Ecologismo

El Colletero: ecología y feminismo ‘cultivados’ en la huerta de Nalda

Un «abrazo entre el mundo rural y urbano» es lo que promete la pequeña tienda de El Colletero, encargada de llevar los productos de las huertas de Nalda y de comercio justo hasta sus socios en Logroño. Todos los martes el modesto local en la calle Capital Gaona se llena con las cestas de verduras […]

2 septiembre 2019

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Un «abrazo entre el mundo rural y urbano» es lo que promete la pequeña tienda de El Colletero, encargada de llevar los productos de las huertas de Nalda y de comercio justo hasta sus socios en Logroño.

Todos los martes el modesto local en la calle Capital Gaona se llena con las cestas de verduras y frutas naldenses y con ellas de vida, de un ir y venir de todas esas personas que vienen a recoger sus pedidos y de los saludos amables y alegres de sus trabajadoras: Raquel Ramírez García, Fabiola Pérez Moracia y Ana Isabel Fernández Rico. Actualmente son alrededor de 120 las personas socias que piden su cesta.

«Las bolsas se llevan trayendo desde que gestionaba esta tienda Sodepaz», explica Fernández. «Esta nos cedía su espacio para que los martes y miércoles cogieran sus cestas; pero en un determinado momento decide acabar su proyecto y nostras teníamos que buscar otra solución  y lo que hicimos fue dar un paso al frente, coger la tienda y mantener lo que hacían ellos pero dándole nuestro toque con los productos locales y artesanos y la economía social desde nuestro enfoque». Así, El Colletero pertenece a la red de economía alternativa y solidaria de La Rioja (REAS).

En estos meses estivales, la cesta se compone por un kilo de peras, medio de melocotones y medio de nectarinas. «Los dos kilos de fruta son siempre estables», explica Ramírez. «Además de un kilo de patatas, un kilo de tomate y pimientos hasta llenar una bolsa de dos kilos, suele llevar también calabacines, cebolla y una lechuga». Todos ellos productos provenientes de los huertos ecológicos de Nalda y los de otros compañeros ecologistas del entrorno como tomateco y de las cooperarativas de Nalda, Albelda y productores de Moncalvillo. «Nosotras nos consideramos de Kilómetro 0 y producto local», aclara Ramírez. «Producimos en ecológico porque nos parece muy importante ir avanzando en la cantidad de terreno destinada a esta práctica, pero de momento estamos poniendo el acento en lo nuestro, en lo local».

«Un 80 % es ecológico y un 20% es de la zona local», dice Ramirez señalando las cestas. «Creemos que las cooperativas de la zona están haciendo una interesante reflexión y a la hora del cultivo de frutas están comenzando a utilizar productos que se usan en ecológico, aunque todavía no tengan el sello».

La media de cestas repartidas asciende a alrededor de unas 80, llegando a su máximo en invierno y disminuyendo en esta época del año. «Precisamente en verano, cuando hay más producto, la gente  se va a los pueblos y está más dispersa; es más complicado venir a recoger las cestas», comenta Fernández.

Pero la tienda es solo una pequeña parte de todas las labores de El Colletero, centradas, también, en el ecofeminismo y en la educación infantil y juvenil. El gran objetivo durante sus veinte años de arduo trabajo: el desarrollo rural y la creación de empleo en Nalda que cubra las necesidades de sus habitantes.

«Las mujeres en la agricultura hemos sido invisibles», lamenta Ramírez. «Ahora mismo hay mucho trabajo por la titularidad compartida y, aunque, aparentemente en la legislación ya es posible,  todavía hay mucho que trabajar para que las mujeres tengan un peso, que puedan conservar su propiedad si hay un cambio de circunstancias, por ejemplo una separación», reivindica.

«Hay muchas cosas que trabajar: por la visibilidad, por que se les de el sitio que merecen, tanto en la agricultura, como en el medio rural en general», dice señalando las distintas labores domésticas que han realizado las mujeres, la mayoría de ocasiones sin  reconocimiento. «Esos cuidados hay que cuantificarlos, el capitalismo ha generado una ilusión en la que tu generabas una actividad de la llamada económica y eso existía, pero entre tanto toda la actividad no cuantificada como económica, pero que existe como son los cuidados, se olvidaba». Así, desde El Colletero reivindican la creación de una Comunidad de Cuidados en el que se corresponsabilice todo el mundo por igual.

Para hacer visible esta paridad de género, Fabiola Pérez explica que desde la junta directiva, «en el inicio del proyecto se trabajó por la atención de mayores y pequeños desde un enfoque de mujer».

La mañana transcurre entre recogida de cestas y sonrisas satisfactorias de los socios ante sus nuevas adquisiciones, este martes El Colletero cierra su día con dos nuevas socias.

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