El comercio justo crece. Este sistema comercial solidario y alternativo al convencional, que persigue el desarrollo de los pueblos y la lucha contra la pobreza, aumentó un 6% en España hasta alcanzar los 28 millones de euros el pasado año. Así lo señala el informe ‘El Comercio Justo en España 2012. Alianzas en movimiento’, presentado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid). Pero esta subida no es algo ocasional. Lo cierto es que desde el año 2000, las ventas de comercio justo se han multiplicado por cuatro, a un ritmo medio de crecimiento de un 11,4% anual. A su vez, “este sector de la economía solidaria está experimentando cambios importantes”, según Mercedes García de Vinuesa, presidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo (CECJ).

A las ventas realizadas por las organizaciones sociales, que en 2012 constituyeron la mitad de la facturación total, 14 millones de euros, se unen las realizadas por empresas convencionales. Y es que, a pesar de la crisis, las ventas han ascendido en un 33%, gracias, en gran medida, a la entrada de estos nuevos actores. ¿Y cuáles son los productos más vendidos de comercio justo? Pues casi nueve de cada diez compras fueron de alimentación, sector que aumentó un 9,5% respecto a 2011. El café y los dulces son los más demandados: el primero representa el 40% de las ventas totales y los dulces el 43%. Por el contrario, las artesanías constituyen un 9% del total, registrando un importante descenso que se suma a la caída de los últimos años.

Pero, quienes sí viven más la inestabilidad económica son las tiendas de comercio justo, ya que sus ventas han descendido un 29%, aunque el ritmo se va frenando progresivamente: si en 2010 y 2011 las ventas descendieron un 17% y un 14% respectivamente, este año el descenso ha sido menos palpable llegando al 9,5%. El informe refleja también que, durante el 2012, cada ciudadano se gastó una media de 60,4 céntimos en productos de comercio justo. Una media que, a pesar de que queda muy lejos de la ratio europea, que es de 5 euros, ha aumentado en los últimos años. Ahora la necesidad es seguir aumentando esta media y concienciar de la necesidad del consumo de comercio justo para mejorar el acceso al mercado de los productores más desfavorecidos y cambiar las reglas del comercio internacional que puedan consolidar la pobreza y la desigualdad mundial.

Este informe se encuentra estructurado en cuatro vertientes: la primera parte es el informe de las ventas del 2012 con una aproximación sectorial. El estudio se complementa con un estudio sobre el perfil del consumidor de estas tiendas de comercio justo. El segundo capítulo aborda dos experiencias europeas de trabajo desde diferentes ámbitos del comercio justo así como datos de esta cooperación internacional. La tercera parte del informe aporta experiencias exitosas de comercio justo en Inglaterra, Francia e Italia; son países con mayor desarrollo del comercio justo que en España y gracias al estudio de su trayectoria se puede saber qué hay que hacer para mejorar la actividad de estas características en nuestro país. Se puede, también, leer las buenas prácticas existentes en la coordinación estratégica y comercialización de esta actividad. Por último, la cuarta parte del informe es una especie de foro donde tres movimientos muy conocidos sobre Comercio Justo dan su opinión sobre la situación del sector y su problemática. También hablan de apuestas estratégicas y de trabajos conjuntos, en definitiva.

Según los creadores de este informe esta actividad de comercio justo se encuentra en un proceso de cambio importante. A medida que aumentan las ventas y se diversifica la oferta y la demanda, se converge de forma lentamente en procesos de comercialización similares a los de otros países europeos con experiencia más dilatada en el sector. “Asistimos a un crecimiento lleno de desafíos, no exentos de sombras y matices, muchos de los cuales atañen a las empresas que configuran en CEJC”.

Esos retos, al parecer, tienen un impacto importante en lo que es el comercio justo en nuestro país durante las últimas décadas y que, combinados, con otros factores externos, provocan situaciones complicadas para muchos actores que trabajan en la justicia comercial desde hace años