Políticas Públicas

La vivienda en nuestras ciudades, ¿mercado o derecho?

Este artículo firmado por Beatriz Fernández Olit y Rubén Garrido Yserte (profesores de Economía Aplicada, Universidad de Alcalá) abre el nuevo dossier de Economistas sin Fronteras

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El dossier n.55 de Economistas sin Fronteras puede consultarse en nuestra sección de recursos.

El debate sobre la problemática de la vivienda en España ha alcanzado en la actualidad el nivel de trending topic. Es difícil que un medio de comunicación no destaque diariamente alguna noticia relacionada con la vivienda. Por ejemplo, sobre su precio – tema estrella de continuo -, o sobre los factores que condicionan el mercado del alquiler o el de la vivienda en propiedad – aquí puede haber atención preferencial según el momento-; sobre su escasez, su interrelación con la actividad turística o financiera; sobre las desigualdades que se experimentan en las ciudades, según barriadas; o, incluso, sobre cómo las relaciones económicas y humanas, incluidas las tendencias demográficas, quedan condicionadas según sean y dónde estén ubicados los lugares de residencia de la población. También los análisis técnicos y académicos son recurrentes y detallan todas estas dificultades y tensiones que acumula el sector. Dado que todo el mundo necesita una vivienda, y por extensión un espacio donde habitar, no es de extrañar que éste sea un tema de enorme interés ciudadano, más allá incluso que la situación del mercado laboral. Las características de la vivienda y de las ciudades y barrios en los que habitamos, determinan buena parte del nivel de bienestar que disfrutamos, así como de nuestras posibilidades de desarrollo personal. No en vano, la vivienda digna y adecuada es considerada un bien esencial reconocido por la Constitución Española, la Carta Social Europea y la Declaración Universal de Derechos Humanos. El debate, por lo general acalorado, no ha cejado tras la aprobación de una ley de vivienda, denominada precisamente Ley 12/2023, de 24 de mayo, por el Derecho a la Vivienda[1], que afronta retos complejos, especialmente para la juventud y los colectivos vulnerables.

Este dossier no pretende valorar la adecuación de esta nueva ley, ni los efectos en su primer año de andadura. Pero sí quiere recoger parte de las problemáticas sobre las que se ha desarrollado, y destacar algunos de los dilemas a los que aún debe dar respuesta. Así, busca una reflexión sosegada sobre alternativas que no se discuten en otros foros, a la vez que contribuye a divulgar estudios de perfil académico y hace de altavoz de opiniones de la sociedad civil sobre el derecho a la vivienda y a la ciudad. Por ello, el enfoque del dossier pretende ampliar la mirada, para dar cuenta de que la vivienda no es un ente aislado, sino que se ubica en “contextos de vida”[2] que reflejan aspiraciones, deseos, posibilidades, limitaciones…

Este número 55 de Dossieres EsF ha querido estructurarse desde tres ángulos:

La primera sección se dedica a analizar la situación de la vivienda y la configuración residencial en España. Almudena Martínez del Olmo aborda la importancia de la vivienda dentro del sistema de bienestar, destacando su función social esencial y su reconocimiento como derecho fundamental. A la vez, analiza la vivienda desde su valor de cambio, como mercancía sujeta a las dinámicas del mercado. Desde este cruce de perspectivas se identifican en Europa cinco modelos de vivienda, estando caracterizado el modelo español por la promoción libre de vivienda en propiedad y por la solidaridad familiar, que cubre las necesidades residenciales que el estado no contempla. Esta base, unida a los recientes cambios demográficos, a los efectos de la crisis del 2008, y a un aumento de la desigualdad, determinan un problema estructural de accesibilidad a la vivienda, sobre todo para los grupos sociales más vulnerables. Así, la autora cree necesario plantear un modelo más equilibrado, estable y socialmente redistributivo, y con mayor protagonismo de las políticas públicas.

Por su parte, Inés Gutiérrez-Cueli analiza el papel de la vivienda en propiedad y del espacio urbano, representado por los PAUs, en la concepción de lo que las clases trabajadoras entienden como “mejora social”. La autora va más allá de la explicación de este proceso de reproducción social como aburguesamiento en un contexto de políticas neoliberales, y ahonda en las contradicciones subjetivas que experimentan los habitantes del PAU al mantener vínculos afectivos y económicos con sus barrios de origen, a pesar de las mejoras materiales de su espacio residencial. Gutiérrez-Cueli refleja en estas contradicciones, generadas sobre los lugares que se habitan, la complejidad de las experiencias de clase y la transformación de la clase trabajadora contemporánea.

Una segunda sección del dossier pretende poner en relieve algunas problemáticas actuales del acceso a la vivienda, como son los factores de exclusión residencial o los efectos del alquiler turístico. Elena Martínez y Fidel Oliván identifican, a partir de una investigación desarrollada por la asociación Provivienda, que la pobreza y el esfuerzo económico necesario para pagar la vivienda, son los principales predictores de exclusión residencial. Este tipo de exclusión, que no solo incluye factores de asequibilidad, sino también de habitabilidad, seguridad o adecuación del entorno donde se ubica el lugar de residencia, afecta desproporcionadamente a hogares en alquiler, monoparentales, encabezados por mujeres o personas extranjeras. El artículo propone implementar políticas urgentes, integrales y sostenibles que mejoren la asequibilidad y la calidad de la vivienda, promoviendo alternativas al mercado lucrativo, que aborden las necesidades de los grupos más vulnerables.

