Economía Solidaria y «Buen Vivir»

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El Vivir Bien no nace ahora, es producto de la cosmovisión milenaria de los pueblos indígenas del continente, de hecho ni siquiera como concepto es algo nuevo, aunque precisamente en estos tiempos cobra más fuerza que nunca.
Cuando las ONGs comenzaron a preguntarse cómo se podría traducir el termino desarrollo al quechua, se dieron cuenta que no había una traducción, y lo mismo sucedió con el aymara, guaraní… en ninguna de las lenguas de las civilizaciones indígenas, orientales, existía una palabra para designar nuestro concepto de desarrollo occidental. Esta contradicción aparente refleja bien la división entre las dos matrices civilizatorias, entre oriente y occidente.

El Vivir Bien nos acerca y enseña conceptos como complementariedad, reciprocidad, comunitarismo (aunque no se puede entender la comunidad como un conjunto de individuos), que chocan frontalmente con nuestros esquemas establecidos. La cultura de la vida es comunitaria, no puede ser de otra manera, frente a un capitalismo individualista, depredador, o incluso un socialismo que aunque preocupado de mejorar las condiciones de vida de la sociedad, solo la entiende como el conjunto de personas que viven, sin considerar para nada a la Madre Tierra como algo vivo, y que puede llegar a ser tan industrial y depredador como el capitalismo (aunque, y este es otro debate, quizás un socialismo comunitario es hoy en día la mejor opción para Occidente).
El “buen vivir” apunta a una ética de lo suficiente para toda la comunidad y no solamente para el individuo. El “buen vivir” supone una visión holística e integradora del ser humano, inmerso en la gran comunidad terrenal, que incluye no sólo al ser humano, sino también al aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales; es estar en profunda comunión con la Pachamama (Tierra), con las energías del Universo, y con Dios.
La preocupación central no es acumular. Además, la Madre Tierra nos proporciona todo lo que necesitamos. Con nuestro trabajo suplimos lo que ella por las excesivas agresiones no nos puede dar, o le ayudamos a producir lo suficiente y decente para todos, también para los animales y las plantas. El “buen vivir” es estar en permanente armonía con todo, celebrando los ritos sagrados que continuamente renuevan la conexión cósmica y con Dios.
El “buen vivir” nos convida a no consumir más de lo que el ecosistema puede soportar, a evitar la producción de residuos que no podemos absorber con seguridad y nos incita a reutilizar y reciclar todo lo que hemos usado. Será un consumo reciclable y frugal. Entonces no habrá escasez.
En esta época de búsqueda de nuevos caminos para la humanidad la idea del “buen vivir” tiene mucho que enseñarnos.
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