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Tres agencias de calificación con grandes intereses en sus entrañas

Las agencias de calificación se han convertido en el espolón del poder financiero contra los pueblos y su democracia. Detrás de ellas hay multimillonarios que velan por sus propios intereses económicos, no en favor de la sociedad. [Juanjo BASTERRA] Tres agencias de calificación (rating) controlan el 95% del mercado, aunque se extienden por el mundo […]

1 julio 2012

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Las agencias de calificación se han convertido en el espolón del poder financiero contra los pueblos y su democracia. Detrás de ellas hay multimillonarios que velan por sus propios intereses económicos, no en favor de la sociedad.

[Juanjo BASTERRA] Tres agencias de calificación (rating) controlan el 95% del mercado, aunque se extienden por el mundo más de un centenar. No son compañías ajenas a lo que pasa, porque quienes las controlan son empresarios multimillonarios y con gran poder. Jaume Asens, abogado, profesor de la Universidad de Barcelona y miembro del Observatorio de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC) sostiene que conforman un «oligopolio» y, de hecho, el Observatorio DESC, Attac y otras organizaciones sociales, presentaron una querella penal contra las agencias de calificación. No prosperó, pero esos pasos se han seguido en Italia, Portugal y Grecia. «En Italia se está investigando. Nuestra iniciativa debía verse como un intento de poner coto a la impunidad de los más fuertes, cuando la mayoría de las instituciones públicas se han rendido a la impotencia o ha optado por la complicidad», explicó Jaume Asens. A su juicio, el modus operandi de estas compañías, «de no detenerse, acabará por arrasar no solo los endebles cimientos democráticos de nuestras de nuestras sociedades, sino también los derechos básicos de la mayoría de la población». Por otra parte, se produce un contrasentido, porque el Gobierno español paga entre 365.000 y 530.000 euros anuales a las tres agencias.

En el recién terminado curso de verano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UPV-EHU destacó su papel directo para beneficiar a unos inversores y perjudicar a otros. Sus actuaciones han seguido dos etapas contrapuestas: en el boom inmobiliario a comienzos de este siglo calificaban «al alza» y, en cambio, en el período actual de crisis económica siguen el camino opuesto entre los «países y economías más débiles».

Asens afirmó que uno de los principales propietarios de la agencia Moody’s es Berkshire Hathaway, «un conglomerado económico presidido por el multimillonario Warren Buffet e integrado por otros magnates como Bill Gates». Ese conglomerado mercantil «controla un amplio espectro de negocios vinculados a energía, telecomunicaciones, transportes, materiales de construcción, además, claro, de seguros y productos financieros». Tal es su influencia que en 2008, «tanto Barack Obama como John McCain mencionaron a Buffet como posible Secretario del Tesoro o como asesor financiero, una tarea que éste había desarrollado ya en 2003 para el gobernador de California por el Partido Republicano, Arnold Shwarzeneger». El otro grupo económico con peso en Moody’s es Davis Selected Advisers, «una empresa de inversores presidida por Shelby Davis. «Su padre, Shelby Vullom Davis, también fue un banquero vinculado al Partido Republicano, que fue embajador en Suiza durante los gobiernos de Richard Nixon y Gerald Ford».

Lobby patronal

Standard and Poors, segunda agencia de calificación, está controlada por la empresa MC Graw Hill. Según el profesor y abogado catalán, «aunque fundamentalmente se dedica a los servicios financieros y al análisis de bonos y stocks, también tiene negocios en el mundo educativo y editorial». Jaume Asens indica que su presidente, Harold Mc Graw Hill III, es secretario general de Bussiness Roundtable, «un poderoso y conservador lobby patronal de Estados Unidos, que ha presionado con éxito, entre otras, para evitar una mayor regulación de la agencias».

La tercera importante es Fitch. Es más pequeña y es francesa. «Está vinculada al grupo Fimalac SA. Además de ocuparse de los servicios financieros de esa compañía, se dedica también a actividades inmobiliarias y a diversos emprendimientos culturales», dijo Asens. El presidente del holding es F. Marc Ladreit de Lacharrière, «administrador de empresas como L’Oréal, Renault o Casino, miembro del consejo asesor del Banco de Francia y miembro de la Academia de Bellas Artes del Instituto de Francia».

Fitch consideró que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea «ha superado las expectativas», aunque recordó que «estas eran bajas».

De 9 a 64.000 empresas «Triple A» en tan solo tres años, de 2006 a 2008

«Triple A» es la máxima calificación de solvencia. En la «revolución del ladrillo» a partir de 2001 en Estados Unidos, Irlanda y el Estado español, «el negocio de las agencias consistió en calificar al alza, previo pago por su asesoramiento, diferentes productos financieros de sus clientes». Hubo muchas hipotecas basura y activos tóxicos «sin respaldo real», manifestó Jaume Asens, sin embargo obtuvieron el máximo respaldo. Así pasó que entré 2006 a enero de 2008 pasaron de 9 empresas calificadas con la máxima distinción a 64.000. Enron, Lehman Brothers y Bernard Madoff «recibieron el visto bueno pocos días antes de declararse en quiebra».

En ese tiempo Moodys duplicó sus ingresos y triplicó su cotización en bolsa. «A cambio, se generó una burbuja cuyo estallido aniquiló de un plumazo el derecho a la vivienda de miles de familias y condenó a muchas otras al desempleo», dijo Jaume Asens fijándose en su poder.

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