Varios

El reto de generar empleo en el contexto actual

Por Enrique del Río (Acociación Proempleo) 1.  El panorama: Más de doscientas treinta mil empresas han cerrado en España desde que se destapó la mal llamada crisis económica; sucesivas medidas de austeridad con el pretexto de reducir el déficit público, con sus consiguientes consecuencias de desactivación de la inversión pública y la contención del empleo público; […]

27 septiembre 2013
Etiquetas:

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

Por Enrique del Río (Acociación Proempleo)

1.  El panorama: Más de doscientas treinta mil empresas han cerrado en España desde que se destapó la mal llamada crisis económica; sucesivas medidas de austeridad con el pretexto de reducir el déficit público, con sus consiguientes consecuencias de desactivación de la inversión pública y la contención del empleo público; reforma laboral aprovechando la psicosis de crisis que nos hace retroceder  más de treinta años atrás en cuanto a derechos, estabilidad y condiciones de trabajo,  implantación de “minitrabajos” con contratos por horas y hasta por minutos, e incluso la presión patronal para que haya “hiperflexibilidad”.

Así hasta contemplar que hemos llegado a más de seis millones de desempleados y más de un millón de familias que no tienen a ninguno de sus miembros empleados que puedan aportar ingresos económicos. Si a eso añadimos el escaparate político incapaz de infundir perspectivas positivas o signos de propósito de enmienda, el panorama que se nos presenta, y no solo en lo que respecta al empleo, es bastante preocupante.

Cierto es que hay muchas experiencias positivas, fruto de iniciativas de entidades sociales soportadas por grupos de ciudadanos organizados y sensibles, que acometen proyectos de inserción para población con graves carencias sociales, e igualmente hay algunos ayuntamientos que hacen todo lo posible por generar puestos de trabajo a partir de satisfacer necesidades reales de la población. Sin embargo nuestro problema es de cantidad, de proporciones enormes y estructurales. Esas dimensiones no pueden resolverse sólo con iniciativas aisladas, por muy eficaces que éstas sean y por mucho mérito que tengamos al realizarlas contra corriente en un mercado hostil e injusto.

2. Los cuestionamientos: Es evidente que el desempleo no es fruto de un accidente circunstancial, sino la consecuencia de una manera de entender el desarrollo económico, el concepto de trabajo y empresa, el funcionamiento del mercado y sus relaciones económicas. Ante este panorama hay que preguntarse ¿Es realmente posible generar empleo suficiente para tanta población desempleada? ¿Se puede llamar empleo a cualquier condición por inhumana e injusta que sea, con tal de recibir alguna remuneración económica?

Nuestro problema es de enfoque. ¿Tenemos todas nuestras necesidades materiales, educativas, culturales, sanitarias, etc., cubiertas, y por eso no hace falta que haya más gente trabajando para satisfacerlas? ¿Acaso hay desempleados porque no hay trabajos y tareas en que emplearse? Dicho de otra manera: ¿cómo se explica que habiendo miles de necesidades sin cubrir, tengamos sin trabajar a esos millones de personas que podrían responder satisfactoriamente a esas necesidades?

3. El corsé cultural: Si las soluciones fueran fáciles, ya se habrían puesto en marcha, pero hay barreras culturales que impiden abordar el tema del desempleo con perspectivas más amplias y con rigor y, por otra parte, hay demasiados intereses económicos por parte de los que controlan la economía, como para tomar medidas que vayan a la raíz del problema.

Si no nos salimos de la lógica cultural económica que nos encorseta, no podremos dar solución a la falta de empleo, porque es la propia lógica económica la que genera progresivamente ese desempleo. Resumiendo mucho esa lógica funciona así: las empresas no contratan trabajadores si no obtienen beneficios y para tener beneficios precisan de dos elementos claves: 1) que el precio de venta de su producto o servicio sea significativamente superior a los costes que le ocasiona la elaboración de ese producto o servicio, y 2) que tenga suficientes consumidores que adquieran su producto o servicio. Claro que para que le compren su producto, tiene que ser a unos precios más baratos que sus competidores en el mercado. ¿Y qué tipo de empresa puede hacer eso? Dificilísimo en un mercado globalizado donde las grandes empresas imponen los precios de las materias primas, de los transportes, de los salarios y del consumo… Y deslocalizan el trabajo en función de los países donde los trabajadores ganen lo menos posible, de manera que ponen en los mercados los productos a unos precios imposibles de competir por las empresas locales. Muchas empresas locales ven como único recurso para competir y subsistir, el reducir sus costes para tener un margen de beneficio y, claro está, reducen la mano de obra y/o sus condiciones de trabajo (más trabajo por menos dinero). Y las que no pueden hacerlo cierran.

Este concepto de empresa, que unifica esos dos aspectos claves de a) la rentabilidad económica a costa de lo que sea (olvidándose de la rentabilidad integral que supone producir solamente lo necesario para satisfacer las verdaderas necesidades de la población, respetar la naturaleza, desarrollarse como personas en el trabajo, etc.) y b) el consumo (la cultura del consumir insaciable para tener de todo), es el ADN del sistema económico capitalista. Y ese modelo lleva implícito tratar a las personas como simples consumidores y productores. Por ello, mientras no toquemos este ADN nada importante cambiará, por muchos servicios de empleo que montemos.

