Varios

El Banco de Tiempo llega por fin a Pamplona como alternativa al dinero

Dar y recibir sin pedir nada a cambio, ese es el objetivo La Asociación de Vecinos del Casco Viejo (Auzoenea) ha sido la encargada de organizar este servicio [Sonia Macías – Diario de Noticias] «Éste soy yo. Y éstas son tres personas. Yo los voy a ayudar, pero tiene que ser algo muy bueno que […]

15 junio 2010

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

Dar y recibir sin pedir nada a cambio, ese es el objetivo

La Asociación de Vecinos del Casco Viejo (Auzoenea) ha sido la encargada de organizar este servicio

[Sonia Macías – Diario de Noticias] «Éste soy yo. Y éstas son tres personas. Yo los voy a ayudar, pero tiene que ser algo muy bueno que no puedan hacer por ellas mismas. Así que yo lo hago por ellas. Y ellas, a su vez, por otras tres personas más». Éste es parte del diálogo de la película Cadena de favores, un filme donde el pequeño Haley Joel Osment ideaba un sistema de ayuda a los demás, sin pedir nada a cambio, para tratar de crear un mundo mejor.

Ese mismo objetivo, pero a pequeña escala, es el que trata de llevar a cabo el Banco de Tiempo de la Asociación de Vecinos del Casco Viejo (Auzoenea). Un sistema a través del cual la gente intercambia horas de su tiempo en lugar de dinero. «Se trata de que los vecinos pongan al servicio de los demás los talentos que tienen. Aquí no se cobra, se intercambian favores. Y ni siquiera la persona a la que le dan una ayuda está obligada a devolvérsela a la misma persona. Puede hacerlo con otras y crear una cadena de favores», explica Ana Gaínza, quien junto a Laura Laquidáin, gestiona el servicio.

Dicha iniciativa, que ya tiene predecesores, no sólo en otras comunidades autónomas como Madrid, Barcelona, Logroño o Zaragoza, sino también en otros países del mundo, funciona ahora en Pamplona a pleno rendimiento. «Los anglosajones y los franceses fueron los pioneros en el tema. Evidentemente allí el sistema está mucho más desarrollado», apunta Gaínza. En este caso, en Pamplona la idea surgió hace ya más de un año. «Organizarlo nos ha costado más de lo que pensábamos, porque tuvimos que simplificar mucho el sistema de intercambio», explica la organizadora. Con el tiempo y un poco de paciencia, todo ha empezado a funcionar por sí solo. «La cuestión es que aquí, una vez inscrito, todo se gestiona a través de la web, y son los propios participantes los que deciden a quién, cómo, dónde y cuando prestan sus servicios, sus talentos o su ayuda», cuenta Gaínza.

El Banco de Tiempo (BDT) funciona de manera sencilla. Tú tienes uno o varios talentos, algo que sabes hacer y que puede ayudar a otras personas. Te apuntas y especificas tu forma de contacto, lo que puedes ofrecer y lo que te gustaría recibir. «Por ejemplo, una persona se apunta diciendo que sabe cocinar y pintar, y que le gustaría aprender inglés y guitarra. Hay otra persona que sabe hacer esto último, así que la primera se pone en contacto con ella. Ambos se ponen de acuerdo e intercambian el servicio dónde y cuando crean conveniente. Una vez realizado, se le paga con vales de papel que simbolizan horas de tiempo. Luego esa persona será ayudada por otra, y así sucesivamente», explica Gaínza. «Lo bueno de este sistema es que no te obliga a retribuir a la misma persona. Lo puedes hacer si quieres, pero si no, ayudas a una tercera a la que le interese lo que ofreces y ya está. La idea es explotar las cualidades que todos tenemos sin utilizar dinero de por medio», cuenta.

EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA Eva Barrios y Marisol Armendáriz son dos de las vecinas que ya han probado un sistema con el que dicen estar «muy contentas». «Recomendamos a todo el mundo que lo pruebe, es enriquecedor, se conoce gente, se aprenden cosas nuevas y lo mejor de todo es que es gratis», cuenta Armendáriz, quien ya ha dado tres clases de euskera de una hora cada una a Barrios, en un local de su propiedad. «También he recibido ayuda con la informática y me ha parecido muy útil. Con esta idea nos hemos dado cuenta de que el dinero no es tan necesario como creemos. Todos podemos aportar algo, aunque a veces no queramos darnos cuenta», asegura. De la misma forma, Barrios reconoce que la experiencia ha sido «muy buena», y que después de recibir las clases, ahora va a ser ella la que de una sesión de masaje a otra persona. «Estamos concretándolo pero creo que se va a producir pronto. Además también ofrezco otras cosas, como clases de fotografía», explica sonriente.

Por otro lado, Isabel C. Sánchez es otra de las vecinas que se acaba de apuntar al BDT. Cuenta que se ofrece para tareas de bricolaje y cocina natural, y a cambio busca ayuda con el ordenador. «Para mí, ésta es una forma de sentirme autosuficiente. Todos tenemos habilidades valiosas, y es una manera de reconocerlas y subir la autoestima. Además, así somos conscientes de que no es necesaria una transacción económica para ayudar y ser ayudado», admite.

Web del Banco del Tiempo de Pamplona

Artículos Relacionados

----