Presentación en la apertura de la II Feria de Economía Solidaria en Donostia

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Presentación realizada por Carlos Askunze (Coordinador de REAS Euskadi) en el acto de apertura de la II Feria de Economía Solidaria, ante miembros de las empresas y entidades del Mercado Social, representantes políticos y técnicos del Ayuntamiento de Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa, Lanbide-Gobierno Vasco y de otros ayuntamientos de la provincia, así como de diferentes organizaciones políticas, sindicales y sociales.

Lo primero de todo, hacer público el agradecimiento a todas las personas y entidades que han hecho posible la celebración de esta II Feria de Economía Solidaria: a todas las empresas y entidades participantes, sin ellas no tendría sentido esta convocatoria; al grupo de entidades de REAS Euskadi en Gipuzkoa que han trabajado en los últimos meses en el desarrollo de la Feria y a las personas voluntarias que ayer y hoy colaboran para que todo funciones; al equipo de REAS Euskadi: Amaia, Arantza, Zaloa, Leire por su buen hacer profesional y militante y, especialmente, a Javi, en quien ha recaído el peso de su coordinación; también el personal técnico de Donosti 2016 y del Ayuntamiento, por facilitarnos la ocupación y uso de estos espacios; y, por último a la Diputación Foral de Gipuzkoa y al Ayuntamiento de Donostia, quienes con su financiación han hecho posible, no sólo el desarrollo de esta Feria concreta, sino un proyecto más amplio de impulso del mercado social, la compra pública socialmente responsable o el consumo crítico y transformador.

Como decía Javi os damos la bienvenida y agradecemos vuestra presencia en este acto de apertura. Nos produce mucha satisfacción poder contar con representantes institucionales, políticos, sindicales y sociales, con quienes queremos compartir nuestra modesta aportación, como dicen los lemas de la Feria, a la construcción de una “economía al servicio de las personas”, “otra economía para una vida mejor”.

Y es que ayer, en una jornada que celebramos en este mismo espacio, nos preguntamos sin es posible poner la vida en el centro de la economía. Pareciera una pregunta retórica, puesto que la racionalidad y el sentido común debieran llevarnos a contestar afirmativamente: ¿cómo va a ser posible que la sostenibilidad de la vida no esté en el centro de los procesos económicos, políticos, sociales… humanos, en definitiva?

Sin embargo, el capitalismo ha desplazado en dichos procesos la centralidad que debieran ocupar las personas, las comunidades, los pueblos y el medioambiente. Por ello, primeramente, queremos llamar una vez más la atención sobre la necesidad, cada vez más urgente, de impulsar un cambio de modelo socio-económico, que nos conduzca a colocar en el centro de nuestras preocupaciones y del propio funcionamiento del sistema económico y político la vida actual y futura, de todas las personas, de todo el planeta.

Pero para ello, necesitamos comenzar por reapropiarnos de nuestros destinos, individuales y colectivos. El espacio público, la política, la soberanía, han quedado secuestradas en manos de instituciones económicas internacionales, empresas transnacionales o emporios financieros especulativos. Queremos poner la vida en el centro de la economía, pero para ello tenemos que decidir individual y colectivamente qué vida queremos vivir, y tenemos que elegir qué papel debe jugar qué tipo de economía en esa vida deseable.

Necesitamos, pues, que se alcen voces que reivindiquen una nueva manera de hacer economía. Que denuncien las consecuencias de un capitalismo injusto, violento, insolidario, patriarcal e insostenible y que, a su vez, realicen aportes a la construcción de miradas y prácticas alternativas en el ámbito de la economía que contribuyan a transformar la sociedad.

Nuestra apuesta se sitúa precisamente en esa perspectiva: desarrollar una economía al servicio de las personas y de la sostenibilidad de la vida; una vida considerada en todas sus dimensiones; una vida que merezca la pena ser vivida; una vida digna, para todas las personas y en cualquier parte del mundo.

Y esta apuesta la queremos reforzar especialmente en estos tiempos oscuros que nos toca vivir: tiempos de crecimiento de la pobreza y las desigualdades, de recortes en políticas sociales y servicios públicos, de cuestionamiento de los sistemas de protección social y de garantía de ingresos, de negación de la universalidad de los derechos para todas las personas que conviven en nuestra tierra… tiempos, en definitiva, de precariedad y desesperanza.

En esta coyuntura, desde la Red de Economía Alternativa y Solidaria, aplaudimos y nos sumamos a todos los esfuerzos que desde diferentes ámbitos y movimientos sociales, se llevan a cabo para devolver el impulso ético a la economía y a la política, para recuperar los valores de la justicia y de la solidaridad como pilares para la construcción social.

Y nuestra aportación concreta es el impulso de iniciativas de economía solidaria: una realidad en movimiento y en crecimiento. REAS Euskadi, está conformada por más de 60 empresas y organizaciones sociales; empresas cooperativas, sociales y de inserción de carácter no lucrativo que están presentes (como veréis) en muchos sectores de producción de bienes y servicios. También organizaciones y espacios asociativos de construcción de alternativas económicas en el ámbito de las finazas éticas, la soberanía alimentaria, las energías renovables, el comercio justo o la gestión sostenible de residuos.

Experiencias que generan 1.772 empleos a tiempo completo, de los que el 70% son ocupados por mujeres y, en una buena proporción, por personas jóvenes o por quienes más dificultades de acceso al empleo tienen. Experiencias que generan también militancia y compromiso: más de 3.100 personas voluntarias que contribuyen a la extensión de estos valores alternativos en la sociedad y miles asociadas a esos proyectos cooperativos, entre otros, de banca ética, de de energías renovables o de consumo de productos agrícolas locales. Todas estas organizaciones y personas, con su trabajo, sus aportaciones económicas, su consumo… sostienen una realidad económica que en 2013 han generado unos ingresos totales de 92.434.509 €. Una cantidad modesta, pero nada desdeñable: estamos en la economía real y generamos y redistribuimos riqueza social y económica.

Y el proyecto que desarrollamos para el impulso de este sector, es lo que denominamos como Mercado Social: una red de producción, distribución, financiación y consumo de bienes y servicios que funcione con criterios éticos, ecológicos, democráticos y solidarios, constituido tanto por empresas y entidades de la economía solidaria como por consumidores/as individuales y colectivos. Un mercado que nos permita desconectarnos, tanto como sea posible, del mercado capitalista.

Puede parecer una quimera, pero es nuestra aportación al conjunto de alternativas que, cada vez con mayor fuerza y apoyo popular, emergen en el ámbito económico. Así, las propuestas y prácticas de la economía solidaria, se suman a las desarrolladas por otras economías críticas como la feminista o la ecológica; o al de enfoques como los de la democracia económica o la economía participativa.

La Feria que hoy celebramos es precisamente un instrumento, junto a otras actividades de intercooperación, de difusión y de sensibilización, al servicio del crecimiento y de la visibilización de dicho mercado. Una iniciativa para acercar a la ciudadanía propuestas económicas alternativas que son concretas, creíbles y viables, y que pueden hacer de la economía en general, y del consumo en particular, una herramienta al servicio de la transformación social. Una herramienta que nos permita, en definitiva, poner la vida en el centro de la economía.