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Entrevista a Ana Lilian Vega: economía y empresas solidarias

Ana LilianVega es jefa del Departamento de Economía de la Universidad Centroamericana de San Salvador. Participó como docente en el curso de “Economía solidaria para docentes” impartido para los actores de Volens de América Central en Agosto del 2009. Especialista en economía solidaria y en la creación de empresas solidarias, Lilian Vega nos cuenta sobre […]

7 octubre 2009

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Ana LilianVega es jefa del Departamento de Economía de la Universidad Centroamericana de San Salvador. Participó como docente en el curso de “Economía solidaria para docentes” impartido para los actores de Volens de América Central en Agosto del 2009. Especialista en economía solidaria y en la creación de empresas solidarias, Lilian Vega nos cuenta sobre esos dos temas.

¿Podría definir en algunas palabras lo que es la economía solidaria?

Es una forma diferente de entender el mundo y de estar en él. La economía capitalista entiende a las personas actuando más individualmente y menos colectivamente.

La economía solidaria es al revés: entiende a las personas más colectivamente, pero sin perder la individualidad. Es una forma distinta de ver el mundo y, además, de entender la vida. La vida se entiende más allá de la vida humana, entiende que la tierra en que habitamos también tiene vida y debe de cuidarse.

¿Las economías capitalistas y solidarias son dos caminos paralelos distintos o existe alguna forma en que los dos se unan?

Las economías capitalistas y solidarias son formas distintas de entender el mundo y la vida. Non obstante, la economía capitalista bien manejada y bien regulada puede acercarse a la economía solidaria, aunque nunca va ser como la economía solidaria: porque en el capitalismo lo que priva es la maximización del capital, mientras que en la economía solidaria lo que priva es la maximización de la vida, lo que implica la maximización del bienestar y la felicidad de las personas, de todas las personas. Entonces nunca van a encontrarse. Algunas empresas capitalistas, muy pocas creo, con mucha responsabilidad social o empresas filantrópicas pueden acercarse a algunas de las características de la empresa y de la economía solidaria, pero nunca van a encontrarse, son caminos diferentes.

¿Existen otros puntos fundamentales que diferencian las empresas capitalistas y solidarias?

La empresa capitalista entiende la naturaleza como recurso y costo, mientras que la empresa solidaria entiende la naturaleza como parte de la vida y como algo que hay que preservar.

La empresa capitalista entiende a las personas como costos salariales, la empresa solidaria entiende a las personas como la parte fundamental de la empresa que debe ser valorizada.


¿Algunas características prácticas de una empresa solidaria?

La propiedad es importante pero no fundamental. La propiedad ayuda a la repartición de la ganancia pero lo que determina realmente la repartición del excedente es el trabajo. La propiedad de una empresa solidaria puede ser de una persona, de una familia, de una comunidad, de un estado, de una iglesia, de un grupo de profesionales… Pero, lo importante es que son las personas que trabajan en ellas quienes son los propietarios de los frutos del trabajo, no contratan a trabajadores para explotarlos y quedarse con un trabajo que no es suyo. No pagan salarios. Una empresa capitalista filantrópica puede tener mucha responsabilidad social pero siempre habrá explotación y unos dueños que se quedarán con el fruto del trabajo que no es de ellos, en una empresa solidaria esto no puede suceder.

Al nivel de la dimensión no hay un mínimo. La empresa puede estar constituida por una sola persona: hago mi empresa, me gano la vida y hago que otras puedan ganársela también. Sí, es posible contar con una empresa solidaria individual.

Hay que entender que algunas características que se les pide a las empresas capitalistas para ser buenas empresas, también se les piden a las empresas solidarias. Por ejemplo, la eficiencia y productividad son necesarias para los dos tipos de empresas. También, la necesidad de una excelente gestión e innovación es indispensable en los dos casos.

Pero una diferencia de la empresa solidaria es que prevalece la solidaridad, la cooperación y la justicia, hacia el interior y exterior de la misma. La actitud de los propietarios de las empresas es la misma con quienes trabajan en ella y con quienes están alrededor de su entorno, como la comunidad y el medio ambiente.

Para promover y proteger a las empresas solidarias la participación del estado es fundamental: un ejemplo positivo al respecto es el Ecuador, país en el que además se ha dictado una ley especial para este tipo de empresas. Los gobiernos municipales también tienen un papel importante que jugar en este tema; un buen ejemplo a este nivel es la Alcaldía de Tecoluca en el Bajo Lempa, en El Salvador, que ha apoyado la conformación del grupo y participa activamente en sus decisiones.

