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«El capitalismo va a perder fuerza por el bajo coste de la tecnología»

«España es uno de los líderes en economía colaborativa; tendría que venderse mejor porque merece la pena» Cansado de su vida como ejecutivo, el californiano Neal Gorenflo dio un giro radical a su vida hace diez años. Decidió romper con todo lo anterior y se embarcó en un proyecto de economía colaborativa o compartida denominado […]

21 octubre 2014

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«España es uno de los líderes en economía colaborativa; tendría que venderse mejor porque merece la pena»

Cansado de su vida como ejecutivo, el californiano Neal Gorenflo dio un giro radical a su vida hace diez años. Decidió romper con todo lo anterior y se embarcó en un proyecto de economía colaborativa o compartida denominado «Shareable» que está orientado a promover el intercambio y las relaciones humanas así como a contribuir al bien común, explica él. Dentro de su intensa actividad emprendedora, ayuda a la creación de empresas y proyectos de colaboración, ha sido consultor para Stanford University, The Institute for the Future y Lowe´s Home Improvement, y asesor de innovación para el gobierno de San Francisco. En la actualidad colabora con la Red de Economía Solidaria de EE UU y el gobierno de Seúl. Gorenflo inauguró ayer los Encuentros de la Juventud de Cabueñes con una conferencia sobre «Nuevas prácticas sociales y políticas públicas».

-¿Cuál es el punto diferenciador de la economía colaborativa dentro del capitalismo?

-Depende mucho de la definición que tomamos de la economía del compartir. Nosotros la definimos como un modelo para democratizar la economía en el que las personas toman control, gestionan sus propios recursos y los utilizan para crear riqueza. También gestionan las compañías pero siempre de una forma democrática y compartiendo los frutos y los resultados de ese compartir. Esto se puede hacer con ánimo de lucro, sin ánimo de lucro o incluso, el gobierno también podría hacerlo. Donde realmente está la importancia es en el impacto, sin ambigüedad, que esta economía tiene en la ciudadanía, que de ahí salga un lucro o no es irrelevante.

-¿Hacia dónde va la riqueza generada?

-Estaría bien volver a la definición de riqueza de antes del capitalismo, que significaba salud y bienestar, esto es, que puedes no tener un euro y ser muy rico. Sin embargo, sí que es verdad que hay algunas compañías con ánimo de lucro como las instaladas en Sillicon Valley que muestran la cara oscura de la explotación y sacan lucro instando a un cambio en el entorno laboral, a veces con ventajas para el trabajador y, a veces, con inconvenientes. En ese caso la riqueza generada no sería positiva.

-¿Qué ventajas reporta la economía «del compartir»?

-En cualquier rincón de nuestras ciudades hay proyectos y compañías que ya utilizan sus propias plataformas y luego capturan y aprovechan del valor que se creó. Además, hay que tener en cuenta que como la tecnología es tan barata ya no hay necesidad de un capital exorbitante. El capitalismo, por tanto, va a perder muchísima fuerza. Cuando todo se abarata ya no tiene sentido. Pero también hay muchas empresas que están ahí no solo para ganar dinero sino para distribuir propiedades, tomar decisiones, donde a través de un crowdfunding, creas un piloto y con una muy buena idea haces dinero.

-¿En qué lugar queda la ética en este tipo de negocios?

-Los valores y la ética claro que cuentan, y mucho porque lo que atrae a las personas son las comunidades y las plataformas que llevan unos valores detrás y que tú compartes. Es por eso por lo que tú te agarras a ello, a diferencia de las empresas que conocíamos hasta ahora donde el objetivo es hacer dinero a toda costa para crecer y crecer.

-¿Son propicios los tiempos de crisis para incorporar esta nueva filosofía empresarial?

-No toda en su conjunto nos va a sacar de la crisis pero sí que hay muchas buenas ideas que se pueden implantar y que nos ayudan a superarla o, incluso, a reducir gastos. Los espacios de compartir trabajo (coworking), las cooperativas o el sistema de compartir coche, son un ejemplo de ello. Además de reducir el impacto ambiental, se comparten herramientas.

-¿Cabe incorporar la economía colaborativa a España?

-No es que sea viable es que ya hay un montón de ejemplos. España es uno de los líderes en la economía del compartir pero tendría que venderse mejor. Es uno de los países donde se está demostrando que vale la pena. Ha y un montón de cooperativas, los Fablab de Barcelona son también un ejemplo de ello que está muy extendido o los crowdfunding de fuente abierta.

-¿Implica algún tipo de problema legal?

-En algunos ámbitos sí, dependiendo del activo que se comparta. En un coche no debe haber problemas pero en otros recursos de más valor económico como una casa o una propiedad sí que podrías comenzar a tener un problema legal.

-¿Qué le llevó a romper con su vida anterior para dedicarse a la economía colaborativa?

-Nació de una idea un poco loca de crear un movimiento a favor del compartir pero he comprobado que funciona y es posible. Es una experiencia que me ha enriquecido mucho; soy feliz y me siento completamente realizado. Antes aunque no lo veía como muy obvio, bajo esa superficie de que todo va bien, lo que realmente tenía era miedo porque no tenía ninguna seguridad y dependía para todo de mi jefe. Tampoco tenía amigos con lo que contar porque en EE UU tú tienes tus amigos para divertirte y ya está pero no son amigos de verdad. Cuando necesitas algo tienes que ir al mercado a comprar esa ayuda pero eso no creaba relaciones sólidas de amigos. Sin embargo ahora como el valor central es que tú estás ahí para ayudar a los otros y los otros están ahí para ayudarte a ti, se crean unas relaciones personales mucho más sólidas porque te ofrecen lo que tiene significado en tu vida.

Foto: NEAL GORENFLO | Cofundador de Shareable y gurú de la economía colaborativa

 

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