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Euclides André Mance: “Debemos avanzar en la organización de circuitos económicos solidarios”

Con motivo de la inauguración del Foro Social Mundial de Economías Transformadoras que se celebrará del 25 de junio al 1 de julio, entrevistamos a Euclides André Mance, ponente de la mesa de apertura y uno de los principales teóricos de la Economía solidaria y la Economía de Liberación en América Latina,

25 junio 2020
Fuente:La Marea

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Entrevista por Blanca Crespo

Euclides André Mance, uno de los principales teóricos de la Economía solidaria en América Latina, será uno de los ponentes del Foro Social Mundial de Economías Transformadoras.

Con motivo de la inauguración del Foro Social Mundial de Economías Transformadoras que se celebrará del 25 de junio al 1 de julio, entrevistamos a Euclides André Mance, ponente de la mesa de apertura y uno de los principales teóricos de la Economía solidaria y la Economía de Liberación en América Latina, además de cofundador del Instituto de Filosofía de la Liberación y de la red Solidarius.

Lleva años analizando el sistema capitalista y sus fallas, en publicaciones como Constelación solidarius y otros escritos. ¿Cuáles son las principales carencias del actual sistema económico?

Cuando analizamos el circuito económico del capital, vemos que el capitalismo tiene varias grietas sistémicas que se relacionan con sus finalidades y su modo de funcionamiento. Esas grietas lo debilitan, pero no pueden ser superadas sin que el propio sistema deje de ser él mismo, pues ellas forman parte de su propia naturaleza estructural.

Explotar las grietas del capitalismo significa crear procesos económicos, políticos y culturales que, implantados en el interior del sistema, aprovechándose de tales fallas, empiecen a interferir en sus flujos económicos, políticos y culturales para promover la liberación de las fuerzas productivas, de intercambio y de crédito hacia circuitos económicos solidarios, y consolidar procesos democráticos autogestionados desde los territorios locales, que expandan y consoliden la liberación misma de las comunidades humanas, organizando nuevas formas sociales de convivencias de los seres humanos entre sí y con los ecosistemas.

¿Cuáles son esas grietas?

En el plano del crédito, tenemos la existencia de personas, empresas y gobiernos altamente endeudados y un flujo de valores que migra de la producción y del intercambio para la acumulación financiera, en vez de realimentar la producción y el consumo de las familias, de los gobiernos y de las empresas. Esa grieta sistémica se alarga y profundiza cuando el propio sistema de crédito se torna un entrabe para la reproducción ampliada del valor, por drenar en la realización de ganancias del capital financiero el valor generado por el trabajo productivo, drenaje que se amplía aún más con la refinanciación de deudas, generando nuevos préstamos, que no se destinan a ampliar la producción o el consumo sino al propio pago de deudas anteriormente contraídas junto al sistema financiero.

En el plano del intercambio, tenemos a la mitad de la población mundial por debajo de la línea de pobreza, excluida de niveles adecuados de consumo en cantidad, diversidad, calidad, regularidad y dignidad. Si las personas no compran, el capital no vende y no se realizan ganancias. Esto debilita la realimentación de la producción y de la recaudación de impuestos por los Estados para la prestación de servicios públicos que deberían ser universales, gratuitos y de calidad, pero que no lo son.

Respecto de la producción, tenemos millones de desempleados y trabajadores sub-ocupados en actividades precarias de generación de ingreso informal o eventual. Y, por otro lado, una abundancia de mercancías que no tienen salida, o que dejan de ser producidas por falta de clientes.

Desde el punto de vista de la distribución de los valores, se tiene una alta concentración de riqueza en manos de un reducido grupo de personas, empresas e instituciones. A título de ejemplo, Jeff Bezos, presidente de Amazon, poseía 145,6 miles de millones de dólares en activos en 2018, al paso que Bill Gates, de Microsoft, poseía más de 100 miles de millones de dólares. En aquel año, la fortuna de ambos aumentó respectivamente, 20,7 miles de millones y 9,5 miles de millones de dólares, respectivamente. La riqueza de ambos, sumada, era superior al producto nacional bruto anual de más de 150 países en 2018, entre ellos Portugal, Perú, Grecia, Ecuador o Venezuela.

