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La «tienda» De Balde (promovida por la Red Desazkundea en la Calle Pelota de Bilbao) ofrece objetos gratis, como alternativa al consumismo. [Cristina M. Sacristán] No es una tienda barata o sólo para personas necesitadas. Más allá de Ekorropa -en Bilbao y otros municipios vizcainos, prendas higienizadas y reutilizadas, para proteger el medio ambiente y […]

17 mayo 2011

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La «tienda» De Balde (promovida por la Red Desazkundea en la Calle Pelota de Bilbao) ofrece objetos gratis, como alternativa al consumismo.

[Cristina M. Sacristán] No es una tienda barata o sólo para personas necesitadas. Más allá de Ekorropa -en Bilbao y otros municipios vizcainos, prendas higienizadas y reutilizadas, para proteger el medio ambiente y frenar el consumismo-,

los miembros del movimiento Desazkundea, seguidores del decrecentismo, han pretendido plantar cara a un sistema capitalista que pronuncia las diferencias entre clases, poniendo en práctica la máxima del decrecimiento Menos es más, presentando prendas y objetos que no cuestan ni un euro. «Queríamos mostrar una alternativa al capitalismo, y que se puede vivir de otra manera, que no todo es dinero», coinciden Raquel y Sheida, dos de los miembros de Desazkundea Bizkaia, que se van turnando en esta experiencia piloto.

En realidad, existen otras tiendas de este talante, en Iruñea, Madrid y Sevilla, y en Rekalde está el local Hartu nahi duzuna. Por tanto, el término «tienda», que pertenece a un campo «más comercial», no satisface a estos decrecentistas, que prefieren hablar de un «espacio sin coste», puntualiza Junkal. Son voluntarios que se van turnando y abren los lunes, jueves y viernes, pues este establecimiento de la calle Pelota del Casco Viejo, perteneciente a la ONG Mundubat, «estaba infrautilizado», y lo comparten con otros grupos de consumo, que se reúnen en él los martes y miércoles.

El movimiento decrecentista entiende que el sistema capitalista agrede los recursos naturales, dejándolos exhaustos; que no prioriza lo humano sobre lo material, que no se fundamenta en el respeto a las personas y el entorno y que persigue un enriquecimiento crematístico, no personal. Frente a esta tendencia, y ante las claras muestras de lo falible del capitalismo en estos años de virulenta crisis, el decrecimiento -en Euskadi, Desazkundea- plantea fórmulas de «autogestión, reutilización, apoyo mutuo, solidaridad, deslocalización del mercado convencional, justicia social, mínimo desgaste de los recursos naturales, prioridad de la persona frente al dinero…», enumeran para DEIA.

Por todo ello, y reunidos en asamblea, en junio del pasado año decidieron, en un primer momento, plantear el secular método del trueque -que se viene popularizando en los llamados bancos de tiempo-, pero entendieron que la gratuidad facilitaría el acceso a las personas con más dificultades. «A todos nos sobran cosas, y aquí tienen una utilidad», explican sus promotoras, que no empleadas, aclaran. Cualquiera puede acudir a De Balde y colgar alguna prenda o complemento que esté en buen estado, limpia, con percha. También puede aportar otros objetos, entre ellos discos y libros. Cualquiera puede llevarse hasta tres cosas, «si las necesita», proclama Desazkundea, al tiempo que sugiere que se comparta «únicamente ropa de temporada», algo que en estas primeras tres semanas de funcionamiento de De Balde está resultando más anárquico, «hasta que nos organicemos», comentan Raquel, Junkal y Sheida.

Así, por ejemplo, en las primeras semanas de funcionamiento han detectado que ha acudido más gente «a dejar cosas que a cogerlas, suponemos que hasta que nos demos más a conocer», razonan las tres compañeras. Hasta ahora, añaden, se acercaría sobre todo «gente más sensibilizada» por el medio ambiente, la cooperación, el decrecimiento… Así, una conocida les aconseja cómo colocar de forma más visible las ropitas de niños, con su bebé en brazos y mientras ojea qué le puede interesar. Gorka, de Tas-Tas irratia, que las entrevistó recientemente, se lleva algunos CD, mientras su hijo mira varios cuentos. «Nos van dando ideas y vamos dándole forma; faltan baldas, por ejemplo», explican las voluntarias, quienes prefieren «que esto vaya creciendo con las aportaciones de todos», con el objetivo último de que «guste la idea y se creen nuevos De Balde en otros lugares», señala Raquel.

Anticapitalistas

Efectivamente, esta iniciativa tiene como fin que «esto sea un acicate, un espacio crítico donde abrir el debate» sobre otras formas de consumo, coinciden las representantes de Desazkundea, quienes, además, no quieren protagonizar este local en el que van rotando voluntarios, «y cuantos más seamos en el futuro, menos se quemará la gente, y más aportaciones habrá. Se trata de que participe cuanta más gente mejor, que se lo pase bien y se comprometa», entienden.

Desazkundea está compuesto por personas y colectivos de muy diferentes pelajes, desde ecologistas, grupos sociales de Bilbao, sindicalistas… Sus orígenes son diversos, pero tienen en común que quieren mejorar este mundo, que sea un espacio más «respetuoso, con las personas y con la naturaleza», y para ello conciben que hay que frenar el capitalismo, y «mostrar a la gente que no depende tanto del dinero». Por ejemplo, una chica de México los ha incluido en su blog, narra Sheida. Raquel se congratula: «Si damos la idea, que pongan algo parecido en otro lugar». No les gusta el término comercio y sí «intercambio de cosas, apoyo mutuo, solidaridad» y desean el decrecimiento para el Norte y para el Sur. Para ello, suelen movilizarse y organizan jornadas, por ejemplo en Bilbogune. Y tiendas donde todo es gratis.

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