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El renacimiento del periodismo

Por Jordi Ortiz Gil, socio usuario de la cooperativa MásPúblico En los últimos años estamos asistiendo a un descenso continuo en las ventas de diarios en papel. A menudo, se relaciona este hecho con el aumento progresivo del recurso a internet como fuente de información de la población. Sin embargo, probablemente haya habido en los […]

3 septiembre 2014

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Por Jordi Ortiz Gil, socio usuario de la cooperativa MásPúblico

En los últimos años estamos asistiendo a un descenso continuo en las ventas de diarios en papel. A menudo, se relaciona este hecho con el aumento progresivo del recurso a internet como fuente de información de la población. Sin embargo, probablemente haya habido en los últimos años otros fenómenos que también pueden explicar dicho descenso continuo en las ventas de los diarios y estén asociados a la progresiva pérdida de credibilidad de la prensa tradicional. La prensa escrita tradicional ha ido disminuyendo su capacidad de realizar investigaciones independientes de intereses políticos y empresariales, con lo que ha perdido una parte de su razón de ser.

Sin embargo, estamos viendo que de la decadencia de la prensa tradicional están saliendo nuevos proyectos de periodismo profesional e independiente, tanto en formato digital como en papel. Ejemplos son La Marea (de la cooperativa MásPúblico), Cuarto Poder, la revista de humor Mongolia, Las revistas Alternativas Económicas y Números Rojos, y el medio cooperativo catalán #sentitcrític, entre otros. 

Muchas de ellos (La Marea, eldiario.es, Mongolia, Alternativas Económicas…) nacen, al menos parcialmente, de la crisis de algunos medios de comunicación tradicionales, cuyo máximo exponente fue la desaparición del diario Público como publicación en papel.

Son publicaciones que retoman valores propios del periodismo tradicional, como la independencia, más o menos explícita, de los grandes poderes empresariales y políticos. Para garantizarla, intentan minimizar la dependencia económica de la publicidad y optar por pedir a los lectores que paguen por los contenidos, al menos por parte de éstos. Algunos medios incluso han renunciado a la publicidad hegemónica en los medios de comunicación, correspondiente en gran medida a la de grandes empresas transacionales. La cooperativa MásPúblico, editora de la publicación mensual La Marea y de la página web del mismo nombre, decidió en asamblea un código ético que impide aceptar publicidad de empresas que estén en contradicción con los propios valores, como anuncios con contenidos sexistas, empresas que realicen especulación financiera, que tengan inversiones en armamento o que produzcan energía de forma sucia; esto provocó un hondo debate en la propia página web de La Marea a propósito de un caso. En la misma línea, la revista Alternativas Económicas opta sólo por publicidad que respete la línea editorial. La revista Números Rojos va más allá e incluso ha decidido ceder el espacio de publicidad gratuitamente a movimientos transformadores.

Otro valor tradicional del periodismo que retoman algunos de estos medios es la importancia de los reportajes en profundidad basados en la investigación periodística, como es el caso de La Marea, la sección de investigación de la revista Mongolia o la revista Números Rojos.

Asimismo, están utilizando, en parte, formas de organización y financiación inéditas en nuestra prensa de masas. El ejemplo más claro sería el formato de cooperativa que han adoptado tanto la gente de MásPúblico como la editora de Alternativas Económicas, de las cuales sus lectoras también pueden ser socias. Muchas de dichas publicaciones (eldiario.es, La Marea…) también piden directamente la colaboración de los lectores mediante donaciones; en este sentido, el grupo de personas que formaría la cooperativa MásPúblico realizó una campaña de mecenazgo colectivo para intentar comprar la cabecera del Diario Público, cuando estaba ésta en concurso de acreedores. La premisa subyacente es que la información periodística de calidad tiene un coste y, para que sea independiente, debe ser sufragado por las lectoras.