Por otra parte, 3,4 miles de millones de personas en el mundo no tienen recursos siquiera para satisfacer las necesidades más básicas. Y, sin distribuir ingresos, el sistema económico no consigue ampliar el giro de su propia producción y comercialización, excepto aumentado el endeudamiento de las personas o drenando recursos que hayan sido producidos fuera de sus circuitos.

En lo referente a la acumulación del valor en signos universalmente válidos (monedas, papeles, etc.), no es posiblemantener un patrón de valor internacionalmente estable frente a las crisis sistémicas que se repiten con más frecuencia, los procesos especulativos e inflacionarios y las políticas monetarias y de cambio de los diferentes estados.

En el plano de los contratos, no se puede asegurar la estabilidad de valores en las proporciones en que son en ellos negociadas, en razón de la oscilación del poder de compra de los signos de valor en ellos adoptados y de la oscilación de los precios de mercado de los bienes en ellos negociados, mismo cuando tales contratos contienen cláusulas para su ajuste, considerando indicadores de inflación, cambio y tasa de interés.

Por último, respecto de la democracia, la inversión capitalista de millones de dólares en la formación de capital político para la elección de gobiernos ultraliberales, cooptación de parlamentarios, difusión masiva de mensajes o la realización de golpes de Estado –abiertos o disimulados–, que subordinan el Estado a los intereses del capital internacional, resultan una negación de derechos sociales, políticos y económicos de las poblaciones, jugando con la exclusión y en la marginalidad de centenares de millones de personas en todo el mundo; sometiendo al lawfare y la cárcel a dirigentes políticos y activistas sociales, condenados injustamente, mientras las riquezas de esas naciones, los bienes comunes, el patrimonio público y los servicios públicos son privatizados, esto es, son transferidos a la condición de propiedad privada o a la explotación privada de los grandes capitales internacionales, financieros, comerciales o productivos.

¿Ha cambiado algo de este diagnóstico desde el comienzo de la crisis de la COVID-19?

Si analizamos con cuidado, veremos que todas las grietas arriba mencionadas se han profundizado. Veremos también que la mediación de flujos económicos capitalistas por plataformas electrónicas, posibilitada por el desarrollo de las fuerzas de producción, intercambio y crédito, que están dando origen a lo que se puede llamar de capitalismo de plataforma, se amplió con la pandemia, acelerando la migración de operaciones de muchas empresas para ambientes virtuales, expandiendo el trabajo en home office, etc.

La situación de endeudamiento de hogares, empresas y gobiernos se ha ampliado; la situación de explotación y exclusión de trabajadores y trabajadoras se ha agravado aún más; la oscilación de papeles y cotizaciones de signos de valor como monedas y otros también ha sufrido fuertes impactos; la concentración de riquezas se ha ampliado, etc.

Para enfrentar la crisis, determinadas medidas han sido adoptadas por los gobiernos para sostener, en alguna medida, el consumo de los hogares y el funcionamiento de las empresas. No en una perspectiva de superación sistémica del capitalismo, sino para sostener, en lo posible, con respecto a los flujos materiales, las cadenas capitalistas de producción, circulación y consumo; y, con respecto a los flujos de valores, las cadenas de pago en el sector de producción y circulación, para evitar la quiebra de contratos en cadena. Pero, los valores, para cubrir estos mecanismos de socorro, saldrán, al final, de los presupuestos públicos.

Ante este panorama, ¿cómo valora las propuestas de la economía solidaria y otras redes colaborativas de apoyo mutuo y solidaridad, a las que también viene estudiando desde hace años?

