Feminismos

Las Economías Solidarias, Feministas y Ecológicas comparten el interés por situar la vida, todas las vidas, en el centro de la Economía. La Economía Feminista subraya, por su parte, que no es posible avanzar en pos de la sostenibilidad de la vida sin poner patas arriba el sistema económico, es decir, repensar nuestras actividades desde el ámbito de los cuidados e introduciendo cambios que, con perspectiva de género, corrijan las desigualdades del sistema en el que habitamos que van desde las instituciones públicas al ámbito privado, pasando por nuestras organizaciones.

Desde la Economía Solidaria, hemos participado con ilusión en la revuelta feminista que, durante la segunda mitad de la década de 2010, ha inundado de prácticas e iniciativas feministas los espacios públicos y nuestra forma de relacionarnos. Hemos celebrado cómo se hacía historia mediante las convocatorias del 8M a la huelga feminista y de cuidados, hemos acogido debates que ponían en crisis las prácticas habituales de nuestras entidades… El feminismo y su interpretación de la realidad (en especial en sus enfoques político, económico y social) aportan rigor, coherencia y desafíos a la Economía Solidaria, desde la que podemos utilizarlos para reducir las brechas aún presentes en nuestro funcionamiento y para hacer nuestras organizaciones espacios más vivibles y habitables

La Economía será solidaria si es feminista

La Economía Feminista subraya la importancia de considerar dos claros límites a la hora de definir las posibilidades de la economía: la imposibilidad de sobrepasar la capacidad del planeta de generar y reponer recursos naturales, fuentes de energía, etc. Y la necesidad inevitable que la vida tiene de ser cuidada, la cual depende de cumplir unas tareas personales o sociales determinadas en unos tiempos precisos para poder salvaguardarla.

La articulación conjunta de la visión feminista y solidaria para ir desarrollando una nueva forma de repensar las actividades humanas es por tanto uno de los desafíos a los que se enfrentan estas propuestas para, en última instancia, fortalecer las prácticas de las organizaciones y entidades de la ESS desde las aportaciones y miradas feministas para potenciar su capacidad transformadora.

Así, una subversión feminista de la Economía comienza por introducir en su ámbito los trabajos de cuidados, no remunerados e invisibilizados, como un elemento indispensable para considerar la prioridad de las necesidades humanas y organizar los recursos de la comunidad con miras a satisfacerlas. La Economía no puede centrarse en los beneficios empresariales y dejar fuera las necesidades humanas básicas de alimentación, limpieza, cultura y ocio.

Distribuir la responsabilidad de los cuidados, ocuparse de quienes no pueden obtener los mínimos indispensables para la supervivencia, definir el papel de las Políticas Públicas en la propuesta de soluciones… Las Economías Feministas, así en plural puesto que se trata más de una suma de enfoques que de una disciplina sistemática, permiten una mejor comprensión de lo que significa poner a las personas y el planeta en el centro de la economía. Las mejoras que provocan estos enfoques en el tejido de la Economía Solidaria y en la construcción de sociedades más justas recién estamos comenzando a verlos, pero supondrán con seguridad el cuidado minucioso de las redes a las que pertenecemos y de las personas que nos cuidan y cuidamos.

Para saber más:

Dossier de Economía Feminista en economiasolidaria.org.

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