Economía Solidaria

Expertos españoles, ingleses, franceses e italianos, muestran en un encuentro sus experiencias sobre economía solidaria

El objetivo de esta jornada era mostrar a los extremeños los diferentes modelos e instrumentos financieros alternativos que existen, de marcado carácter social y solidario, así como las posibilidades que ofrecen, de participación ciudadana, entre otros. La defensa de una economía solidaria fue el tema principal del Encuentro “Finanzas Solidarias y Desarrollo Local, Imaginando otra […]

21 noviembre 2007

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El objetivo de esta jornada era mostrar a los extremeños los diferentes modelos e instrumentos financieros alternativos que existen, de marcado carácter social y solidario, así como las posibilidades que ofrecen, de participación ciudadana, entre otros.

La defensa de una economía solidaria fue el tema principal del Encuentro “Finanzas Solidarias y Desarrollo Local, Imaginando otra Economía: 4 Países 4 Experiencias” que celebró la pasada semana en Mérida el Gabinete de Iniciativa Joven (GIJ), y en el que se dieron cita más de 50 personas interesadas en una economía que lucha por una sociedad más justa y sostenible.

En este sentido, ponentes de reconocido prestigio internacional, procedentes de Francia, Italia, Inglaterra y, por supuesto, España, hablaron a los asistentes en el Palacio de Congresos y Exposiciones de la capital autonómica sobre financiación ética y solidaria, mostrando así sus experiencias sobre finanzas éticas, solidarias y alternativas, así como en préstamos solidarios.

Además, durante la extensa jornada de ocho horas, los profesionales dieron a conocer todos los instrumentos alternativos que existen y las posibilidades que ofrecen, tanto de participación ciudadana en la esfera de lo económico y financiero, como de financiación de una economía diferente, compartiendo inquietudes y aportando sugerencias.

El objetivo de este encuentro era mostrar a los extremeños los diferentes modelos e instrumentos financieros alternativos que existen, de marcado carácter social y solidario, así como las posibilidades que ofrecen, tanto de participación ciudadana en la esfera de lo económico y financiero, como de financiación de una economía diferente.

De esta forma, esta iniciativa surge del afán de luchar por una sociedad “más justa y sostenible”, desde la perspectiva de la innovación social, y pretende que el conocimiento que se genere sirva de estímulo para aplicar, adaptar, modificar, innovar y/o buscar complementariedades con lo que ya existe en el territorio, según ha informado el GIJ.

Y es que, cabe destacar que las finanzas alternativas son una realidad en otros países y regiones, por lo que con este encuentro se ha pretendido acercarlas a Extremadura, buscando las adaptaciones y mejoras que resulten necesarias, en contraste y en contacto, con el territorio y el tejido social y productivo de la región.

Cooperativa de Crédito.

La jornada comenzó con la bienvenida del gerente del Gabinete de Iniciativa Joven (GIJ), Juan Pablo Venero, y posteriormente, Rina Clarke, de la Robert Owen Credit Union (de Gales, Reino Unido), ofreció la exposición introductoria que dio paso a un debate, y a continuación se inició la primera parte de los talleres, en la que la experta presentó la experiencia de la Cooperativa de Crédito Robert Owen en Gales, y habló sobre “Dinero para el desarrollo comunitario”.

En declaraciones a Regiondigital.com, Clarke explicó que su intervención en el encuentro consistió en compartir con los asistentes su experiencia y mostrar a todos la Cooperativa de Crédito Robert Owen Credit Union que está desarrollando en Gales junto a un nutrido grupo de profesionales.

“Se trata de una cooperativa financiera en la que todos los cooperativistas poseen y son propietarios de la cooperativa. Sus principales objetivos son, por una parte, que la gente consiga ahorrar dinero, y también poder prestar dinero a precios muy bajos”, apuntó.

Según sus palabras, los dos tipos de clientes son personas que por su situación no pueden acceder a servicios bancarios ordinarios o tradicionales; y por otro la gente que desea ahorrar y utiliza su dinero de una manera ética.

