para la sociedad que no están dispuestos a consentir, y te preguntas cuándo lo haremos todos los demás, cuándo reaccionaremos.*

Seguimos trabajando por conseguir un sistema inclusivo, justo y solidario. No vamos a dejar de hacerlo en ningún caso pero en estos momentos, más que nunca, todos somos necesarios. Hace falta que toda la sociedad actúe para lograr parar el proceso involucionista que, con toda la fuerza del capital, lucha en sentido contrario frente a las personas. Necesitamos hacernos propuestas que orienten la reacción a adoptar para evitar que gritos como el de este hombre se vayan multiplicando por la calle. Los grandes sindicatos, los partidos políticos, las patronales,… todos están/estamos jugando unos papeles siguiendo las reglas de un juego establecido por quien siempre gana.

Hacemos una llamada a la reflexión y a la propuesta, a la respuesta. No podemos permanecer por más tiempo sin reaccionar de una forma contundente y conjunta, única. La ciudadanía, todos nosotros desde cada espacio que ocupamos, somos los únicos con el poder suficiente para parar esto. Es nuestra responsabilidad y obligación hacérselo saber a nuestros gobernantes, a nuestros empresarios, a nuestros sindicatos,…

Nos toca a todos pensar y proponer. Antes de que surjan populistas y extremistas que terminarían de hundirnos, debemos ser nosotros los que construyamos nuestra propia salida. QUE NADIE LO HAGA POR NOSOTROS.

NITTÚA

Núria González

Raúl Contreras

* http://nosinmibici.com/2011/01/23/2073/

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