La ciudadanía (mayoritariamente), somos cómplices inconscientes o por omisión de esa forma de funcionar la sociedad, porque hemos renunciado a gestionar la economía y la cultura. Hemos asumido que trabajo es igual a que nos contraten, sin entender que trabajo es igual a organizarnos para responder a las necesidades nuestras y de toda la población, a través de una actividad productiva económica. Para tal objetivo no precisamos que nos contraten, sino organizarnos, porque lo que está en crisis es el empleo, no el trabajo. Trabajo hay de sobra si lo enfocamos para producir riqueza y mejorar la calidad de vida de todo el mundo. El trabajo, cuando se secuestra bajo forma de empleo, se convierte en una mercancía más, con la que se puede especular.

La dimensión política tiene mucha importancia como soporte y como articuladora de una manera de funcionar de la economía y la cultura, pero hemos perdido demasiado tiempo intentando controlar la política pensando que desde ahí se cambiaría el modelo de sociedad. Y los verdaderos poderes económicos han tenido que disfrutar viendo como nos entreteníamos en reivindicar espacios políticos y mejoras económicas, sin atrevernos a plantear el tema de fondo que es gestionar la economía, o sea autogestionar la producción, la planificación y el consumo, así como las relaciones económicas entre todos los colectivos, localidades, comarcas, regiones, países, etc.  Claro que desde las instancias políticas se puede acelerar mucho este proceso, en los casos donde los dirigentes políticos favorezcan y representen los intereses reales de la ciudadanía, sin interpretarlos, sino escuchándoles y colaborando mutuamente.

4. Los retos para generar trabajo/empleo:
a) Tenemos que reapropiarnos de la economía y gestionarla en función de responder a las necesidades más profundas de todas las personas. Supone crear otro tipo de empresas que conecten con las necesidades de la población empezando por la local y cercana y generar un mercado social donde autosatisfacernos de todas nuestras necesidades sin que el mercado global nos imponga los precios. Esa experiencia de otro modelo de empresas más democráticas, más humanas, más justas, ya se está realizando en varios puntos del territorio Español, y en ellas ya se está asegurando el trabajo estable, además del desarrollo de las capacidades de las personas que trabajan y asumen la responsabilidad de decidir y gestionar, que es algo más que cumplir un horario. Estamos hablando de más de 15.000 personas que ya asumen ese reto en España.

Por otra parte, la puesta en marcha de decenas de experiencias de monedas sociales en España y cientos en otros países, que facilitan el acceso al consumo a personas y familias en situaciones de escasez, y el crecimiento de los mercados sociales, está permitiendo que muchas personas se organicen su propio trabajo para ponerlo a disposición de estos mercados, abriéndose otras perspectivas de trabajo que las de esperar que te llamen para contratarte.
La reciente experiencia de las Ferias de Economía Solidaria (Madrid, Barcelona, Zaragoza), con decenas de miles de personas involucradas, tanto en producir individual y colectivamente, como en consumir organizada y responsablemente, augura un futuro esperanzador al ir cambiando la cultura de la población aunque aún sea minoría, porque rompe al ADN de la empresa al servicio del capital y acerca a la ciudadanía a asumir responsabilidades frente al consumo, al mercado y al trabajo.

b) Unos objetivos claros
Para avanzar en esta misma línea son imprescindibles planes de desarrollo local hechos con la población que quiera participar. No hay generación de trabajo y riquezas sin planes de desarrollo pensados desde un territorio abarcable y sin empresas y población organizada que los hagan funcionar.

Necesitamos personas comprometidas con estos planteamientos de desarrollo local, dispuestos a emprender las empresas que sean necesarias para satisfacer todas las necesidades de la población. Y que se articulen con el resto de grupos organizados para gestionar el mercado social, donde coincide la misma ciudadanía planteando por un lado sus necesidades, y por otro, planificando las respuestas necesarias a tales necesidades, y participando en la producción y en la financiación de esas empresas. Es decir con un enfoque de economía social y solidaria que está al servicio de las personas sin dejar de ser rentable integralmente.   

c) Una metodología apropiada

Es posible generar trabajo/empleo a través de la creación de nuevas empresas (al tiempo que otras están cerrando) si observamos el mercado latente (las necesidades sin responder de la población) y no solo el patente (el mercado ya controlado por las necesidades creadas de las grandes empresas).

En concreto, se trata de descubrir cuáles son las necesidades reales de la población, a partir de lo que ya está consumiendo, sea un bien material o un servicio que utiliza, haciendo una especie de inventario de todos los artículos que se consumen y los servicios que se utilizan y cuales no están respondidas.

A partir de realizar territorialmente (en el ámbito de una comarca natural o un barrio o distrito urbano) ese inventario de necesidades, hay que hacer otro inventario de las respuestas que se están dando a cada una de esas demandas y hacer una comparación. Se trata de ver que elementos no están bien atendidos. Cuáles están atendidos y se podrían mejorar.

Del resultado de esa comparación entre necesidad y respuesta podemos hacer un diagnóstico comarcal-territorial de cuales necesidades están mal satisfechas o cuales, aunque estén satisfechas, se podrían satisfacer de otra manera más beneficiosa para todos y todas. Satisfactoria para los vecinos de nuestras localidades y beneficiosa para aquellos que tendrían una oportunidad de crearse su propio trabajo al responder a esas necesidades con eficacia y calidad.

En resumen. En cualquier plan que hagamos para generar trabajo/empleo, hay que unir siempre: emprendedores socioeconómicos comprometidos con este enfoque, trabajo cultural con toda la población y espacios para su crecimiento, mercado social (planificación y articulación de consumidores/necesidades y productores/respuestas) y planes de  desarrollo local que aglutinen todas las respuestas y den dimensión y estructura política a todo lo anterior. Planes autogestionados por la población organizada responsablemente. Todo lo que sea separar estos cuatro elementos, corre el riesgo de reproducir los mismos esquemas que estamos sufriendo actualmente.

Artículos Relacionados

----