No en vano, este proyecto considera a la ciudadanía parte de un mismo y único territorio, es decir Europa, sin distinción de fronteras, nacionalidades u objetivos individuales. Por tanto, los recursos entrarán igual, sea cual sea el país de origen, y se invertirán en los proyectos que se consideren merecedores del apoyo, sea cual sea el país de destino. La próxima reunión tendrá lugar antes de fin de año en Lovaina (Bélgica), en la sede de Credal.
Un modelo de barrio pensado desde y para las personas
Aprovechando la reunión del «Fondo Ciudadano Europeo de inversión en la economía social» en Freiburg, tuvimos la ocasión de conocer algo mejor los proyectos desarrollados en la capital europea de la sostenibilidad de la mano de una entidad amiga. Oekogeno es una organización que ofrece fondos de inversión sociales a la ciudadanía y tiene una experiencia muy importante en proyectos de energías renovables y de vivienda social. Además tuvimos la suerte de hacer coincidir nuestra visita con la entrega de un premio a las mejores ideas generadas en Alemania para un proyecto de vivienda social promovido por Oekogeno. El proyecto es una cooperativa de vivienda cuyos socios «propietarios» son los usuarios y la ciudadanía a través del fondo de inversión creado por Oekogeno.
La comunidad de usuarios para la que se ha diseñado el edificio, no accede a la propiedad de viviendas individuales, sino que participa en la cooperativa, utilizando espacios adaptados a sus necesidades. En esta línea se han planteado viviendas adapatadas para personas con movilidad reducida, viviendas comunitarias para grupos, viviendas en alquiler para jóvenes estudiantes,etc., participando todos ellos junto al estudio de arquitectura en la definición del edificio. Este proyecto, denominado Vaubanaise, es posible dentro de un barrio muy particular de Freiburg, Vauban, construido a partir de la ocupación de un antiguo cuartel de la OTAN. Al final, la comunidad «okupante» se constituyó jurídicamente y adquirió el edificio, construyéndose en torno un barrio prácticamente sin coches, sin plazas de aparcamientos en las calles, con energía a partir de biomasa, viviendas «pasivas» (autosuficientes energéticamente), y referente europeo en ekobarrios, especialmente por la participación ciudadana en su gestión, no sólo por su construcción. Una experiencia singular, hija de un lugar y un momento, y por tanto, no replicable de forma directa, pero sí para aprender sobre la capacidad de la sociedad civil organizada para ocupar (con «c» y con «k») su lugar en la sociedad.
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