Feminismos

Por unas relaciones económicas que defiendan la sostenibilidad de la vida

Por Blanca Crespo para el blog mecambio de ElSalto El pasado 7 de octubre tuvieron lugar las Jornadas Estatales de Economía Feminista. Hablamos con Yolanda Jubeto Ruiz y Zaloa Pérez Hernandorena, representantes de ekoSolFem REAS Euskadi y asistentes en el encuentro para saber lo que allí se coció. La perspectiva feminista se abre paso en […]

31 octubre 2017

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Por Blanca Crespo para el blog mecambio de ElSalto

El pasado 7 de octubre tuvieron lugar las Jornadas Estatales de Economía Feminista. Hablamos con Yolanda Jubeto Ruiz y Zaloa Pérez Hernandorena, representantes de ekoSolFem REAS Euskadi y asistentes en el encuentro para saber lo que allí se coció.

La perspectiva feminista se abre paso en cada vez más encuentros y congresos de diversa índole, que comienzan a apostar por integrar, de manera más o menos transversal, la perspectiva feminista en sus programas. Los feminismos, por su parte, han ido construyendo en las últimas décadas su senda particular de encuentros propios, para seguir profundizando en sus múltiples ámbitos de desarrollo. El plano económico, que es el que nos compete, no es una excepción, y muestra de ello encontramos las las Jornadas Estatales de Economía Feminista que han tenido lugar recientemente.

Este encuentro nace…

El origen de este encuentro de Economía Feminista (EF) se remonta a las IX Jornadas de Economía Crítica celebradas en Madrid en 2004, jornadas bianuales que reúnen aportaciones críticas al modelo económico actual, y que reflexionan sobre propuestas económicas alternativa. En 2014, en el taller de economía feminista, se planteó la necesidad de disponer de más tiempo para seguir debatiendo sobre los temas que más nos preocupaban desde una mirada crítica feminista. Con ese objetivo en mente, se propuso realizar un congreso propio, bianual también, que reflejara las temáticas sobre las que estamos reflexionando en la actualidad, y que nos permitiera compartir nuestras inquietudes, investigaciones y propuestas de transformación social tanto teóricas como prácticas.

Bilbao asumió la propuesta y organizó el primer congreso de economía feminista del estado español en 2005, cuyo objetivo principal fue analizar “Las falsas fronteras de la economía: más allá del mercado” dados los límites impuestos por la teoría económica ortodoxa al estudio y propuestas realizadas en nombre de la economía. A partir de ahí, bianualmente nos hemos reunido en Zaragoza, Baeza, Carmona y Vic, y realizado dos jornadas en Madrid. En todos estos encuentros se ha evidenciado la necesidad de transformar el sistema económico actual, dadas sus bases clasistas, heteropatriarcales y etnocéntricas con un fuerte sesgo racista, así como superar el imaginario colectivo construido por la ciencia económica ortodoxa.

En síntesis, su objetivo principal es contribuir en la construcción de unas relaciones económicas que defiendan la sostenibilidad de la vida de todas las personas del planeta, respetando la diversidad humana y superando los prejuicios androcéntricos, clasistas y raciales existentes, siempre en armonía con la naturaleza.

¿Está de moda la economía feminista? ¿Qué relación y lugar mantiene esta disciplina con los feminismos?

Lo que ha venido a llamarse Economía Feminista tiene una larga trayectoria que se desarrolla en paralelo al pensamiento económico, aunque es cierto que es en los años 70 del pasado siglo cuando adquiere mayor fuerza la crítica metodológica y epistemológica que la EF hace a las tradiciones económicas existentes. La EF ha desarrollado teoría y marcos de análisis que amplían la mirada sobre la economía más allá de los límites estrechos del mercado. Desarrollar y proponer esta nueva perspectiva en economía (superando el sesgo androcéntrico de la economía convencional) ha sido, probablemente, una de las aportaciones más importantes de la llamada economía feminista.

En un momento de cuestionamiento del sistema capitalista, la EF se ha identificado como un pilar en la construcción de alternativas, y nos ha aportado nuevos paradigmas transformadores como el paradigma de la Sostenibilidad de la Vida. Hay que tener en cuenta que la apuesta por poner en el centro de análisis y toma de decisiones los procesos que hacen posible la vida es una apuesta fuerte de los feminismos y un aporte importante de la economía feminista. Siguiendo a Amaia Pérez Orozco, poner la sostenibilidad de la vida en el centro implica plantearse dos ejes de preguntas:

  • ¿Cómo estamos sosteniendo la vida? ¿qué cosas van mal en ese sostener (o dejar caer) la vida? ¿qué cambios queremos hacer?
  • ¿Qué vida estamos sosteniendo? ¿Cuáles son nuestras expectativas de vida? ¿a qué llamamos vida que merece ser vivida/sostenida/rescatada? ¿qué nos parece que va mal en la noción hegemónica de vida y qué contrapropuesta planteamos? ¿qué queremos cambiar en las expectativas de vida de la gente?

