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Noticias de la Italia «solidale»

Per Sandro Jordi Estivill. Barcelona.2013 Pórtico Era extraño que en un país tan vivo como Italia, con su sensibilidad social y con la capacidad publicística que tiene, no emergiese una economía solidaria y reflexiones de fondo sobre esta temática. Nos lo advertía Sandro Guiglia a unos amigos europeos cuando fuimos a visitarle a su casa […]

3 diciembre 2013

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Per Sandro
Jordi Estivill. Barcelona.2013

Pórtico
Era extraño que en un país tan vivo como Italia, con su sensibilidad social y con la capacidad publicística que tiene, no emergiese una economía solidaria y reflexiones de fondo sobre esta temática. Nos lo advertía Sandro Guiglia a unos amigos europeos cuando fuimos a visitarle a su casa en la Toscana en la celebración del primero de Mayo de 2012.

-“Guarda, Jordi, al di la del disastro de la política ufficiale, estano emergendo nuove esperienze a livelo locale que sono molto interesante”.

Sandro, antiguo combatiente de tantas batallas solidarias, al que  rindo un fraternal homenaje con este articulo (murió a los pocos días de nuestra visita), tenía razón. Ahora en un nuevo viaje a este país para un encuentro del Comité de Coordinación de RIPESS Europa celebrado en Florencia he podido dejar de lado mi extrañeza y constatar que la efervescencia de la economía solidaria y su capacidad de producción escrita económica y sociológica son considerables.

Paisajes italianos
Desde fuera, se sabía que la Banca Ética Popolare[1] era un esfuerzo notable, inédito en su nacimiento a partir de las MAG y en su desarrollo, para dotarse de un instrumento financiero alternativo que incluso irradiaba más allá de los Alpes. Se sabía que el volumen de las cooperativas Sociales Italianas había crecido mucho desde su creación en los años ochenta, que la ley Italiana de 1991[2] había sido una palanca positiva para su promoción y que sus Consorcios[3] eran una buena fórmula para implantarse en el territorio y mancomunar economías externas. Se sabía que la influencia de las cooperativas más convencionales y las grandes mutuas se confrontaba con un mercado cada vez más agresivo y unas políticas públicas desfavorables. Se sabía que el “Terzo settore”(tercer sector) no había dejado de combatir una pobreza y una exclusión social que la  crisis actual habían profundizado.
Al mismo tiempo, las noticias que llegaban al exterior mostraban un país cansado, en manos de un populista corrupto que controlando los principales medios de comunicación se había hecho con las riendas de un estado medio delicuescente. La economía, una de las más potentes del mundo occidental, no daba signos de superar una crisis que la afectaba profundamente como al resto de la Europa periférica. Recesión económica, degradación del mercado de trabajo, recortes sociales, déficit público galopante, aumento de la economía sumergida, altos índices de corrupción, sucesivas reformas del estado eran y son signos evidentes de un malestar económico, social y político cuyas manifestaciones más preocupantes son los altos niveles de desempleo juvenil, la precariedad en el trabajo y la salida de miles de jóvenes italianos repitiendo cíclicamente su historia emigratoria.

Revitalizaciones solidarias desde abajo
Delante de este descorazonador paisaje, cuales son las noticias de una revitalización solidaria por abajo?
-El crecimiento de una conciencia que ni estado ni mercado van a resolver los problemas y que los ciudadanos deben tomar al destino en sus propias manos. En este sentido son significativos los títulos de algunos libros publicados como “Faciamo da soli” (Hagámoslo solos) y “Economía del noi”(Economía del nosotros) de Gesualdi[4] y de Carlini[5] . El primero, insiste en la idea  que para salir de la crisis se debe repartir el trabajo, refundar la economía publico–colectiva y convertir la producción en sostenible y local. El segundo, hace una fotografía selectiva de múltiples iniciativas colectivas existentes. Los dos comparten la crítica a un sistema que ha llevado a una crisis estructural y a la necesidad de encontrar respuestas en otro tipo de economía[6].

-El segundo trazo de esta revitalización, es la creciente utilización del concepto de economía solidale y la creación de múltiples experiencias que se reclaman de ella. Las referencias conceptuales y terminológicas son variadas: economía civil[7], economía de los bienes comunes[8], utopía del buen hacer[9] y del bien vivir[10], economía del decrecimiento. La Carta de la Red Italiana de la economía solidaria aprobada en 2003 y actualizada en 2007 define algunos principios (Reciprocidad, Cooperación, Participación democrática. Medio Ambiente,  justicia, compromiso con el territorio,…). Por ahora no existe una representación orgánica nacional de la economía solidaria, lo que es compartido por muchos otros países europeos, pero se ha creado una “Tavola de l’economia solidale” (Mesa de la economia solidaria) cuyo objetivo es el de conjugar el conjunto de los esfuerzos hasta ahora muy dispersos. La Tavola ha celebrado varios encuentros nacionales, los últimos en Acquila  (2011) y en Monopoli (2013) y además de editar documentos e informes ha publicado dos libros que resumen bien sus posiciones y dan una buena información sobre su realidad actual[11].

