Economía Solidaria

Las 12,5 preguntas tópicas que te harán si eres una persona socia cooperativista

Ni dos ni cinco ni siete, sino 12,5 preguntas… ¿Quién da más?

17 octubre 2018
Etiquetas:

Buscador de noticias

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

Fuente: Blogs.fevecta.coop – Autor: Pepe Albors

Hace unos años me invitaron a participar en una mesa redonda junto a Manuel Sánchez Gordillo, el que fue alcalde de Marinaleda y gran impulsor del cooperativismo en su localidad. El público llenaba totalmente el recinto, atraído especialmente por el tema a tratar, que era “las aportaciones del cooperativismo para la construcción de una sociedad más justa y solidaria”, y, especialmente, por escuchar a un líder carismático como Sánchez Gordillo.

Comenzó el acto con bastante retraso y la primera persona en intervenir fue Sánchez Gordillo, quien contó numerosas anécdotas sobre las vicisitudes que le han convertido en la persona mediática que es, como la invasión de fincas de la duquesa de Alba o los asaltos a dos supermercados para dar alimentos a los más necesitados. El público estaba encantado escuchando sus “hazañas”. Era un público mayoritariamente joven, entusiasta y de perfil universitario.

Sánchez Gordillo se alargó bastante del tiempo que tenía asignado. Así que cuando tomé la palabra intenté sintetizar mi exposición para no alargarla y la centré en enumerar las características de la cooperativa de trabajo asociado (CTA), su contribución a la creación de una sociedad más justa e igualitaria, destacando la dimensión empresarial de la misma, en contrapunto al mensaje más ideológico transmitido por Sánchez Gordillo. Como te comento, reduje bastante mi tiempo para, en función de las preguntas posteriores, poder precisar mejor algunos aspectos de la cooperativa.

Finalizada mi intervención, me sentía contento, creía haber hecho una buena exposición y me relajé pensando que las preguntas irían dirigidas casi todas a Sánchez Gordillo.

¡ERROR!

La primera pregunta me la dirigieron a mí para decirme que en la cooperativa agraria de su pueblo se había cometido un fraude que había provocado que tuviera que cerrar y que la democracia allí brillaba por su ausencia. Le contesté que la fórmula cooperativa en sí no garantiza el buen funcionamiento y que las personas necesitan una buena educación y formación para hacer una buena gestión empresarial y social. Le comenté que no era especialista en cooperativas del campo, pero que éstas habían demostrado durante muchos años su buen hacer, y que cada vez más se abrían paso las CTA como modelo de empresa que democratiza la economía.

La segunda pregunta también me la dirigieron a mí; esta vez iba en la línea de que una prima suya trabajaba en CONSUM y la habían obligado a poner dinero para poder trabajar y que eso era una estafa. Tuve que volver a explicar que en las cooperativas las personas socias aportan capital y trabajo para el desarrollo de la actividad empresarial.

Bueno, no voy a comentar el resto de las preguntas que me hicieron, pero muchas de ellas reflejaban una imagen tópica y algo rancia del cooperativismo. Así es que salí un poco preocupado; en primer lugar porque probablemente no había sido capaz de transmitir adecuadamente lo que el cooperativismo de trabajo puede aportar a la sociedad y, también, porque en el imaginario colectivo hay una idea del cooperativismo plagada de tópicos que, en mi opinión, casi nada tiene que ver con la realidad del cooperativismo actual.

En fin, llevo más de 30 años en FEVECTA y cada vez que me preguntan dónde trabajo y les digo que trabajo en una federación de cooperativas de trabajo asociado, se quedan un poco extrañados y me preguntan ¿de Trabajo social? Les digo que algo de eso también pero no, no, de trabajo asociado, una organización que agrupa cooperativas que son empresas donde las personas que trabajan son al mismo tiempo socios propietarios de las mismas. ¡Ahhhh!, me contestan, y entonces, interesados, empiezan a hacerme preguntas, que nuevamente vuelven sobre los tópicos más habituales sobre las cooperativas.

Voy a enumerar algunos de estos tópicos y a tratar de dar respuesta:

  1. Pero, ¿eso no es para la gente de campo?

“Sí, también, pero no sólo para la gente del campo”, dice mi compañera Amparo cuando alguien va a la federación y lo primero que le dicen es que el aceite de la cooperativa de su pueblo es muy bueno o que este año pagan mal la almendra… Sí, hay muchas cooperativas agrarias y funcionan muy bien, pero también hay otras clases de cooperativas, como son las de crédito, viviendas, consumo, eléctricas, enseñanza, servicios, de trabajo asociado… Muchas de ellas son líderes en sus segmentos de mercado: Consum, Caixa Popular, Florida Centre de Formació, Divina Aurora, etc.

2. Si todos son jefes, ¿quién manda en las cooperativas?

Las cooperativas son de todos pero no son de nadie. Una cooperativa es una empresa democrática donde, desde la igualdad de sus miembros, se realiza una gestión social y empresarial. Las personas que dirigen la cooperativa son elegidas de forma democrática por todos sus miembros. El poder máximo de decisión reside en la asamblea de socios y estos eligen a un Consejo Rector con la presidencia a la cabeza para que lleven adelante la gestión empresarial y social de la cooperativa.

