Otra economía es posible
En los últimos meses, quizá como nunca, se está demostrando que el sistema económico neoliberal está fuera de todo control político y ciudadano. La amenaza de la crisis financiera y sus consecuencias directas en la ciudadanía, especialmente en los sectores más desprotegidos, es la prueba que evidencia que el funcionamiento del llamado libre mercado no responde a las necesidades de las personas ni al desarrollo de las sociedades. Más bien, ha demostrado que se ha construido sobre la base del enriquecimiento sin escrúpulos de unas pocas personas y corporaciones de una minoría de países sobre la miseria de las mayorías [1]. Un sistema que ha priorizado la economía especulativa sobre la economía productiva y sobre el desarrollo humano sostenible de los pueblos [2].
Pero no olvidemos que las consecuencias de la crisis económica ya eran evidentes en otros ámbitos como el del sector energético o alimentario, cerrando un círculo vicioso que condena al hambre y a la pobreza a millones de personas en el mundo [3]. Ante esta situación, los gobiernos del llamado mundo desarrollado, han demostrado su incapacidad de cumplir siquiera con los Objetivos del Milenio, acordados para reducir la brecha entre el mundo rico y el empobrecido [4]. Los mismos gobiernos, por el contrario, han contado con fondos suficientes para acudir al rescate multimillonario de las entidades financieras que han entrado en crisis en EE.UU y Europa [5].
Ante esta situación, ¿cabe pensar que otro funcionamiento económico es posible? Quienes aspiramos a construir un mundo más justo e igualitario consideramos que las actividades económicas deben cambiar radicalmente su orientación. Por eso trabajamos en el desarrollo de una economía alternativa y solidaria que se traduce en una visión y una práctica que reivindica la economía en sus diferentes facetas (producción, financiación, comercio y consumo) como medio –y no como fin– al servicio del desarrollo personal y comunitario. Un instrumento, en definitiva, de transformación social y justicia, que fomenta un desarrollo social y medioambiental sostenible y participativo.
Desde esta perspectiva consideramos imprescindible la organización y la movilización social, a través de la denuncia y la presión sobre gobiernos e instituciones financieras, para que varíen las actuales políticas económicas. Pero, además, consideramos que debe cambiar también la orientación de nuestras opciones de consumo personales y colectivas. Existen iniciativas de economía solidaria que presentan otros modelos de relaciones económicas más solidarias y responsables [6].
Las personas podemos, a través de gestos cotidianos, contribuir al cambio de las reglas de producción y consumo en nuestra sociedad. En esos gestos y en la propia capacidad de elección, podemos convertir nuestro acto de consumo en un acto de transformación social: apoyando el comercio justo [7], la banca ética [8], las empresas solidarias [9], la producción ecológica y sostenible, las economías locales y la soberanía alimentaria, consumiendo responsablemente [10] y rechazando el consumismo [11]… Estas son algunas de las iniciativas que impulsamos y apoyamos desde REAS Euskadi, al igual que la creación en noviembre de 2007 de Gizatea (Asociación de Empresas de Inserción del País Vasco) [12].
La característica que hace que estas empresas sean diferentes a las demás es que posibilitan el acceso al empleo normalizado de colectivos con especiales dificultades, tras un periodo de acompañamiento y a través del desempeño de un puesto de trabajo en una estructura mercantil de producción de bienes o servicios de carácter no lucrativo. Es ese su valor añadido, además de ofrecer servicios de calidad con los recursos humanos y técnicos necesarios. Apostamos, así, por fomentar la comercialización de sus bienes y servicios, tratando de ampliar sus oportunidades de mercado, tanto público como privado, y contribuyendo a la extensión de criterios de responsabilidad social a través de su contratación.
En nuestras manos está la posibilidad de ir construyendo alternativas al modelo y a las relaciones económicas que tanta injusticia producen. Otra economía es posible… y esa es la Economía Solidaria.
[1] El 1% rico posee la misma riqueza que el 57% de la humanidad (Naciones Unidas).
[2] El 99% de las transacciones económicas diarias son especulativas (National Geographic).
[3] 1000 millones de personas pasan hambre todos los días, produciéndose un aumento de 75 millones en el año 2007 (Naciones Unidas).
[4] www.un.org/spanish/millenniumgoals
[5] Los primeros 700 mil millones destinados por el Gobierno de EE.UU para el rescate de las aseguradoras, bancos y otras instituciones financieras afectadas por la crisis en EE.UU, representan cinco veces la cantidad anual de ayuda extraordinaria que se necesitaría para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio en pobreza, educación y salud, calculados en 150 mil millones por año (Oxfam Internacional).
[6] www.economiasolidaria.org
[7] www.comerciojusto.org
[8] www.proyectofiare.com
[9] www.catalogosocial.net
[10] www.consumoresponsable.org
[11] www.consumehastamorir.org
[12] www.gizatea.net
Artículo publicado en la revista sobre comercio justo Karanakuy, nº 11 (diciembre de 2008) editada por Kidenda.