Informe: «Son nuestras vidas las que están en juego»

Buscador de recursos

  • Filtra por temática

  • Filtra por etiqueta (Ctrl+clic)

  • Filtra por tipo de contenido

  • Filtra por tipo de recurso

  • Orden de los resultados

Fuente: izquierda: Christian Roberts-Olsen (Shutterstock), derecha: elRoce (Shutterstock), centro: Joe Piette, abajo: Vlad Tchompalov.

Este informe «Son nuestras vidas las que están en juego La lucha contra las emergencias sanitarias y climáticas globales en la era de la financiarización» ha sido recopilado por los socios de Citizens for Financial Justice como Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) y otros colaboradores.

¿Por qué este informe?

Las emergencias sanitarias y climáticas globales actuales exponen los resultados de décadas de hiperglobalización y políticas neoliberales que erosionaron los derechos sociales y económicos de las personas (el derecho a alimentarse, a tener un hogar, un trabajo, salud, educación y disfrutar de un entorno saludable y seguro). Estas políticas también han ido debilitando progresivamente las redes de protección social de carácter público que han demostrado ser tan esenciales para enfrentarse a las crisis. Actualmente, los enfoques de las políticas impulsadas por el mercado, cada vez más utilizadas para enfrentarse tanto a emergencias climáticas como sanitarias, están fallando a la hora de proteger a los más vulnerables, poniendo nuestras vidas en juego e intensificando las desigualdades que existían previamente.

Este informe trata de ofrecer a las personas lectoras una perspectiva de la política económica sobre la convergencia de la emergencia climática y sanitaria (desde sus causas raíz hasta el grado de preparación de los sistemas), introduciendo algunos factores y tendencias clave que ambas tienen en común. Analiza cómo surgen las desigualdades, la inestabilidad económica y las vulnerabilidades cada vez mayores ante el impacto que el clima y la salud han generado y cómo se han reproducido mediante opciones políticas sesgadas y reglas injustas del juego, a menudo dictadas por intereses financieros privados en lugar de estar orientadas hacia el bienestar de la población en general. Esta perspectiva sistémica demuestra que la emergencia climática y la sanitaria no pueden tratarse por separado, ya que son inherentes a un modelo de desarrollo global fallido, que nos ha dejado en la precaria situación en que nos encontramos actualmente. Teniendo en cuenta todo esto, tratamos de reforzar la necesidad de afrontar unos esfuerzos de recuperación a nivel internacional para alejarnos de la vía de desarrollo insostenible a nivel medioambiental previa a la pandemia, avanzar hacia una economía social y medioambientalmente saludable y justa. Por último, a través de este informe, esperamos contribuir a la construcción de un análisis coherente e interseccional que realce las sinergias entre los movimientos que trabajan por el clima y la justicia económica y, luchando por recuperar nuestras economías, avanzar en materia de servicios públicos y proteger los espacios globales en común.

¿A quién va dirigido?

Este informe va dirigido a las personas activistas por el clima, la salud global y la justicia económica de todos los países del mundo que desafían las narrativas de desarrollo dominantes y luchan por una transformación socio-ecológica orientada a la justicia. En particular, se ha diseñado para apoyar a las personas activistas y defensoras que reconocen las vías desiguales que utiliza nuestro sistema económico actual y que están deseando profundizar en su conocimiento sobre la interacción de las distintas vías de lucha por el clima, la salud global y la justicia económica. Ha llegado la hora de construir estrategias convergentes para considerar la financiarización como uno de los principales propulsores de la desigualdad, incluyendo su innegable impacto en la emergencia climática y la emergencia sanitaria a nivel global.

Resúmen ejecutivo

La tormenta perfecta creada por la pandemia de COVID-19 y la emergencia climática revela la incompatibilidad de nuestros sistemas económicos actuales con la salvaguarda de la vida misma. A medida que la población de todo el mundo, especialmente en el Sur global, se enfrenta a un acceso limitado a la sanidad, la pérdida de empleo, trabajos mal remunerados, cortes de agua y de electricidad, riesgo de desahucio y se prepara para una crisis alimentaria inminente, está muy claro que ocuparse de las causas raíz de las crisis convergentes es más urgente que nunca.

El proceso de privatización de los servicios públicos esenciales y el descenso de los niveles mínimos de protección social, en combinación con la dependencia de políticas amparadas en los mercados para tratar las emergencias sanitarias y climáticas, han contribuido notablemente a la escasa capacidad de los estados para enfrentarse al impacto actual y a las múltiples crisis. No obstante, la capacidad limitada de muchos países para responder a la pandemia de COVID-19, que también es válida para gestionar los desastres relacionados con el clima, no es algo nuevo. Es el resultado de decisiones políticas tomadas durante mucho tiempo, que han reducido sistemáticamente el espacio fiscal de los estados, implantado medidas de austeridad y limitado la inversión pública en bienes y servicios públicos esenciales.

Aunque la necesidad de «Reconstruir mejor» se ha vuelto popular en el diálogo político a todos los niveles, existe un riesgo importante de que la recuperación económica tras la pandemia siga dependiendo de aportaciones privadas y soluciones impulsadas por los mercados que refuercen la desigualdad, mantengan altos niveles de explotación de los recursos y no sean capaces de hacer frente a los errores del capitalismo financiero. A su vez, organizaciones de la sociedad civil y movimientos sociales de todo el mundo están llamando a la transformación sistémica de la arquitectura financiera mundial y de la división mundial del trabajo, para lograr una recuperación justa, ecológica y feminista tras la COVID-19.

Este informe conforma una visión de las principales conexiones entre la emergencia sanitaria y la emergencia climática, partiendo de un análisis de la nefasta alianza entre el sector financiero, los gobiernos y las corporaciones, que ha debilitado progresivamente la capacidad pública y las redes de seguridad social que han demostrado ser tan esenciales en el contexto de las crisis convergentes. El primer capítulo repasa las elecciones políticas que nos han llevado a donde estamos y que permiten la concentración de la riqueza y la creciente desigualdad, reduciendo el espacio fiscal de los gobiernos para paliar los efectos inmediatos y a largo plazo de las crisis. Observamos cómo un transcurso de décadas con un desarrollo orientado al crecimiento e impulsado por el mercado ha dejado a los países desamparados y enfrentados a la incapacidad crónica de gestionar emergencias globales y de satisfacer los más básicos derechos humanos, y cómo todo esto nos lleva más allá de los compromisos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Estas elecciones se han analizado bajo la lente de la desigualdad, centrándonos en sus implicaciones en materia de derechos humanos y en cómo perpetúan e intensifican las múltiples desigualdades dentro de cada país y entre distintos países. Dos capítulos seguidos, salud y clima, profundizan en la trayectoria política en ambas áreas, debatiendo las contradicciones entre los intereses financieros privados y la dotación pública, así como sus bienes y servicios. Por último, el informe concluye con una reflexión sobre la necesidad de reclamar espacios de gobernanza locales y globales para la justicia social, ecológica y financiera. También incluye algunos grupos de la sociedad civil y espacios de convergencia política en que activistas y defensores pueden llevar a cabo acciones a favor de la construcción de un futuro posterior a la COVID-19 más equitativo, feminista y sostenible desde el punto de vista medioambiental.