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Ley de Economía Social y Solidaria en México / Ciudadanía económica

Por José Luis Gutiérrez Lozano Habiendo hecho de la avaricia el eje de su motivación, el capitalismo expresa su destino llevando al ser humano a caer en sus propias trampas. Desde el siglo XVIII el padre de la economía, Adam Smith afirmó que la avaricia y el egoísmo constituían la base de la mano invisible […]

24 octubre 2012

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Por José Luis Gutiérrez Lozano

Habiendo hecho de la avaricia el eje de su motivación, el capitalismo expresa su destino llevando al ser humano a caer en sus propias trampas. Desde el siglo XVIII el padre de la economía, Adam Smith afirmó que la avaricia y el egoísmo constituían la base de la mano invisible que hacía moverse a la economía. Smith explicaba que el panadero no fabrica pan por querer alimentar a sus vecinos, sino porque sabe que vendiéndolo puede satisfacer sus propias necesidades y sus caprichos. Es la avaricia la razón del capitalismo para provocar el crecimiento económico. Pero aquéllo que induce a todos a competir, con el deseo de explotar simultáneamente cualquier oportunidad para allegarse de satisfactores a cualquier costo, es lo que ha hecho explotar la economía.

A pesar de que las raíces de la economía solidaria datan de la misma época, la cultura occidental privilegió en materia económica la competencia por encima de la cooperación. Como herencia de las revoluciones que respondían los principios de libertad, igualdad, fraternidad, tales como el movimiento de independencia de los Estados Unidos, la Revolución Francesa, la constitución de Cádiz y prácticamente todos los movimientos independentistas de América Latina, las estructuras sociopolíticas prometían una clase de utopía generosa e ingenua. No obstante, tales afanes fueron frustrados por la ideología del progreso que, al asimilarse en la economía en aras del desarrollo del capitalismo comercial, olvidaron pronto estos planteamientos iniciales.

Como resultado, provocaron e incrementaron con el paso de los años la vulnerabilidad social de una enorme cantidad de minorías que sumadas, hoy hacen mayoría. Ante tal avance de la desigualdad se desarrollaron ideologías y conceptualizaciones políticas según las cuales el “Estado social” podría hacerse cargo de la solidaridad, estableciendo estos modelos a la vez como complemento y correctivo del capitalismo comercial. La idea de que la economía podía ser conducida por el capitalismo comercial, mientras que el Estado se ocupase del conjunto de la cuestión social prevaleció desde finales del siglo XIX y durante casi todo el siglo XX.

Conforme se ampliaba y profundizaba la democratización de las sociedades a finales del siglo pasado, el anhelo de justicia e igualdad fue ganando nuevamente terreno. Vino primero la debacle de los regímenes llamados comunistas, pero la ampliación de libertades y oportunidades hizo evidente la otra opresión: la del capitalismo sobre el crecimiento personal y colectivo. La cara más visible de la crisis sistémica, el quebranto financiero-bancario, cumple ahora cuatro años. La movilización popular globalmente extendida evidencia que son los paradigmas del individualismo, la apropiación excluyente, la invisibilidad social de quienes no actúan como consumidores y la desatención a los vulnerables, lo que genera, replica, concentra y agudiza los problemas actuales.

La comprensión de que muchos de los problemas sociales tienen su origen y explicación en una organización injusta de la realidad, es lo que hoy en día da pie a una profunda revisión de lo que no ha funcionado en los últimos 250 años. Se hace evidente que la causa de las crisis y los problemas sociales tiene una explicación estructural; de que la pobreza es evitable y superable, y que la acción civil debe concentrarse en la necesaria superación del uso patrimonialista, faccioso y autoritario de las instituciones. Ante ello sólo hay una solución viable: la reconstrucción del tejido social –de hecho y de derecho–, para la ampliación de los espacios públicos en los que se construyen los significados de lo propio y lo común y el goce de las instituciones del Estado como un bien público.

De hecho, la próxima administración mexicana tiene como reto ganarse la legitimidad que garantiza el reconocimiento popular, apoyando, acompañando, asesorando y fortaleciendo la capacidad de las personas a alcanzar mejores condiciones de vida en el campo, en las fábricas, en las ciudades.

En cuanto al derecho, se requiere aprovechar un marco legal que favorezca la transformación social con una nueva visión económica como lo es la Ley de la Economía Social y Solidaria (LESS). En efecto, esta ley, a la que apenas se están reconociendo y destacando sus virtudes y potencialidades, es una de las primeras leyes en la materia no sólo en el continente, sino en el mundo.

Esta ley nace este año después de una constante y larga lucha civil de 18 años llevada a cabo por varios colectivos sociales, como la ley reglamentaria del párrafo séptimo del artículo 25 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Rompiendo con el paradigma de que el desarrollo económico por sí solo permite remontar la escasez y la pobreza, tendrá que instrumentarse el año próximo reconociendo la importancia del sector social de la economía.

Dice textualmente la Constitución: “La ley establecerá los mecanismos que faciliten la organización y la expansión de la actividad económica del sector social: de los ejidos, organizaciones de trabajadores, cooperativas, comunidades, empresas que pertenezcan mayoritaria o exclusivamente a los trabajadores y, en general, de todas las formas de organización social para la producción, distribución y consumo de bienes y servicios socialmente necesarios.”

No hay que ignorar ni menospreciar, sin embargo, las tensiones que en esta nueva visión podrán continuar imponiendo el Estado y el Mercado. En muchos casos, la relación con los gobiernos aún está marcada por la desconfianza, el intento de control y el sometimiento. En otros, el interés de las grandes compañías con visión capitalista tradicional, sin dejar de ganar en su actividad cotidiana, continuarán promoviendo utilitariamente su propia imagen de compromiso con lo social.

PD. Amables lectores, estaré comentando la LESS este viernes 26 de octubre a partir de las 10 AM, Hotel Quality Inn, Centro, Aguascalientes, Ags.
 

ciudadanía.economica@gmail.com                Twitter: @jlgutierrez

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