Varios

Todavía los cuidados recaen sobre las mujeres

[EDITORIAL] El Consejo de Gobierno que celebró ayer el Ejecutivo de Gasteiz aprobó la orden que regula las ayudas a la conciliación de la vida familiar y laboral para el año en curso. La presencia de este punto en el orden del día permitió conocer los datos relativos a las personas beneficiarias de las tres […]

20 enero 2016

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

[EDITORIAL] El Consejo de Gobierno que celebró ayer el Ejecutivo de Gasteiz aprobó la orden que regula las ayudas a la conciliación de la vida familiar y laboral para el año en curso. La presencia de este punto en el orden del día permitió conocer los datos relativos a las personas beneficiarias de las tres líneas que contempla el Decreto 177/2010 durante el pasado año. En conjunto, las mujeres son las adjudicatarias de estas ayudas en el 92% de los casos.

Los datos hechos públicos ayer dejaron una imagen que urge a la reflexión. La aplastante mayoría de personas beneficiarias son mujeres en los tres ejes subvencionables, tanto en el caso de las líneas relacionadas con el trabajo por cuenta ajena –excedencia o reducción de jornada–, como en el caso de la contratación de personas cuidadoras para hacerse cargo de los hijos. En este último caso resulta indiferente qué miembro de la pareja realiza la contratación de la persona cuidadora y a pesar de ello siete de cada diez son también mujeres. Este pequeño dato –que elimina las repercusiones que pueda tener una decisión de tipo laboral en los presupuestos familiares– da cuenta de que en nuestra sociedad no ha cambiado un ápice la consideración de que los cuidados siguen siendo cosa de mujeres.

Se habla mucho de la necesidad de impulsar un cambio cultural que modifique la forma de entender los roles existentes en las familias y en el modelo de producción, aunque la impresión que queda es que los programas de ayudas a la conciliación –aun siendo necesarios para permitir un cierto desahogo a las familias– no influyen significativamente en ese cambio cultural, cada vez más necesario y urgente para construir una sociedad igualitaria y democrática. Sin renunciar a este tipo de actuaciones, tal vez haya que empezar a dar más importancia a cuestiones concretas que modifiquen el modelo productivo vigente, y entre ellas, las desigualdades en la remuneración del trabajo, los horarios o los servicios públicos. 

GARA

 


 

El cuidado de la familia no es cosa de hombres

Basta con mirar alrededor, con reflexionar sobre nuestra propia situación familiar, con preguntar a cualquier vecina. ¿Quién se ocupa de las niñas y los niños? ¿Y de los familiares dependientes? En la mayoría de los casos, la mujer. Datos aplastantes lo confirman.

Las herramientas de conciliación familiar están, en teoría, al alcance de todas las personas, mujeres y hombres. Sin embargo, son las primeras quienes se acogen a ellas. Es paradójico pensar que el hecho de pedir una excedencia o una reducción de jornada en el trabajo sea, a la vez, un beneficio y una barrera profesional. La razón es que se disfruta de ellas en desigualdad. Es la mujer quien, en la mayoría de los casos, opta por aparcar su trabajo para cuidar de hijos e hijas o de un familiar dependiente. Ligado a ello, sobre todo por el tema de la maternidad, existe discriminación en las contrataciones.

Por ejemplo, fue sonado el revuelo que se creó cuando la presidenta del Círculo de Empresarios de Madrid, Mónica de Oriol, dijo que prefería contratar mujeres menores de 25 años o mayores de 45 porque así no tenía que preocuparse de la ley que ampara a las madres trabajadoras. Dejando ese escándalo de lado y sin irnos tan lejos, el pasado junio Emakunde reforzó el servicio de defensa ante los casos de discriminación en el sector privado. Destacó que más de un tercio (el 38%) de las consultas recibidas en los últimos años por este servicio se referían a cuestiones relacionadas con la maternidad y la conciliación familiar en el ámbito laboral.

Según los datos facilitados por el Gobierno de Lakua, el 96,07% de las personas que pidieron una excedencia para el cuidado de hijos e hijas en la CAV en 2015 fueron mujeres, por lo que el restante 3,93% fueron hombres. En cuanto a la reducción de jornada por ese mismo motivo, el 91,69% fueron mujeres y el 8,31% hombres.

Respecto a los beneficiarios de estas facilidades a la hora de hacerse cargo de un familiar dependiente o con enfermedad grave, la brecha disminuye, aunque sigue habiendo una gran diferencia: el 78,95% de quienes pidieron una excedencia fueron mujeres y el 21,05% hombres, mientras que en la reducción de jornada el reparto fue entre el 80,25% femenino y el 19,75% masculino.

Cuidadores para hijas e hijos

Para 2016, el Gobierno de Lakua acordó destinar 32,57 millones de euros al fomento de la conciliación familiar y ayer aprobó la orden que regulará esas ayudas. La línea de mayor dotación presupuestaria será la de las excedencias y reducciones de jornada para el cuidado de hijas e hijos (3.362.000 euros). En segundo puesto se sitúan las ayudas dedicadas al cuidado de familiares en situación de dependencia o extrema gravedad sanitaria (727.100 euros).

Finalmente, una tercera partida de 488.000 euros estará destinada a la contratación de personas trabajadoras para el cuidado de hijas e hijos. En 2015, 400 personas se beneficiaron de estas ayudas, que compensan a la persona empleadora los costes de la Seguridad Social modulados en función de la renta de la unidad familiar. El 71,25% de los solicitantes fueron mujeres. También se observa una gran diferencia por sexos entre los beneficiarios de esta ayuda pese a que en caso de obtenerla afectaría positivamente a cualquier miembro de la familia y no influiría a las condiciones en las que desarrolla su empleo. En teoría.

GARA [Nagore Belastegi]

Artículos Relacionados

----