Economía Solidaria

Emprender en la Economía Solidaria

Es vital crear nuevas empresas que fomenten la democracia económica, la igualdad y la defensa del medio ambiente. Reflexionamos sobre el estado de la cuestión del mundo del emprendimiento.

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El emprendimiento en un sentido amplio es tan antiguo casi como nuestra estancia en la tierra. La determinación de nuestros primeros ancestros para iniciar los primeros procesos de cultivo como evolución de la recolección o la domesticación y uso de animales ¿qué son sino impulsos emprendedores?

Sin embargo, el concepto del emprendimiento se ha posicionado en pocos años en el centro de debates económicos, políticos y sociales, no sabemos si como un intento más del capital por externalizar en el individuo la responsabilidad de su propia subsistencia o por el potencial que estas formas de desarrollo empresarial tienen para la persona y su entorno. Probablemente, ambas opciones tienen su parte de verdad.

Según el informe Global Entrepeneurship Monitor (GEM) España 2022-2023, publicado por el Observatorio del Emprendimiento de España y la Empresa Nacional de Innovación (ENISA), la actividad emprendedora recuperó en 2022 el nivel previo a la pandemia, con el 6% de la población española adulta involucrado en un proyecto de negocio de menos de tres años y medio de vida. Respecto a las personas con intención de emprender en los próximos tres años, la cifra asciende al 9,4%, el porcentaje más alto desde 2012.

¿Emprendimiento individual o cooperativo?

En general, el campo semántico alrededor del emprendimiento sitúa como elemento central al emprendedor, es decir, al individuo aislado que se hace responsable último de su capacidad de innovación y producción.

Esta idea se aleja claramente de una de las bases del cooperativismo y de la economía social y solidaria (ESS), que sitúan lo colectivo como centro y que concibe el emprendimiento como un ejercicio incluyente, solidario y comprometido que promueve la democracia económica, la igualdad de oportunidades y la diversidad en el marco de la defensa del medio ambiente y la promoción personal y profesional de las personas y de sus comunidades.

Los estudios demuestran que las empresas cooperativas son entidades más resilientes, que generan un mayor nivel de satisfacción y compromiso y que en ellas las decisiones de gestión procuran el desarrollo de las personas. Las cooperativas son una fórmula de emprendimiento atractiva porque suponen una oportunidad de autoorganización y autogestión del trabajo para la ciudadanía.

Buenas prácticas solidarias y feministas

Tenemos ejemplos y buenas prácticas que ilustran este diferente acercamiento a los procesos emprendedores desde la ESS, como el programa Ecosistemes, una formación centrada en aprendizajes clave para proyectos de intercooperación. Desde Ecosistemes, Guernica Facundo destaca tres elementos: “Sistematizar nuestra experiencia y sacar lecciones y recomendaciones generales, comprobar con otras organizaciones que para trabajar en intercooperación es útil la formación, especialmente cuando está enfocada de forma práctica y basada en experiencias, y por último, tejer redes con otros polos cooperativos y de economía social y solidaria con los que actualmente estamos creando una red”.También es reseñable el laboratorio de iniciativas emprendedoras de Economistas Sin Fronteras, un espacio de formación dirigido a personas jóvenes que puedan ser agentes de cambio, emprendiendo o sumándose a otras empresas. El éxito de esta iniciativa, como explica Elena Novillo, una de las coordinadoras del área de emprendimiento y ESS de Economistas sin Fronteras, “es que es un programa amable, divertido, diferente, una ventana de entrada para las personas jóvenes a iniciativas diferentes para que conozcan que no hay un solo modelo de empresa y de economía, que puedan conocer empresas transformadoras”.

Destacamos también el programa Creando Mellora, de Espazocoop, que tiene un doble objetivo: formar a personas recién licenciadas para que se acerquen a la ESS y acompañar a las socias de esas entidades para ir adquiriendo criterios de decisión y gestión. “Una de las claves de transformación social es el crear redes de aprendizaje entre las cooperativas, las personas becarias y las personas técnicas”, afirma Patane García, una integrante de este proyecto.

El Programa Juntas Emprendemos buscar superar la socialización diferencial de la que parten las mujeres, insertas en un desequilibrio del reparto de trabajo de cuidados y con un mayor miedo al fracaso como recoge el informe GEM. Creado por un grupo de entidades (grupo cooperativo Tangente, Labcoop, Reas Aragón), considera un valor añadido la apuesta por la incorporación de la perspectiva de género, que atraviesa todo el diseño e implementación del programa. “Trabajar en equipo y tejer redes son las principales fortalezas de las mujeres en la ESS. Es necesario que el ámbito incentive el emprendimiento colectivo para aprovechar al máximo este talento de su principal fuerza laboral (las mujeres suponen más del 60% de sus personas trabajadoras)” comenta Daria Wencel una de las técnicas del programa.

Cita en Bilbao

Un total de 8 de cada 10 personas inmersas en el proceso emprendedor consideran que tienen los conocimientos y habilidades para hacerlo y más de la mitad conoce a personas que están emprendiendo, algo que puede ayudar a la hora de aprender de otras experiencias o identificar contactos de negocio. Es por ello estratégico fomentar espacios de intercambio para seguir potenciando las habilidades y herramientas de las personas emprendedoras.

Este es uno de los objetivos de C2C Conversaciones. Aprendizaje e Intercambio de promotoras/es de la ESS, un encuentro que celebrará su tercera edición del 22 al 23 de noviembre en Bilbao. Algunas de las claves para seguir trabajando identificadas en la anterior edición incluían: la generación de espacios de (re)conocimiento mutuo físicos y digitales para aprender unas de otras; el desarrollo de programas, herramientas y líneas de trabajo compartido; la evaluación honesta y científica de los aspectos diferenciales del emprendimiento desde la ESS; el acercamiento a agentes externos (universidades, promotoras de emprendimiento convencional, agencias de desarrollo, colegios profesionales, sindicatos, etc.) para probar vínculos y promover hibridaciones

En definitiva, con esta nueva convocatoria se busca canalizar la iniciativa social para acometer retos comunitarios, articulando nuevas formas de trabajo, de mutualismo y de economía para compartir estrategias, provocar avances entre los proyectos que se impulsan y consolidar el tejido productivo y reproductivo de la ESS en todo el territorio.

El potencial que tienen las empresas de la ESS para generar empleo de calidad, así como para alcanzar los retos que tenemos como sociedad, ha sido reconocida por la ONU en su resolución Promover la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible. El mismo reconocimiento obtuvo el año pasado por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que destacó la capacidad de la ESS para generar empleos con impacto, conseguir la participación de las personas jóvenes, promover la igualdad de género y contribuir a la resiliencia económica y social. Potenciar, por tanto, el emprendimiento en este marco de valores contribuye a desatar un proceso virtuoso que favorece la promoción personal y profesional de las personas y de sus comunidades en el marco de procesos empresariales que promueven, además, la democracia económica, la igualdad de oportunidades y la defensa del medio ambiente.

 

Fuente: Alternativas Económicas

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