Sin embargo, equiparar los aportes del feminismo con esta apuesta corre el riesgo de dejarse fuera otros temas que para los feminismos son clave y que en la idea de sostenibilidad de la vida no tienen tanta fuerza o, por lo menos, no la han tenido hasta ahora. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la violencia machista, los derechos sexuales y reproductivos o la libertad sexual.

¿Qué pinta la economía solidaria en un encuentro de economía feminista?

Desde la perspectiva de economía crítica, la Economía Social y Solidaria (ESS) comparte con la EF la reformulación conceptual de la economía, que sitúa a las personas y su calidad de vida en el centro de la actividad económica. Ambas corrientes parten de una crítica a la economía convencional, y desde esa crítica apuestan por construir otra economía más justa, equitativa y sostenible. Existen fuertes vínculos entre ambas que consideramos deben seguir siendo explorados para construir aportaciones teóricas que refuercen el discurso, pero también con el propósito de fortalecer las prácticas de las organizaciones y entidades de la ESS desde los feminismos y potenciar así su capacidad transformadora. Y es precisamente aquí donde se encuentra una de sus mayores potencialidades de la ESS para contribuir al proyecto feminista de construcción de sociedad no sexista ni patriarcal y es que, además de ser un enfoque crítico de la economía, es una práctica económica alternativa que está presente en todos los ámbitos del ciclo económico. En la búsqueda de alternativas al actual modelo neoliberal, la ESS aporta un rico abanico de iniciativas socioeconómicas diversas que funcionan ajenas a la competitividad de los mercados, rescatando lógicas de funcionamiento basadas en la reciprocidad, la solidaridad y la cooperación. Y en este repertorio de prácticas de la ESS podemos encontrarnos con aquellas que en ocasiones complementan a la economía capitalista, muchas otras que cohabitan con ella y otras -en menor medida pero en crecimiento- que la sustituyen, o al menos, buscan la máxima desconexión posible del sistema.

En todas ellas, en cualquier caso, y junto con las aportaciones de otros movimientos sociales y económicos críticos, se apuntan los perfiles de lo que podría ser un nuevo modelo económico y político post-capitalista. Por tanto, la ESS ofrece un espacio de práctica económica alternativa, un laboratorio donde experimentar nuevas formas de hacer y que tiene un enorme potencial para favorecer el acceso de las mujeres a trabajos remunerados dignos, formas de organización menos jerárquicas y más flexibilidad en la organización del trabajo.

Sin embargo, si no transformamos las estructuras que todavía se sustentan en relaciones heteropatriarcales y generacionales, y si no intervenimos en el ámbito privado y avanzamos en fórmulas corresponsables para sostener la vida, todo este potencial de la ESS se puede convertir en una trampa para las mujeres. En este sentido, uno de los debates fundamentales se centra en la necesidad de abordar la despatriarcalización en las propuestas y organizaciones de la ESS: qué otras prácticas, otros liderazgos, otras relaciones, otras organizaciones… deben construirse para seguir avanzando en la alianza EF y ESS.

Por último, la ESS también es un movimiento social que cuestiona el sistema económico imperante y propone su transformación, articulándose en estructuras de trabajo a nivel local, regional y global. Su principal reto es lograr que experiencias a menudo consideradas como testimoniales logren, junto a otros moviemientos sociales, contribuir a la transformación social y al surgimiento de un nuevo modelo socioeconómico. En este sentido, la articulación con el movimiento feminista nos parece estratégica, porque no hay propuesta alternativa que se construya sin transformar las relaciones de poder y desigualdad entre mujeres y hombres. La confrontación con el patriarcado es fundamental para la construcción de propuestas alternativas a la actual y la situación de las mujeres debe, todavía a día de hoy, ser reconocida, denunciada y enfrentada.

En este sentido, espacios de encuentro entre la ESS y el movimiento feminista son una potencia porque son un espacio en el que podemos pensar juntas, crear juntas, imaginar otras formas de hacer.

¿Cuáles fueron los principales debates y conclusiones del encuentro?

