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Susan George llama a ser embajadores contra el TTIP

La conocida investigadora y activista Susan George estuvo el martes en Donostia. Dio una conferencia en la iglesia del museo San Telmo titulada: «Los usurpadores: cómo las empresas multinacionales toman el poder», en la que repasó punto por punto el acuerdo que negocian secretamente Estados Unidos y la UE. Comenzó advirtiendo que iba a dar […]

30 noviembre 2015
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La conocida investigadora y activista Susan George estuvo el martes en Donostia. Dio una conferencia en la iglesia del museo San Telmo titulada: «Los usurpadores: cómo las empresas multinacionales toman el poder», en la que repasó punto por punto el acuerdo que negocian secretamente Estados Unidos y la UE.

Comenzó advirtiendo que iba a dar «muchas noticias malas» e inmediatamente entró en materia analizando los principales aspectos del Tratado de Libre Comercio Transatlántico (TTIP por sus siglas en inglés). Con la voz quebrada por un resfriado, pero con tono firme, la autora del ‘Informe Lugano’ definió el TTIP como un «tratado entre las élites políticas y las grandes corporaciones transnacionales», ya que, aunque en su nombre hayan incluido la palabra comercial, no son ésas precisamente las cuestiones más importantes. Comentó que actualmente los aranceles no son mayores del 2-3% y una rebaja significativa no alterará el volumen.

Sin embargo, hay dos sectores en los que hay diferencias importantes: en el sector de automoción y, especialmente, en la regulación de la agroindustria, ya que, por una parte, los aranceles son más elevados, del orden del 12-14%; y por otra, Estados Unidos mantiene una regulación más laxa, permitiendo el uso de organismos genéticamente modificados, harinas animales, etc. Apuntó que mientras Estados Unidos cuentan con 2,2 millones de granjas, en la UE son casi 14 millones con lo que el impacto en Europa puede ser notable.

Arbitraje para inversiones

Aunque el nombre del tratado no recoge la palabra inversiones, George señaló que esa es precisamente la cuestión principal sobre la que versa. Las inversiones mutuas en el área Atlántica ascienden a más de 3 billones de euros. El TTIP va a permitir a los inversores privados acudir a tribunales de arbitraje antes de agotar la vía judicial ordinaria y pleitear contra decisiones de gobiernos que consideren contrarias a sus intereses. De esta forma, las empresas se sitúan por encima de los tribunales ordinarios, lo que en palabras de George supone «privatizar la justicia».

George abundó en esta idea recordando que un procedimiento de este tipo suele costar alrededor de 30 millones de euros, cantidad que deja fuera a la mayoría de Pymes. Esta disposición, además, se extendería no solamente a las nuevas inversiones, sino a todas las ya realizadas, con lo que se amplía enormemente el ámbito para litigar. En palabras de la investigadora, el tratado constituye un «regalo de navidad sin fin» para las firmas de consultoría y abogados.

Al no existir obligación de información sobre estos procedimientos de arbitraje, pocos datos se conocen. George comentó que de los 325 recogidos por ella, un 37% se resolvieron a favor de los estados, mientras un 63% dieron la razón a las empresas, sin que se conozcan detalles sobre las cantidades pagadas; o sobre si son el resultado de fallos de los tribunales o de acuerdos entre las partes al margen del tribunal.

Lobby muy activo

La activista recordó que este tratado hunde sus raíces en un grupo llamado Diálogo Transatlántico sobre Negocios (TABD por sus siglas en inglés) en el que participaban representantes de más de 70 empresas. Creado en 1995, este grupo ha estado presionando para simplificar regulaciones, reducir controles y para participar en calidad de observador en el diseño de nuevas leyes. A partir de 2007 se transformó en el Consejo Económico Transatlántico. Como resaltó Susan George este consejo se define como organismo político aunque no se sabe quién lo ha elegido y además declara que su objetivo es «empoderar al sector privado», como si no tuviera ya suficiente poder y capacidad de influencia.

A preguntas de los asistentes, Susan George afirmó que ya se ha conseguido una gran victoria con la Iniciativa Ciudadana Europea para que la Comisión cancelara el mandato de negociación del TTIP. El trámite exigía recoger 1 millón de firmas y se recogieron más de 3 millones en todo Europa. En cualquier caso –añadió–, poco se puede hacer en el ámbito legal, pero los políticos son bastante permeables a la opinión pública y es necesario mantener la presión contra este ataque a la democracia. Por ello, para finalizar, llamó a la gente a considerarse «embajadores de esta causa».

NAIZ

 

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