La principal cuestión es cómo estas iniciativas y redes avanzarán en la organización de circuitos económicos solidarios para construir alternativas ecológicas y solidarias ante los circuitos económicos del capital. Actualmente, gran parte del valor económico producido en las economías solidarias y alternativas, en todo el mundo, termina fluyendo a los circuitos económicos del capital, desaguando en la acumulación capitalista de valores. Por ejemplo, cuando productos generados en los circuitos solidarios son comercializados en los circuitos del capital con la realización de ganancias por el capital mercantil (comercial y financiero); en operaciones de financiación de producción y comercialización solidarios, con el pago de interés a bancos privados que proveen crédito; con la adquisición de productos finales o medios productivos, por actores de la economía solidaria, de proveedores capitalistas, siempre que haya expropiación en esos intercambios, con términos de cambio desfavorables a los actores solidarios; cuando empresas solidarias son subcontratadas por empresas capitalistas, entre otras formas.

Así, estos actores solidarios y alternativos cumplen un importante papel para la reproducción del capitalismo, completando los valores necesarios para asegurar el giro capitalista de la producción y circulación, con valores que no fueron distribuidos por el capital sino por estas economías sociales y solidarias.

Por otra parte, cuando estas iniciativas se integran en circuitos económicos solidarios, la situación puede ser muy diversa. Pues, en esto caso, utilizando o no plataformas virtuales, el consumo final de las personas y de los hogares, sus adquisiciones de bienes y servicios, bien como el consumo productivo de las iniciativas mismas, es agrupado y atendido en estos circuitos, fortaleciendo cadenas de producción, circulación y consumo solidarias.

Conectando estos flujos económicos, se construyen estrategias que permiten crear fondos para liberación de fuerzas de producción, circulación y crédito, con valores que antes eran realizados como ganancia por actores capitalistas en los circuitos económicos del capital, pero que ahora son realizados como excedentes de valor en los emporios, físicos o virtuales, de los circuitos económicos solidarios, una vez que en ellos se puede comprar lo que se necesite. Estos circuitos pueden ser formalmente registrados como cooperativas para autogestión comunitaria o formalizados de otros modos. Pero lo fundamental es que estén integrados en redes colaborativas y solidarias, para que puedan retroalimentarse en sus flujos de liberación económica.

El concepto de “Economías transformadoras” está cobrando importancia en los últimos años. ¿Cuál es el potencial de este concepto y cómo pueden retroalimentarse las diferentes economías alternativas en esta puesta común?

La transformación de algo significa el pasaje (trans-) de su forma a otra forma. El valor económico, por ejemplo, sufre muchas transformaciones en su metamorfosis en los procesos de producción y circulación. En el sistema capitalista, el valor-capital, bajo la forma dinero, es invertido en medios productivos y trabajo. Estos son transformados en productos. Estos pasan por otra metamorfosis al convertirse en mercancías cuando son llevados al mercado. Y, después, son cambiados por dinero, de modo tal que se recupera el valor invertido y se realiza como ganancia el valor nuevo que ha sido creado por el trabajo que ha producido las mercancías. Así que la transformación del valor en el proceso de producción, circulación y crédito es condición necesaria para la reproducción ampliada del capital. En las acciones de esta metamorfosis o transformación del valor, ocurren procesos de explotación del trabajo, expropiación en el intercambio y expoliación en el crédito que hacen del capitalismo un sistema intrínsecamente injusto.

Si por economía transformadora se piensa una economía que niega la forma capitalista de producción, circulación y crédito, para crear otros modos de producción y otros sistemas de intercambio y crédito, que sean ecológicos, solidarios y autogestionados por trabajadores, trabajadoras y sus comunidades, entonces, de hecho, puede tratarse de una transformación liberadora. Pero, si solamente introduce nuevas formas de organizar la economía sin suprimir estas estructuras de explotación, expropiación y expoliación, entonces ella contribuye a perfeccionar el capitalismo o a crear algún otro sistema económico que no suprime los mecanismos estructurales de dominación económica.