El Congreso se articuló en torno a dos mesas de debate y una asamblea final.
La primera de las mesas, titulada «Desde la teoría a las resistencias: enfoques y perspectivas», tenía un enfoque principalmente teórico, y en ella  presente la ESS como enfoque crítico de economía, por todas las vinculaciones que existen entre ambas teorías críticas. La segunda de las mesas, «Desde la acción política feminista: instituciones y sociedad civil organizada transformando realidades», tenía una perspectiva más práctica y aquí la ESS venía a contribuir desde su práctica económica alternativa.

Entre las ideas fuerza destacaríamos a importancia de comprender los procesos globales (tratados internacionales, sistema impositivo sobre el capital, etc.) de la economía capitalista y heteropatriarcal para, desde ahí, poder establecer conexiones con lo concreto (nuestros cuerpos y nuestras vidas). Esta mirada, desde lo más amplio y de nuevo a lo local, nos va a permitir articular las desigualdades y violencias que se encuentran interconectadas así como nos ofrece la posibilidad de de-construirlas. Se considera fundamental continuar revisando críticamente la economía convencional desde la mirada feminista para poder, a partir de ese análisis, seguir construyendo nuestra alternativa, abordando todas las cuestiones económicas desde todos los niveles; desde lo más micro hasta lo macro, desde lo local hasta lo global. Además, se enfatizó la necesidad de transitar desde ya hacia otros modelos alternativos. El cambio climático pero también la pobreza de un número cada vez mayor de población, la “extracción” de los cuerpos de las mujeres para mayor beneficio del capital, las violencias machistas como forma de control de las mujeres en este modelo desigual… son temas que requieren respuestas urgentes. Para impulsar estas transiciones necesarias se planteó la importancia del diálogo de saberes entre distintas disciplinas, esferas  y tipos de conocimiento (personas que tienen experiencia y aquellas que poseen conocimiento teórico), incorporando así mismo visiones periféricas.

Por otro lado, se abordó la importancia de que todos los agentes estén presentes en el cambio hacia sistemas socioeconómicos más justos, empezando por las instituciones públicas que son quienes tienen que velar por el principio de igualdad y de equidad.

Por último, se señala la necesidad de que el movimiento feminista confluya con otros movimientos y establezca alianzas con el ecologismo social, la economía social y solidaria, los movimientos anti-colonización.

Hubo otros debates que tuvieron también una presencia importante, como el de los cuidados, que fue uno de los ejes sobre los que más aportes se hicieron. En concreto se propuso debatir sobre la desmercantilización y despatriarcalización de este ámbito y sobre la obligatoriedad del cuidado para muchas mujeres: el derecho a no cuidar y la libertad individual para elegir así como lo prioritario del autocuidado y lo interesante de ubicar estos debates en marcos más colectivos.

El eje urbano-rural fue otro de los aspectos más señalados. Se propuso trabajar sobre qué significa la EF en los entornos rurales y urbanos, ampliando nuestro conocimiento sobre lo que sucede en lo rural y la presencia de las vidas de mujeres rurales en la construcción de economía feminista. Se proponía avanzar en la definición de propuestas desde la EF que trascienda esa dicotomía entre urbano y rural.

También se señaló la necesidad de incorporarnos a ciertos debates relacionados, por ejemplo, con las bioeconomías, la gestación subrogada o la soberanía tecnológica, porque la EF nos da herramientas para construir un posicionamiento en torno a todo estos temas y necesitamos continuar avanzando en la construcción colectiva y en el debate.

Ahora, ¿hacia dónde?

Lo primero celebrar que la Cátedra de Economía Feminista de la Universitat de Valencia se haya propuesto para ser el lugar en el que realizar el siguiente congreso de Economía Feminista previsto para 2019.

Se proponía, además, hacer algún encuentro intermedio en 2018, ante la necesidad constatada de que tenemos que generar espacios y momentos para el debate entre Congresos que nos ayuden a avanzar en la construcción de propuestas de manera más colectiva. En este marco, se está valorando poner en marcha una Escuela de Economía Feminista, como una forma de continuar vinculadas y como herramienta para ir ampliando las propuestas de la EF.

Desde la perspectiva del movimiento de la ESS creemos que son varias las líneas de trabajo que se nos abren. En primer lugar, continuar avanzando en los procesos de despatriarcalización y desmercantilización que estamos impulsando, para lo cual es fundamental construir alianzas feminista dentro del propio movimiento de la economía solidaria. Por otro lado, tenemos que construir una alianza con el movimiento feminista y avanzar en un reconocimiento mutuo como sujetos de transformación socioeconómica.

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