 3. Las cooperativas alcanzan la rentabilidad en base a la autoexplotación de sus miembros

Desafortunadamente, al principio, hace falta dedicar muchas horas de trabajo, cobrar poco salario (anticipo societario) y reinvertir los posibles beneficios, para capitalizar la empresa, porque en algunos casos los socios apenas pueden aportar el capital necesario. Yo siempre les digo que esto ha de ser algo coyuntural, no se puede mantener el proyecto en base a la autoexplotación. Si en un tiempo determinado no se alcanza un nivel de “calidad de trabajo” y la posible autoexplotación se convierte en algo estructural, lo mejor es abandonar el emprendimiento.

(Leer El peor error que cometemos al emprender “La falacia del coste hundido”).

Afortunadamente, son muchas las cooperativas que han tenido comienzos duros, pero que han sido capaces de convertirse en empresas sostenibles y con una gran calidad laboral. Y en una trayectoria empresarial de años, este periodo inicial se recuerda con satisfacción, especialmente porque ayudó a mantener al grupo unido.

 4. Las cooperativas tienen muchas ayudas y subvenciones

Lo que hay es mucha propaganda con esto de las subvenciones, pero, a la hora de la verdad, los presupuestos destinados a la economía social y cooperativa son insuficientes y escasos. Para conseguir ayudas hay que demostrar que se ha creado empleo estable y la realidad es que cuando se llegan a pagar estas ayudas, o no hacen falta porque la cooperativa se ha consolidado o ya no hacen falta porque el proyecto no ha podido ser sostenible. Otros tipos de empresa reciben también ayudas y más cuantiosas incluso, pero como decimos en FEVECTA si se pueden solicitar ayudas, pues aprovechémoslas, pero no confiemos en ellas para poner en marcha nuestro proyecto.

 5. En las cooperativas hay mucho conflicto y suelen acabar mal

La empresa cooperativa es una empresa democrática, cuyos socios han de llegar a consensos en el proceso de toma de decisiones, pero la democracia es así, y creo que nadie estaría dispuesto a renunciar a ella. Evidentemente, el conflicto es permanente en la cooperativa, pero del conflicto nace el aprendizaje. Escuchar, debatir con personas diferentes nos hace encontrar mejores soluciones. En algunas ocasiones, si no somos capaces de encauzar el conflicto, éste puede ser destructivo, pero en la mayoría de ocasiones el conflicto nos fortalece. En la empresa de capital sólo se da el conflicto capital/trabajo, ya que los dueños de la empresa toman sus decisiones y el que no esté de acuerdo, ya sabe dónde está la puerta de salida.

(Leer Conflicto bienvenido seas El conflicto estructural en las cooperativas).

 6. Las cooperativas fracasan y cierran más que las empresas de capital

No es cierto, los estudios y estadísticas demuestran de forma inequívoca que las cooperativas tienen una mayor capacidad de resistencia al fracaso empresarial y por ende al desempleo. Los socios cooperativistas se unen frente a la adversidad, son capaces de resistir, si es preciso bajándose sus salarios o ajustando su jornada a la espera de un futuro mejor. Están acostumbrados a aguantar y el empleo es lo último que van a dejar perder.

El Ministerio de Trabajo ha destacado en sus estadísticas que durante la crisis económica las cooperativas han destruido 10 puntos menos de empleo que el resto de la economía. Así pues, queda probado que las cooperativas son empresas resilientes una de cuyas virtudes es que “en la riqueza y en la pobreza”, son capaces de aguantar en espera de tiempos mejores.

La empresa de capital lo tiene claro: despidos o cierre empresarial. En las cooperativas no se suele despedir a nadie; los socios se rebajan el salario o reducen el tiempo de dedicación para repartir entre todos los ingresos existentes.

 7. Todos son iguales y todos cobran lo mismo, con lo que cada cual hace lo que quiere

En pequeños estudios que he podido realizar sobre este tema, la realidad ha arrojado los siguientes resultados:

  • Un 25% tiene salarios igualitarios
  • Un 50% tiene salarios de mercado/Convenio colectivo
  • Un 25% hace políticas retributivas propias y Valoraciones de Puestos de trabajo.

Yo siempre les aconsejo que, en función de su cultura laboral, las cooperativas adopten el mejor sistema de política retributiva, haciéndoles ver que una cultura igualitaria “ramplona” puede ir en perjuicio de la competitividad.

(Leer El síndrome de Procusto y la política retributiva en las cooperativas).
8. La cooperativa no es una empresa, es como una ONG

No, una cooperativa es un proyecto que tiene dos dimensiones: la empresarial y la social. Si la empresa cooperativa no tiene beneficios no será capaz de dar empleo estable a sus socios y cumplir los fines sociales para los cuales se ha creado.