Algunos de estos medios de comunicación están participando en los movimientos cooperativistas y de la economía social. Además de su afiliación a redes y federaciones de la economía social, es posible, por ejemplo, encontrar una parada de Alternativas Económicas o de la Marea en la Fira d’Economia Solidària de Catalunya o en la Fira Alternativa de València, junto a otros medios más clásicos de la economía social como Diagonal y la Directa.

De hecho, la adopción de métodos democráticos de toma de decisiones, como el que se da en las empresas cooperativas, entronca con el funcionamiento de estas otras publicaciones independientes que ya existían hace años (Diagonal, La Directa). A este valor se añade la característica de dichas nuevas publicaciones de que realizan un periodismo profesional no claramente militante, a diferencia de otros medios ya previamente existentes (Rebelión, Resumen Latinoamericano…), si bien quedan claros sus valores de izquierdas (en el sentido más amplio posible de la palabra). Asimismo, tienen una estética actual y persiguen un estilo ameno y acorde con la sociedad actual, mayoritariamente consumidora de Internet y productos audiovisuales. También comparten algunos de ellos con Diagonal, la Directa y otros medios ya previos las formas de financiación alternativas a la publicidad de grandes empresas y su cercanía con los movimientos sociales.

Otra novedad es la colaboración que está habiendo entre muchos de estos medios, por ejemplo mediante el intercambio de publicidad y de material periodístico, ya que muchas de estas publicaciones generan el contenido en coyleft. Asimismo, están potenciando el contacto y la colaboración con otros medios de comunicación extranjeros que están cogiendo como modelos, como, por ejemplo, La Marea y la estadounidense Democracy Now!, o Alternativas Económicas y su homónimo francés. Otra forma de colaboración muy prometedora entre varios de estos medios de comunicación (Diagonal, La Marea, eldiario.es, Mongolia, conjuntamente con Sociedad Civil y el Partido X) es el portal de internet filtra.la, que está permitiendo sacar a la luz de forma segura y anónima documentos contrastados de casos de corrupción en los estamentos públicos.

En cierto sentido, yo los veo como la aplicación al periodismo del movimiento del consumo consciente y transformador y de los movimientos de regeneración social, económica y ciudadana (15M, PAH, economía social…), algo que ya hacían algunos medios anteriormente pero que ahora está llegando a más gente. Sus puntos en común son (1) su carácter minoritario actualmente y el progresivo aumento de su cuota de mercado, así como su aspiración a ser masivo y alternativo al modelo económico y político actual y a sus correspondientes oligopolios (sean la gran banca convencional, los partidos mayoritarios, las grandes superficies comerciales o los grandes grupos mediáticos); (2) su planteamiento más o menos transformador y la importancia de la implicación y la colaboración de los trabajadores y trabajadoras (periodistas) con los usuarios y usuarias; (3) la apelación al compromiso y a la participación activa, también económica, de la ciudadanía; (4) la combinación de consumo de proximidad (sean lechugas o noticias) con el consumo selectivo lejano (cacao de comercio justo o noticias de agencias o medios de comunicación independientes extranjeros); (5) la combinación del formato digital y del papel como soporte de sus contenidos; y, de forma importante, y (6) el énfasis más o menos importante en fomentar la democracia radical y participativa (en oposición a la cada vez más imperfecta democracia representativa en que vivimos) de forma teórica y práctica.

Todos estos medios de comunicación que surgen de las crisis de los medios tradicionales suponen, por tanto, una regeneración periodística retomando elementos radicales (de vuelta a las raíces) del periodismo: profesionalidad periodística, investigación e independencia de los poderes fácticos. Si bien cada medio de comunicación de esta nueva hornada tiene unos matices diferentes en contenidos, modelo de independencia… es posible que no haya espacio para todos y que todos vayan a sobrevivir. La oferta es amplia, la competencia es dura y el interés de los grandes poderes es contrario.

En cualquier caso, si queremos fomentar una sociedad civil informada y crítica, debemos promover medios de información profesionales e independientes y apropiarnos como ciudadanía de éstos para poder garantizar nuestro derecho a una información contrastada y plural.

Actualización de un artículo publicado previamente en el blog Debate Callejero

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