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Globalizando la solidaridad

Jordi Estivill, representante de la XES (Xarxa Economía Solidaria) en la Red Europea (RIPESS) La convocatoria de la asamblea de RIPESS-Europa en los próximos 5 y 6 de Julio en la norteña ciudad francesa de Lille  es una ocasión para informar de ello, animar a que todas las personas interesadas acudan y participen y para […]

9 mayo 2013

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Jordi Estivill, representante de la XES (Xarxa Economía Solidaria) en la Red Europea (RIPESS)

La convocatoria de la asamblea de RIPESS-Europa en los próximos 5 y 6 de Julio en la norteña ciudad francesa de Lille  es una ocasión para informar de ello, animar a que todas las personas interesadas acudan y participen y para reflexionar sobre la necesaria globalización de la solidaridad.

En efecto, si el capital se globaliza y cada vez más las decisiones que determinan nuestras condiciones de vida y de trabajo se toman a escala internacional porque no plantear globalizar la solidaridad. Una gran parte del combate actual y del futuro se lleva a cabo en este espacio. No podemos, ni debemos dejarlo en manos de unos flujos financieros incontrolados y depredadores. No podemos ni debemos solo refugiarnos en nuestros pueblos y barrios para construir a la economía solidaria. Hemos de esforzarnos por conectar nuestras iniciativas y luchas cotidianas y locales con los movimientos y organizaciones de otros países, de otros continentes. Cada avance de la emancipación social en el pueblo más recóndito de la tierra debe significar un progreso en el resto del mundo.

 La conciencia de esta conexión internacional no es de hoy. Se remonta muy lejos y ya las primeras experiencias de la economía social del siglo diecinueve se planteaban por un lado como transmitir a otros sus resultados y así expandir y compartir sus conocimientos y por otro lado como hacer que el modelo democrático y participativo que no sin dificultades intentaban aplicar fuera cada vez más conocido y asumido en todo el mundo. Está fuera de dudas que el internacionalismo fue una de las características más presentes en el movimiento cooperativo, mutualista y asociativo, desde su nacimiento. No es posible aquí explicar detalladamente la historia de esta perspectiva que significaba saltarse las fronteras y que con límites y contradicciones ha llegado hasta nuestros días.

 Ahora se plantea con nuevas coordenadas. Uno, porque la capacidad internacional de organización y decisión  del capital y su influencia son muy superiores. Dos, porque existen organizaciones financieras y económicas como la llamada troika, que están minando la capacidad de decisión de los estados, los cuales se ven impotentes para solucionar los problemas de sus ciudadanos. Tres, porque ha crecido la conciencia que el mundo cada vez es más pequeño y más deteriorado. Cuatro, porque las nuevas tecnologías permiten a la vez conocer, con menos mediaciones, lo que pasa a miles de kilómetros y fácilmente relacionarse con personas y movimientos de fuera.  Cinco, porque millares de iniciativas ya se están poniendo en contacto, intercambiando informaciones, bienes y servicios con el objetivo de construir otra economía y otra sociedad. El numero de redes que potencian esta nueva manera de ver y de vivir crece y se multiplica.

La economía solidaria no puede vivir y desarrollarse ajena a este nuevo contexto. Y no lo hace.  Se afirma en los cinco continentes. No es dominante ni mayoritaria, pero tampoco es insignificante y su avance es palpable en los cuatro rincones del mundo. Igualmente se organiza internacionalmente. Con esta intención se convocó una primera reunión en Lima en el año 1997. Después llegaron los encuentros de Quebec en 2001, Dakar en 2005 y  Luxemburgo en 2009. En paralelo con otras cumbres sociales como Rio,  Porto Alegre, Túnez últimamente, poco a poco y con grandes esfuerzos, se ha ido construyendo la Red Internacional de Promoción de la Economía Social y Solidaria (RIPESS). Lo que significa que ya existen las redes de América del Norte y la del Sur, especialmente activa, la Africana y la Asiática y una comisión de coordinación que está organizando la próxima reunión que tendrá lugar en Manila (Filipinas) en el mes de Octubre de este año.

 ¿ Y a escala Europea?. Pues, fue en el congreso de Luxemburgo que se decidió crear una Red Europea. Se trabajó en ello durante más de un año y en el mes de setiembre de 2011 se celebró en Barcelona el congreso fundacional, organizado por la Red de Economía Solidaria de Catalunya y gracias a los más de 50 voluntarios movilizados.  Otro día habrá que narrar  los estimulantes debates que tuvieron lugar entre las cerca de ciento cincuenta personas que participaron provenientes de  Alemania, Bélgica, Francia, Luxemburgo, Italia, Rumania Hungría, Portugal, Suiza y  España. Los esfuerzos realizados fueron satisfactorios. La ilusión por lo nuevo recorrió el congreso y de los resultados positivos del mismo cabe entresacar que la RIPESS-Europa tiene ya 22 miembros (redes nacionales, locales, sectoriales) un manifiesto, unos estatutos y su correspondiente reglamento y una comisión coordinadora

Esta comisión coordinadora ha estado trabajando, reuniéndose, obteniendo un mínimo de financiación, haciendo un balance de la situación en diferentes países, publicando cinco números de un boletín de noticias formulando proyectos, manteniendo una presencia internacional y procurando que funcionasen algunos grupos de trabajo. No ha sido un camino de rosas sobretodo porque no es fácil convencer a las miles de experiencias que existen, de la necesidad, utilidad y urgencia de un trabajo voluntario a escala europea y transnacional. Ahora,  la celebración de la asamblea de Lille será una nueva oportunidad para hacer un balance del itinerario recorrido, de la situación actual y sobretodo para intentar definir como se construye otro mundo más igualitario, más sostenible y globalizar la  solidaridad. En ello estamos.

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