La cooperativas pueden optar en sus estatutos por ser calificada como Cooperativa sin Ánimo de Lucro; lo que significa que los beneficios se reinvierten en la cooperativa y que los salarios que cobran sus socios no pueden exceder de un 175% de los salarios medios de la zona. En el caso de que no esté calificada sin ánimo de lucro, también tiene limitaciones en el tema salarial para no perder la condición fiscal de especialmente protegida, como es un salario superior al 200% del salario medio de mercado y distribuir beneficios después de la dotación de las oportunas reservas obligatorias.

Así que en una empresa cooperativa el componente empresarial es fundamental al igual que el social. Esto nos hace ser un paradigma de empresa Socialmente Responsable, una empresa con VALORES, pero no una ONG.

 9. Son pequeñas empresas que no son competitivas

No es cierto. Hay cooperativas pequeñas, medianas, grandes y muy grandes. En la Comunidad Valenciana, dentro de las diez primeras empresas tenemos dos grandes cooperativas como Consum y Anecoop, y en el estado español el Grupo Mondragón es el primer grupo industrial del País Vasco y el 7º de España.

En el caso de las de trabajo asociado, para crearlas hace falta un mínimo de DOS personas socias, pero no hay ningún tope máximo. Además, las cooperativas pueden crecer también mediante la intercooperación para alcanzar tamaños que les permitan ser más competitivas en función de su sector. Aunque este es un tema en el que debemos seguir mejorando.

La competitividad no es tanto un problema de tamaño, sino de personas que estén dispuestas a poner sus 5 sentidos y corazón en lo que están haciendo, y ahí las cooperativas son imbatibles.

 10. ¿La cooperativa sólo sirve como medio para sortear la crisis?

Es cierto que las cooperativas han demostrado en varios períodos de nuestra historia reciente tener carácter anticíclico, creciendo en número en plena crisis económica cuando otras empresas cerraban. En estos casos, la cooperativa era la respuesta para muchos trabajadores de empresas en crisis como alternativa al cierre patronal, siendo capaces, con mucho esfuerzo eso sí, de continuar la actividad y mantener los empleos.

También es cierto que algunos políticos, desafortunadamente, creen que las cooperativas sólo sirven para dar empleo a colectivos en riesgo de exclusión social y, en este sentido, se acercan al cooperativismo generando, en ocasiones, falsas expectativas.

Pero, que las cooperativas hayan demostrado su capacidad de hacer frente a la adversidad y también para ayudar a colectivos en dificultad a integrarse en el mercado laboral, no significa que no sean empresas capaces de competir en el mercado como cualquier otra y que funcionen, y muy bien, en épocas de crecimiento económico.

Las cooperativas pueden ser una buena fórmula si hay esfuerzo y convicción; sobre todo para la gente joven que se siente emprendedora y está dispuesta a luchar por construir su propio futuro creando una empresa de base democrática, en la que disfrutar de un empleo estable y de calidad.

 11. No pagan impuestos

Las cooperativas y sus socios pagan impuestos como el resto de empresas y personas. Ahora bien, gozan de una cierta protección fiscal derivada del artículo 129.2 de la constitución española: “Los poderes públicos promoverán eficazmente las diversas formas de participación en la empresa y fomentarán, mediante una legislación adecuada, las sociedades cooperativas. También establecerán los medios que faciliten el acceso de los trabajadores a la propiedad de los medios de producción”. En este sentido, tenemos una ley fiscal del año 1990 – que ya va necesitando una reforma-, que reconoce unos beneficios fiscales en el Impuesto de Sociedades, en el impuesto de TP y AJD y en el IAE. Eso sí, a cambio las cooperativas deben cumplir con una serie de obligaciones, como dotar unas Reservas de carácter irrepartible o una limitación en los salarios y en la contratación indefinida.

(Leer Lo que debes saber acerca de la liquidación del Impuesto de Sociedades en las Cooperativas de trabajo)

 12. Son empresas muy complicadas y complejas

La democracia económica es compleja y las cooperativas, como he dicho, son empresas democráticas, pero es un “Sambenito” que les cuelgan especialmente las asesorías y los bancos por desconocimiento. Al final, muchas personas prefieren quedarse en su “zona de confort” para centrarse en lo que nos es más fácil. Es cierto que las cooperativas tienen un plus de regulación que hace que haya que conocer más legislación y más diversa, pero esto es más bien una oportunidad para aprender.

La cooperativa necesita de un buen CONSENSO para un funcionamiento adecuado y eso significa más tiempo de diálogo y de entender a los otros. A corto plazo puede parecer más complicado, pero a medio y largo plazo descubres que las ventajas son mucho mayores que los inconvenientes. “Palabrita del niño Jesús”.

 12,5  Y por último, a modo de estrambote, hay una media pregunta que últimamente me formulan mucho: Pepe, ¿sigues creyendo todo lo que escribes? A lo que contesto: No lo creo, lo sigo pensando.

¿Y a ti qué preguntas te suelen hacer?

Artículos Relacionados

----