Perroflautas, buenrollistas y oenegeros son algunos de los calificativos despectivos con que se suele etiquetar al público de Manu Chao y, por extensión, al del festival Esperanzah! Sin embargo, y tras un viernes en el que el francés atrajo a más de 17.000 personas, el sábado el barrio de Sant Cosme fue una lanzadera de ataques contra el sistema. El festival se define como una fiesta de la economía solidaria, pero también como agente de transformación social. Y para lograr el cambio hay que señalar al enemigo, labor a la que se emplearon muy a fondo Zoo, Aspencat, Los Chikos del Maíz y Gatillazo.

El encantador Parc Nou de El Prat acogió numerosos tenderetes de productos ecológicos y cooperativas, pero en los escenarios el combate era más crudo. Los valencianos Aspencat marcaron el tono de la noche con la muy descriptiva Música naix de la ràbia y su batidora de ritmos jamaicanos modernos sacudió a miles de veinteañeros que corearon todas sus letras. Letras que radiografían la olla a presión que hoy es España y que invitan a dar un paso más en pos de una soberanía real.

Mientras en los festivales de moda suenan miles de canciones ajenas a la realidad, el Esperanzah! no solo convierte el momento político actual en tema de debate sino que este año se ha presentado con el lema F*** you troika impreso en camisetas y vasos reciclables. Y en este contexto no sorprende que en el escenario sonasen expresiones como «desde la cooperación, desde la solidaridad, desde abajo» o «la revolución será feminista o no será».

Mercadona y el IBEX 35

Los también valencianos Zoo elevaron un grado más el tono de su denuncia aportando ejemplos. Así, cuando cantaron contra la precariedad laboral pusieron como ejemplo al dueño de Mercadona. Y qué decir de los raperos Los Chikos del Maíz. Repartieron a Jorge Fernández Díaz, a Albert Rivera, al humor machista de Bertín Osborne y a la policía que tortura y asesina. «El IBEX 35 es terrorismo», exclamaron y antes de irse pidieron la excarcelación de Arnaldo Otegui.

Y entonces llegó Evaristo. En los 80 él ya atacaba con clarividencia desde La Polla Records. A sus 55 años, eso de la economía solidaria se la bufa, pero aún puede firmar un vertiginoso recital punk con su grupo Gatillazo y sumar entre sus enemigos a la izquierda y los sindicatos. Si hasta entonces el clima en El Prat había sido de febril sintonía, con Evaristo fue puro desahogo. El Esperanzah! reunió unas 25.000 personas con una urgente aleación de solidaridad y rabia.