Patricia Aranda y María Jesús Such-Devesa examinan el impacto de la expansión del alquiler turístico sobre el mercado inmobiliario, la calidad de vida y la estructura social de las ciudades españolas. Ponen el foco en la economía de plataformas, falsamente colaborativa, que ha desplazado a los residentes de los centros urbanos y elevado los precios del alquiler, acentuando los problemas de accesibilidad a la vivienda y generando tensiones entre turistas y habitantes locales. Diferentes análisis realizados en Valencia, Sevilla, Barcelona y Madrid muestran los desequilibrios generados por la presión turística según barrios, que no sólo afecta al precio de la vivienda sino también a la disneyficación de su entorno. Como conclusión, proponen regular el mercado de alquiler turístico, para equilibrar las necesidades de los residentes con las demandas del turismo.

Finalmente, se presenta una tercera sección de artículos planteados como respuestas a las problemáticas de la vivienda y el urbanismo, en las que también se mira hacia otras realidades europeas. En particular, José Manuel Naredo contrasta la rigidez del modelo inmobiliario español con la experiencia de Suiza, donde analiza la Ley Weber, que limitó la construcción de segundas residencias al 20% del parque de viviendas por municipio. Mientras en España persiste la cultura del «pelotazo urbanístico» y la venta de inmuebles a no residentes, Suiza ha demostrado que es posible preservar el entorno, desactivando un modelo de construcción desmedida. Naredo subraya que el colapso del mercado de compraventa español, agravado por la precariedad laboral, ha desplazado la demanda hacia un mercado de alquiler encarecido y limitado. Ante este panorama, cuestiona la falta de reformas estructurales y legislativas en España que permitan una reconversión hacia un urbanismo más sostenible y menos especulativo.

Raquel Rodríguez y Cristina Fernández analizan, desde la perspectiva de la planificación urbana, cómo combatir la especulación en el mercado inmobiliario. Destacan la importancia de los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU) para prevenir la proliferación, entre otras cuestiones, de viviendas turísticas en detrimento de las residenciales. Pero su aportación principal se centra en examinar el desarrollo en las últimas décadas de las políticas de reserva de suelo para vivienda protegida, con sus luces y sus sombras, subrayando la conveniencia de que se hayan centrado actualmente en la promoción del alquiler, y la necesidad de coordinación efectiva entre las políticas de vivienda y la planificación urbana.

Finalmente, se presenta una experiencia colaborativa: El artículo “Miradas que hablan del derecho a la ciudad: participación, territorios y transformación” de María Teresa Gallo y Rubén Garrido, analiza la metodología del fotovoz como herramienta de investigación-acción participativa para abordar los desafíos urbanos contemporáneos. Se destaca su capacidad para empoderar a los participantes mediante la reflexión y la autoexpresión a través de la fotografía, promoviendo la participación ciudadana y la transformación social. El trabajo se centra en la iniciativa “Fotovoz Alcalá de Henares”, ilustrando cómo ha ayudado a identificar y comunicar necesidades urbanas, fomentar la cohesión social y contribuir a la gobernanza urbana inclusiva y sostenible. Esta experiencia resulta interesante como propuesta para otros municipios o áreas en las que se desarrollen debates participativos sobre el derecho a la ciudad y el territorio.

En la sección de ‘La lectura recomendada’ Rubén Garrido hace una reseña de La España de las piscinas de Jorge Dioni López, que muestra cómo las urbanizaciones privadas en España, símbolo del urbanismo neoliberal, han fomentado la segregación social y un electorado más conservador, aislado de los problemas de las clases vulnerables. A esta recomendación, Garrido suma otras tres obras: La humanización del espacio urbano de Jan Gehl, que aboga por ciudades más accesibles y centradas en la vida peatonal; La ciudad de los cuidados de Izaskun Chinchilla, que plantea la creación de entornos inclusivos y sostenibles; y La revolución de la proximidad de Carlos Moreno, que propone la “ciudad de los quince minutos”. Estas obras subrayan la necesidad de reimaginar el urbanismo para garantizar un “derecho a la ciudad” que promueva la cohesión social y la participación ciudadana.

Desde aquí, nos congratulamos por la calidad de las reflexiones aportadas por todas las personas que han participado en este número y les agradecemos su dedicación y esfuerzo.  Queremos reconocer también la colaboración prestada por el Instituto de Análisis Económico y Social (IAES) de la Universidad de Alcalá, y por varios de sus miembros, que han contribuido tanto a la configuración de este dossier, como a la elaboración de artículos.


[1] https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2023-12203

[2] De hecho, ‘vivienda’ procede del latín vulgar vivenda ‘cosas con que o en que se ha de vivir’, y este término procede del latín vivendus ‘que ha de vivirse’, gerundivo de vivĕre ‘vivir’ (Diccionario de la Real Academia Española, actualización 2023).

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