Pues no basta solamente con liberar el valor y el trabajo de un sistema económico, si estos elementos son puestos en contradicción entre sí en el sistema nuevo que se organiza con la superación del anterior. El valor económico y el trabajo, ambos liberados del sistema feudal, fueron condición necesaria para el surgimiento del sistema capitalista. Vemos hoy que el desarrollo de las fuerzas productivas está impactando fuertemente en las relaciones sociales de producción, circulación y crédito. Hay condiciones muy propicias para que trabajadores, trabajadoras y sus comunidades puedan liberar valor económico y trabajo, que están subordinados en la metamorfosis del capital en los circuitos económicos del capital. Con tales valores y trabajo, así liberados, el objetivo es avanzar en la construcción de un sistema económico pos-capitalista, multiplicando e integrando circuitos económicos solidarios en redes colaborativas, con el sentido histórico de realizar el buen-vivir de las personas y comunidades, conectando las capacidades e necesidades humanas para expandir las libertades de todos y no para el enriquecimiento de algunos.

Así, el tema es a dónde se quiere llegar con la transformación que se busca hacer y cómo se hará tal transformación. En esto se decide, en mi opinión, el potencial de este concepto.

¿Qué papel juega en este escenario la realización de un Foro Social Mundial de Economías Transformadoras como el que tiene lugar ahora?

El Foro Social Mundial de Economías Transformadoras juega un rol muy importante. Hay muchas y diversas prácticas de economías sociales, solidarias y alternativas. Y el concepto de economía transformadora intenta abrigar, en mi visión, la diversidad de posibilidades de realización económica de carácter liberador. El foro es un espacio muy importante de flujos de información, comunicación y educación en procesos dialógicos compartidos que brindan a todos/as una comprensión más amplia de la realidad misma de los actores y sus propuestas para la transformación de la economía y puede, también, ser un espacio muy importante de flujos de poder, con el establecimiento de acuerdos entre actores para acciones conjuntas. Pero, si el foro no avanza decididamente para promover la integración local y global de los flujos económicosmismos de las economías transformadoras, no habrá ninguna transformación económica que sea generadora de otros modos de producción y apropiación, otros sistemas de intercambio y crédito y otras formaciones sociales efectivamente liberadoras. Pues no basta dialogar sobre el mundo o compartir visiones sobre ello, hay que transformarlo.

¿Qué líneas estratégicas cree que deberían incorporarse en la agenda de este movimiento en los próximos meses?

Una estrategia integra diferentes acciones entre sí para el alcance de los objetivos colectivamente definidos. Si el objetivo es realmente la transformación de la economía mundial en bases ecológicas y solidarias, la estrategia debe ser diseñada para el largo plazo, para que se defina con acierto a las acciones más inmediatas, a fin de que ellas contribuyan para la consecución de tales objetivos. Con esta perspectiva, lo más necesario, en mi opinión, es la organización de circuitos económicos solidarios, con la creación y desarrollo de plataformas virtuales que faciliten la organización de comunidades económicas y la integración local e global de los flujos económicos de los territorios, organización de emporios físicos o virtuales para mediar las adquisiciones de los consumidores solidarios, con márgenes de excedentes destinados a fondos de liberación económica para inversiones colectivas que puedan dar origen a iniciativas económicas autogestionadas en los territorios.

El proceso de mapeo de necesidades y ofertas, organización de catálogos de compras, trueques y donaciones, activación de cuentas electrónicas para transacciones en estos catálogos (con monedas, puntos y agradecimientos, registrados en blokchains) y deliberaciones democráticas sobre el circuito, posibilitan consolidar las comunidades económicas, que pueden integrarse en red con otros circuitos, vía la misma plataforma, en flujos económicos regionales, nacionales e internacionales.