– El tercero está ligado al consumo crítico y responsable. Recuperando la importante tradición de las sociedades de ayudas mutuas y del movimiento cooperativo de consumo[12], los GAS, Grupos d’Aquisto Solidale (Grupos de adquisición solidaria), nacidos a finales de los ochenta del siglo pasado se han extendido como la pólvora, especialmente en el norte y el centro del país. A veces, de manera informal, más a menudo bajo la forma asociativa, se calcula que se acercan a un millar. Los GAS tienen una composición muy diversificada como muestra el reciente estudio sobre los mismos en Lombardía hecho por el Observatorio Cores y la Universidad de Bergamo[13]. Son colectivos que compran directamente bienes alimenticios y otros. Eliminan intermediarios, mejoran la salud y la calidad alimenticia, fijan precios negociados con los agricultores, acercan productores y consumidores y crean redes y a veces empleos en barrios, y pequeñas ciudades y pueblos. Los GAS han sido sujetos de un buen número de publicaciones[14].

 -El cuarto son los distritos de economía solidaria. La propuesta de articulación de todos los agentes en el territorio tiene una larga tradición en Italia. Pactos territoriales, desarrollo local[15] y comunitario[16], distritos y clusters industriales han sido prácticas comunes y frecuentes. No es pues de extrañar que los actores de la economía solidaria se hayan reconocido en esta tradición y vayan constituyendo redes y circuitos locales de economía alternativa agrupando a los grupos de compra solidarios, de la agricultura biológica, del comercio “equo” y solidario, de las finanzas éticas, de las energías renovables, de las empresas de recuperación y reutilización y del libre software[17]. Estas distintas iniciativas se comprometen a intercambiar bienes y servicios entre ellos, dentro del distrito, siguiendo los principios de reciprocidad, cooperación, valorización de los recursos del territorio y sostenibilidad social y ecológica. Los entes públicos locales pueden ayudar a sostener estos laboratorios de experimentación económica y social que se extienden por toda Italia[18].

– El quinto es el proceso legislativo que se está dando. Recordando el antiguo itinerario por el cual primero hubo un conjunto de normativas regionales y luego hubo una ley estatal sobre las cooperativas sociales, varios gobiernos han abierto una interlocución para elaborar marcos legislativos sobre la economía solidaria y sus distintas realidades.

En cada región, se recorre un camino específico[19]. Así por ejemplo, una primera tentativa de formulación redactada por el consejero regional de la Emilia-Romagna (2011) para los GAS, es retirada por la presión de un organismo unitario, CRESER, en el que participan el conjunto de expresiones (soberanía alimenticia, finanzas éticas, bienes comunes, vivienda solidaria, grupos RES…). Se constituyen mesas abiertas de elaboración y negociación que consiguen aunar posiciones y presentar una propuesta de ley en el mes de Junio de 2013. En el Friuli, Venezia-Giulia, la ley ha visto la luz como resultado del Forum de la economía solidaria y de los bienes comunes en el que se integran 40 asociaciones. El Forum elaboró dos textos: uno en el que se invita a cada consejo municipal  a adoptar una deliberación en la que se compromete a promover la participación vecinal, políticas urbanísticas de recuperación del parque inmobiliario y a sostener las buenas prácticas de economía solidaria; el segundo es propiamente la propuesta de ley regional en la perspectiva de constituir los 19 distritos de economía solidaria con sus correspondientes expresiones sectoriales. No han sido tan positivos los casos de la ley del Trentino de 2010 y del reglamento posterior y de la Umbria. Mientras que una primera redacción de Lombardia, fue contestada y en  enero 2012 se logró presentar otra propuesta concertada que ampliaba la anterior y promovía al conjunto del movimiento de la economía solidaria. También este es el caso de la ley de Puglia, donde una primera formulación hecha sin la presencia de los GAS y de los pequeños productores artesanos y agrícolas, tuvo que ser modificada.

De alguna manera, estos procesos han obligado a superar el ámbito local constituyendo organismos de coordinación regional, a tomar conciencia de la necesaria confluencia, dentro de la diversidad, de las distintas iniciativas de la economía solidaria, a negociar con las instituciones y los responsables políticos, a desbordar hacia otros ámbitos (agricultura[20], vivienda y urbanismo, bienestar social[21] y servicios sociales, turismo..) y a preocuparse por la elaboración y aplicación legislativa, constituyéndose en la Mesa Nacional, un grupo de trabajo sobre estos temas.

