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De recursos escasos y verbo abundante

M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano* Aunque era de esperarse, no deja de sorprender la facilidad con que el gobierno mexicano cede ante los impúdicos coqueteos del imperio decadente y sus cada vez más desacreditados dólares. En pomposa ceremonia de firma de acuerdo binacional, el gobierno actual hizo dar a nuestro país otro paso […]

29 febrero 2012

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M. en A. José Luis Gutiérrez Lozano*

Aunque era de esperarse, no deja de sorprender la facilidad con que el gobierno mexicano cede ante los impúdicos coqueteos del imperio decadente y sus cada vez más desacreditados dólares. En pomposa ceremonia de firma de acuerdo binacional, el gobierno actual hizo dar a nuestro país otro paso –tropezón- hacia la pérdida de soberanía sobre el petróleo en subsuelo mexicano. Inocentemente la oficina de prensa de la Presidencia informa –en aclaración no pedida- que no se pierde soberanía, antes al contrario, anuncia que nuestro generoso vecino del norte se ha comprometido a prestar toda la ayuda técnica necesaria a la empresa petrolera paraestatal para que, dando ocupación a obedientes obreros mexicanos, no deje de bombear oro negro, como si fuese a durar para siempre. Claro, asegurándose el dadivoso vecino, mediante todo tipo de candados financieros y legales, que no le faltará el suministro del valioso recurso no renovable.

Ahora ya plenamente dedicado a la contienda electoral, el presidente mexicano Felipe Calderón, pretendiendo asegurar a través de la candidata de su partido la continuidad de sus cuestionadas políticas de desnacionalización, concentración de la riqueza en las mismas pocas manos, a la costosísima e inútil guerra contra la delincuencia organizada, y consolidación del poder en manos de una ultraderecha rancia, intolerante y entreguista, se arroja a una vertiginosa secuencia de giras a lo largo y ancho del país. En rápida visita a Aguascalientes, entidad damnificada cíclicamente por las sequías propias del sur de Aridoamérica, se condolió con sus habitantes por la gravedad de la sequía del año pasado. Cuestionó que Aguascalientes se hubiera convertido en una cuenca lechera con cultivos intensivos de alfalfa que requiere de un alto consumo de agua, anunciando que esta paradoja –por no llamarla contradicción según su óptica- habría de revisarse en el largo plazo.

Si el tema de una vocación económica de la entidad que requiere el uso intensivo de agua parece contradictorio a los ojos del presidente por su evidente clima árido, habría que preguntarse si piensa lo mismo respecto a todas las entidades del centro-norte de México. Presentando características similares de una importante escasez relativa de agua, el cuestionamiento presidencial implicaría también un concentrado esfuerzo de política pública desde la capital para transformar la vocación económica de una región que hasta ahora continúa produciendo alimentos para este país al que le han llevado a vender la riqueza del subsuelo.

El Dr. Carlos Häubi, veterinario especialista altamente reconocido en producción lechera, no duda en conceder razón al primer mandatario en que ahora resulta paradójica la actividad que, cuando se inició en Aguascalientes, no había la actual concentración industrial y urbana que ha abatido los mantos acuíferos. Sin embargo, pregunta abiertamente si no resulta aún más paradójico que en un país de sol, vientos, olas y mareas, todavía estemos quemando petróleo para producir electricidad. Nos aferramos, dice, a pensar en el agua como un bien escaso y no como un recurso 100% renovable. Y efectivamente, ignoramos el enorme potencial de este país. Por las prioridades de los países industrializados y sus enormes compromisos con la cultura del petróleo, ignoramos la posibilidad de que con nuestra abundancia de luz solar, de vientos y vastos océanos podríamos abastecernos de toda el agua que quisiéramos utilizando energías más limpias y renovables, abundantes e inagotables.

La distorsión de prioridades ha impuesto una camisa de fuerza al desarrollo integral de nuestro país. Los gobiernos de la modernidad neoliberal nos han llevado a ser fieles trabajadores subordinados al capital y proveedores de materias primas, la mayoría de ellas no renovables. Metidos de lleno en la lógica de mantener al monstruo creado alrededor de las ganancias que genera al eje financiero global el monopolio energético centrado en el petróleo, transportamos de un lado a otro del mundo, todo tipo de bienes sólo para satisfacer la frivolidad de los consumidores del primer mundo. De aquellos países que se hunden hoy en una crisis de los que precisamente es su modelo de consumo -dependiente del petróleo y por ello, del sistema monetario internacional- el que la ha causado.

Nos ha cautivado la abundante verborrea del desarrollo económico basado en lo que en su tiempo de presidente Carlos Salinas llamó ingreso al concierto de naciones desarrolladas a través del comercio internacional. Perdimos el rumbo perdiendo la soberanía alimentaria. Con los dólares ganados con la exportación de petróleo, ¿para qué preocuparse en producir alimentos?

Tenemos ya treinta años de haber cambiado el modelo, olvidando las energías renovables, la riqueza de flora, fauna, luz, aire y agua. Por vender petróleo, menospreciamos el calor humano que, de haberlo valorado, nos habría dado más por la vía de la industria sin chimeneas –el turismo- y perdimos nuestro liderazgo en producción de granos básicos para la alimentación humana.

El mareador discurso de los organismos financieros mundiales –el Consenso de Washington- y el ciego y obediente encadenamiento a la lógica de la supuestamente abundante riqueza del petróleo nos hicieron perder el rumbo. Habrá que recuperar el rumbo económico a partir del principio de que la riqueza se consigue trabajando por que ésta permanezca, no rematando los recursos escasos y no renovables para ganar en poco tiempo lo que habremos de pagar para sobrevivir en el futuro. Hemos vivido ya mucho tiempo en esa lógica: pan de hoy, hambre para mañana. El nuevo modelo de desarrollo demanda volver a poner atención en los recursos renovables.

* Presidente de Fundación Ahora A.C., asociación que promueve la Economía Solidaria en la región centro-occidente de México con más de una década de trabajo.

Twitter: @josgutie

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