Otro punto es que muchas pequeñas empresas capitalistas están cerrando sus actividades en este momento de crisis. Frente a eso, si las plataformas de economía solidaria fueran capaces de agrupar volúmenes de consumo significativo, sería posible usar los recursos de los fondos de liberación económica para que los/las trabajadores/as de algunas de estas empresas puedan comprarlas y ponerlas otra vez en funcionamiento, pero ahora bajo autogestión, ofrecer sus productos vía plataformas para la red de circuitos y restituir progresivamente los valores prestados del fondo.

Entre las acciones políticas se podría desarrollar una fuerte acción global para el establecimiento de un programa universal de ingreso básico para toda la población mundial, cubierto con tasaciones de las ganancias financieras, y que se suspenda el pago de las deudas de los gobiernos, de manera integral o parcial, por tiempo indeterminado, para que los valores destinados a ellas sean aplicados en el enfrentamiento de la pandemia en los países, en la conversión solidaria y autogestionada de empresas en situación de quiebra y en el apoyo y fortalecimiento de la economía solidaria en general.

Importantes sectores de la población y de los movimientos sociales y corrientes alternativas están haciendo una lectura del momento de crisis actual en clave de oportunidad de cambio para una transición ecosocial. ¿Lo ve posible? ¿Cómo sería un mundo bajo las lógicas y valores de la economía social y solidaria?

Sin una vacuna o medicina eficaz en los próximos meses para enfrentar el nuevo coronavirus o la COVID-19, esta pandemia podrá llevar a la muerte millones de personas en todo el mundo, que en su mayor parte no tienen las condiciones materiales de protegerse a sí mismas y a sus familiares del contagio del virus.

En este momento, en muchas partes, empresas capitalistas avanzan en conversiones de procesos laborales que les permitan operar de otros modos, reduciendo costes. Y también, para consolidar sus marcas, hacen donaciones para fines sociales de valores que antes estaban destinados a publicidad en sus presupuestos. Con la quiebra de empresas menores o más débiles, las mayores o más fuertes acapararán mercados y seguirá la concentración del capital. Y todos los ajustes que se hagan, ahora, de manera provisional, podrán o no quedarse como definitivos después. Pero, como la clase obrera estará muy debilitada, el escenario puede ser de mucha pérdida para los más pobres y para las clases medias.

En cuanto a los gobiernos, en líneas generales, se ve que las políticas neoliberales están dando espacio a acciones de intervención económica que, con todo, no buscan cambiar las bases de la explotación del trabajo, expropiación en el intercambio y expoliación en el crédito, fundamentales en el capitalismo. Los gobiernos necesitan reactivar la economía para captar impuestos para mantener los propios servicios públicos. Hasta dónde estarán dispuestos a ampliar las deudas públicas para no cortar políticas públicas no se sabe. Pero, para los más pobres, el escenario también es muy desfavorable.

Y por otra parte, como no hay una solución capitalista para integrar a los excluidos en los procesos de producción y consumo sin endeudarlos y tampoco habrá solución para los Estados mantener económicamente a millones de excluidos y de personas con secuelas de la COVID-19 sin recaudar impuestos sobre la actividad económica, gran parte de la sociedad que se quedará desempleada y sin cobertura de políticas públicas buscará soluciones para su supervivencia, pudiendo encontrar respuesta tanto en las economías solidarias como en la criminalidad.

Si en la pandemia muchos están redescubriendo la importancia de la solidaridad, el futuro pos-pandemia seguirá lleno de contradicciones. El capitalismo no se disolverá por si mismo. Si sus grietas sistémicas están cada vez mas alargadas, por otra parte las fuerzas del capital están cada vez más fuertes. Y eso exigirá de las fuerzas económicas solidarias mucha capacidad de movilización, organización y educación para construir las bases de los nuevos modos de producción y apropiación, de los nuevos sistemas de intercambio y crédito y de las nuevas formaciones sociales, todos ellos ecológicos y solidarios, que hay que construir.

 

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