Seguramente se podrían encontrar otras noticias alentadoras que proceden de la península transalpina. No es posible, por ahora, ampliarlas. Pero no todo son luces en el cielo de la economía solidaria italiana. También tienen sombras que la envuelven bajo la forma de  desafíos a superar. De entre ellos y sin ánimo exhaustivo, pueden distinguirse los siguientes:

  • Decantar los distintos conceptos hacia una definición abierta y concertada de la economía solidaria en la que las múltiples corrientes ideológicas e iniciativas existentes, puedan reconocerse y sentirse cómodas.
  • Evitar la dispersión y encontrar y ampliar espacios de integración económica y territorial, como intentan hacerlo los distritos de la economía solidaria y los procesos de desarrollo local.
  • Profundizar los mecanismos internos y externos de participación democrática y de representación colectiva en todos los niveles territoriales.
    Salir del margen, demostrando que la economía solidaria ya existe y que es posible y necesario frente al ideario y políticas neoliberales construir otra economía y otra sociedad. En este sentido,  continuar haciendo esfuerzos de comunicación y visibilidad.
  • Construir un dialogo propositivo, constructivo y crítico con las instituciones a pesar de la desconfianza que generan las mediaciones y manipulaciones políticas. La elaboración y aplicación de marcos legislativos es una ocasión para crear nuevas plataformas de representación, formular propuestas conjuntas y participadas y poner a prueba esta interlocución.
  • Seguir en la perspectiva de la transformación social, ofreciendo  modelos alternativos integrales, sociales, económicos, medio ambientales que defiendan y promuevan los bienes comunes, el interés general y los derechos ciudadanos, la sostenibilidad, la igualdad, y la solidaridad.

[1] Para ver la evolución de la actividad social de este Banco diferente ver los Balances Sociales Anuales
[2] Estivill,J. Berney,J. (1993 ) Les cooperatives socials d’Itàlia. Utopies a l’abast. Barcelona. Ed. Hacer
[3]Quintela,A.(2011) Os consorcios italianos a Revista de economia solidaria n 3,ACEESA. Açores.
[4] Gesualdi, F.(2012) Facciamo da soli. Altra economía. Milano. Altraeconomía.
[5] Carlini,R. (2011) L’economia del Noi.L’italia che condivide. Roma-Bari. Ed. Laterza
[6] Obi-One (2009) Primo rapporto nazionale sull’altra economía in Italia. Settembre.
[7] Bruni,L. Zamagni,S. (2004) L’economia civile. Bologna. Il Mulino.
[8] Zamagni,S.(2007) L’economia dell bene comune. Roma. Città Nuova editrice
[9] Marcon,G. (2004) Le utopie del ben fare. Napoli. L’ancora del Mediterraneo
[10] Gesualdi,F.(2009) L’altra via, della crescita al ben vivere. Milano. Altraeconomia.
[11] AA.VV.(2010) Il capitale delle relazioni. Milano. Altreconomia y AA.VV(2013) Un’ecpnomia nuova, dai Gas alla zeta. Milano. Altreconomia.
[12] Fabbri,F.(2011) L’Italia cooperativa. Centocinquant’anni di storia e di memoria. Roma. Ediesse.
[13]Forno,F.. Grasseni,C., Signori,S. (2012) Dentro il capitale delle relazioni. La ricerca sui Gas di Lombardia en Tavolo per la Rete italiana di Economia Solidale.  Un’ economia nuova, dai Gas alla zeta. Altra economia. Milano (pag.13 a 65).
[14] A titulo de ejemplo ver AA.VV (2009) GAS.Gruppi di acquisto solidale e participativo,Milano. Puntorosso. Saroldi,A.(2001) Gruppi di acquisto solidale. Bologna. EMI.
[16] Bagnasco,A. (1999 ) Trace di comunita. Bologna. Il Mulino.
[17] Biolghini,D. Des come distretto.Le reti locale di economia solidale.en AA.VV. (2013) Un’ economia nouva. Dai Gas alla zeta.OP. Cit (pag.97)
[18] El numero de Distritos no es fijo. Actualmente hay unos veinte.
[19] Se resumen las informaciones del capitulo septimo de AA.VV.(2013) Un ‘economia nuova, dai GAS alla zeta, Op. Cit (pag. 135 a 150)

[21] Sobre el estado del bienestar y el bienestar social existe una gran cantidad de literatura en Italia. Uno de los últimos libros publicados en la perspectiva de la autoproducción de Welfare es Paini,F. Sensi,G(2012). Tra il dire e il welfare. Milano Altreconomia.

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