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¿Hacia el reconocimiento de la Economía Solidaria?

por Jordi Estivil De la opacidad a la emergencia En su progresiva andadura, la economía solidaria se encuentra confrontada con su reconocimiento por parte de las instituciones. Estas, de forma creciente ya no pueden o ya no quieren seguir ignorándola. El conjunto de la economía social y sus variadas familias (cooperativas, asociaciones, mutualidades, fundaciones) ya […]

23 abril 2014

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por Jordi Estivil

De la opacidad a la emergencia

En su progresiva andadura, la economía solidaria se encuentra confrontada con su reconocimiento por parte de las instituciones. Estas, de forma creciente ya no pueden o ya no quieren seguir ignorándola. El conjunto de la economía social y sus variadas familias (cooperativas, asociaciones, mutualidades, fundaciones) ya ha recorrido gran parte de este camino, no sin potencialidades, límites y contradicciones, que le ha llevado a afirmar su identidad entre el mercado y el estado.

En muchos países de Europa y aun de de fuera de ella, la economía social se encuentra representada en múltiples Consejos, Comisiones y plataformas institucionales e incluso en los órganos gubernamentales. Ha conseguido romper, hasta cierto punto, el esquema de representación tripartito compuesto por gobierno, empresarios y sindicatos con el que se intentó ordenar la vida económica y social después de la segunda guerra mundial. No se trata aquí de hacer un balance de este itinerario del reconocimiento institucional, sino más sencillamente señalar que no estaría de más aprender del mismo, reflejado en el creciente número de leyes que lo canalizan, ahora que en el horizonte de la economía solidaria se abren perspectivas de afirmación institucional.

En efecto, la economía solidaria, a veces de la mano de la economía social, a veces de forma independiente, en otras conjuntamente, empieza a asomar la nariz en la arena de los actores socioeconómicos. Y como no podía ser de otra manera, esto genera debates estimulantes, de los que vale la pena hacerse eco. Para unos, la economía solidaria debería ser mucho más fuerte para entrar con garantías en esta escena. Para otros, hay que hacer demasiadas concesiones, los costes son demasiado altos y los riesgos de integración demasiado fuertes. Para los de más allá, es un proceso inevitable que exige reforzar los propios signos de identidad. Para los de más acá, hay que mantener una opacidad frente a la mirada del poder, mientras que la creciente emergencia permite llegar a más gente y madurar como movimiento. Por fin, no faltan los que ven, en el posible reconocimiento institucional, una ocasión para obtener más medios y asegurarse unos lugares de trabajo profesional. Este debate que se plantea en todos los niveles territoriales, desde algunas comisiones consultivas de las organizaciones especializadas de las Naciones Unidas hasta los órganos estatales y en la administración pública local, está lejos de cerrarse.

Precisamente, la mesa redonda convocada por la Universidad Popular y Ciudadana, celebrada en París en el pasado día 10 de Abril se llevaba cabo bajo el lema “hacia el reconocimiento de la economía social y solidaria”. El lugar, el impresionante edificio del Centro Nacional De Artes y Oficios (CNAM), en pleno centro de París y la presencia del Administrador General de esta peculiar universidad no podían ser más institucionales. Además estaba prevista que asistiera el Ministro Francés, Delegado de la economía social y solidaria. No pudo acudir ya que unos días antes había dejado de serlo, debido a la recomposición del gobierno, ahora presidido por Manuel Valls. La nueva ministra, procedente del mundo asociativo, tampoco podía participar, habiendo sido nombrada un día antes. En cualquier caso, sus ausencias fueron substituidas por la directora del Laboratorio francés de la Economía Social y Solidaria que fue definido por su carácter de Think Tank de la misma.

Ella argumentó en favor de la ley recientemente aprobada. La situó en el proceso de renovación y coordinación, cuyo momento culminante fueron los Estados Generales de la economía social y solidaria realizados el año pasado y que reunieron a más de 5.000 personas. No sin admitir ciertos límites, según su opinión, esta ley permite que se pase de una fase dominada por la economía reparadora a otra que inscribe a la economía social y solidaria en una política económica transformadora.

El director del Departamento de Derecho, Intervención Social, Salud y Trabajo del CNAM mostró las conexiones entre los distintos modos de intervención social y más en particular los del trabajo social y la economía social y solidaria. Tonino Perna, activo animador de la economía “solidale” Italiana y profesor en la universidad de Mesina, explicó la dinámica de estas iniciativas en la península transalpina y más en particular en el Sur de este país donde se estaría produciendo una creciente implicación de las autoridades municipales. Antonio David Cattani, profesor de la Universidad de Porto Alegre en Brasil y coordinador de un itinerante diccionario de “Outra Economia” ya publicado en su país , en Argentina, en Portugal, en Francia y ahora en Inglaterra, aludió al censo de más de 20.000 unidades de la economía solidaria en un país donde no habría tradición de economía social, a la presencia de un Secretario de Estado dentro del Gobierno Federal, del Forum y a la gran cantidad de normativas estatales que promocionan a la economía solidaria. Insinuó que esta, después de su considerable fase expansiva, entraría ahora en un cierto estancamiento.

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