En la región, ¿cuándo empezó el concepto de economía solidaria y hasta dónde hemos llegado hasta hoy?

La utopía de la economía solidaria viene desde hace más de 20 años. Quizás no con este nombre; con otros nombres como economía de trabajo, economía de la pobreza, economía popular, pero siempre con el concepto que la persona que trabaja prevalece sobre el capital. Hay gente que ha dedicado toda su vida al tema: por ejemplo Aquiles Montoya aquí en El Salvador, Orlando Nuñez de Nicaragua, Luis Razeto en Chile. ¿Por qué no se conoce tanto las experiencias y el tema? Porque los medios de comunicación son primordialmente capitalistas y difunden esa forma de pensar. Y son muy pocos los medios de comunicación alternativos que difunden este otro modo de pensar y de entender el mundo.

¿Cuales son las perspectivas?

En el corto plazo esas experiencias siguen siendo marginales porque la economía capitalista domina de forma hegemónica en el mundo. Existen muchos esfuerzos para la economía solidaria, pero todavía son marginales comparados con la economía capitalista. En el mediano plazo vamos a seguir caminando pero es un camino largo porque cuando alguien es hegemónico y tiene el poder, tiene los medios para imponerse. Se necesita construir un contra poder fuerte y solidario para que la economía solidaria deje de ser marginal. Es una lucha que apenas empieza, pero que desde mi punto de vista va en camino de crecer y extenderse.

Ana Lilian Vega nos habla también aquí de algunas experiencias exitosas de economía solidaría en la región.

Sí, existen experiencias exitosas que están en marcha también.

– En Bajo Lempa, en comunidades que surgieron de la repartición de tierras producto de los Acuerdos de Paz en El Salvador, varias comunidades han logrado organizarse para resolver problemas de la vida cotidiana que van desde el acceso al agua, a la vivienda, a la salud y al empleo a través de la puesta en marcha de empresas solidarias. Cuentan con una organización social de base muy fuerte y con mecanismos de participación activa tanto de los hombres como de las mujeres.

– En Honduras la red de comercialización “Red Comal”. Tiene presencia en todo el país, han logrado ser un actor que puede negociar con empresas capitalistas fuertes en Honduras. Poseen una red de tiendas comunitarias en las que comercializan la producción de sus socios, además de productos que no son fabricados por ellos. Poseen una moneda propia denominada UDI (Unidad de Intercambios Solidario). Se enfocan en la creación de canales de comercialización comunitarios alternativos y en consolidar la autogestión financiera.

– La Fundación Maquita Cushunchic MCCH Ecuador, surge de una iniciativa de las Comunidades Eclesiales de Base, con el objetivo de lograr la comercialización de bienes y servicios en los sectores con menos recursos del país, que se encuentran excluidos de los mercados capitalistas, principalmente en zonas rurales o urbano marginales.

– Un esfuerzo por lograr mayor integración económica solidaria entre los pueblos es la RELACC, Red Latinoamericana de Comercialización Comunitaria, una red con presencia en todos el continente latinoamericano (REMECC México, REMACC Guatemala, COMAL Honduras, CORDES El Salvador, RENICC Nicaragua, PROCOSOL Panamá, REDCOM Colombia, RELACC Perú, RENACC Bolivia, MCCH Ecuador, FUNDECA Paraguay y CORPROCE Ecuador). Sus socios son las Redes Nacionales de Comercialización Comunitaria integradas por organizaciones de productores, de consumidores, artesanos e instituciones de apoyo y servicios. También mantiene vínculos de coordinación en: California, República Dominicana, Argentina, Costa Rica, Uruguay y Brasil del Sur.

RELACC guía su accionar en un conjunto de valores y principios de la economía y la comercialización solidarias, con el objetivo de provocar compromiso y mística con el pueblo marginado y reforzar la práctica de la solidaridad en el comercio.

En Ecuador, Colombia, Argentina y Chile existen experiencias exitosas poco conocidas. Las empresas solidarias surgen y funcionan como tal en muchas partes del mundo, y a pesar de sus tropiezos es una realidad que sigue funcionando. Falta llevar a cabo una buena labor para que esas experiencias se extiendan y difunden.

Ver también: RIPESS LAC (Red Intercontinental de Economía Social y Solidaria de Latinoamérica y el Caribe)

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