Cabe recordar que la Cooperativa de Crédito Robert Owen Credit Union se creó en 1995, y ahora tiene 2.000 prestamistas, a los que hay que añadir además entre 500 y 600 niños que también ahorran, puesto que la cooperativa también tiene programas en 15 escuelas.

“Estoy contenta con estos doce años de trabajo, pero siempre quiero más miembros, siempre aspiro a más. Cuando me paseo por Newton que es la ciudad de donde vengo, la gente suele cambiar de acera porque ya sabe a qué vengo. Lo más importante es que los miembros de la cooperativa están contentos con lo que se hace”, indicó.

Preguntada sobre qué le parece la labor que el GIJ está desarrollando en Extremadura, Clarke lo ha calificado de “fantástico”. “Me gustaría que existiera algo parecido en Gales, porque cuando entré en la oficina, me pareció muy interesante lo que se respira en ella, es muy bonito ver a tanta gente joven y tan ocupada”, concluyó.

Experiencia del GAP.

A continuación, durante el encuentro, Concha Badía, responsable de los Préstamos Solidarios del Grupo de Apoyo a Proyectos (GAP) de Madrid, trató el tema “Dinero ciudadano para promover la Economía Solidaria”.

En representación del GAP, Nuria del Río argumentó que se trata de una asociación cultural que en realidad “no tiene ningún tipo de estatuto bancario, ni nada parecido”, que nace de la preocupación de un grupo de ciudadanos normales y corrientes, que no son expertos en finanzas pero sí “inquietos” en el tema financiero, que tienen muchas preguntas sobre cómo funcionan los bancos o cómo funciona el dinero.

“Algunos de los que estábamos involucrados en esa asociación empezamos a preocuparnos por el tema del dinero con preguntas como por qué la buena gente que hace las cosas más interesantes y comprometidas, es pobre, nunca tiene dinero o está arruinada”, señaló.

A partir de ahí, según declaró a Regiondigital.com, empezaron a viajar y visitar cosas, “por ello decidimos -como en una asociación está prohibido ser banca y ser bancos-, promover la economía solidaria y una de las formas de promoverla era poniendo nuestros ahorros al servicio de este tipo de economía”.

“En concreto, no recolectamos dinero, sino que aceptamos que algún proyecto venga a visitarnos de economía solidaria. Para ello, tenemos una junta directiva -como cualquier otra asociación-, y si se demuestra que la iniciativa cumple una serie de criterios como por ejemplo tener un valor social alto, crear empleo, o estar involucrado en la red del territorio, decidimos que queremos apoyarlo”, señaló.

No obstante, según Del Río, “como no tenemos dinero, ni estamos legalizados para tenerlo, tenemos una especie de club de personas a las que escribimos y decimos, por ejemplo: “la junta directiva, después de estudiarlo, ha pensado que este proyecto es muy interesante, así que creemos que tal vez querrías prestar entre 50 y 500 euros, y tal vez querrías prestarlo a un año”.

Por tanto, “solicitamos todos los requisitos para el préstamo, y la gente, dentro de lo que llamamos el doble círculo de democracia, lo acepta o no”, apostilló. Y es que tengo, a su entender, “la junta directiva puede estudiar y aprobar el interés social de un préstamo, pero si los que están en la red de alrededor no quieren poner dinero pues nadie lo presta”.

Ante la pregunta de cuándo se concreta el préstamo, Del Río indicó que se concreta cuando hay 15, 20 ó 30 personas que ponen entre 50 y 300 euros, para reunir a lo mejor 15.000 o 24.000 euros, a dos o tres años. “Todo esto está explicado en la propuesta que enviamos, entonces la gente entra o no entra”, insistió.

Actualmente, en la asociación hay 128 miembros pero cada vez prestan unos sí y otros no, y el contrato es un préstamo privado solidario entre la pequeña cooperativa que va a recibir el dinero, y cada una de las personas que participan.

“Es un contrato por persona, de esta manera, estamos dentro de la Ley Mercantil Civil, retenemos el 15% para Hacienda de lo que se consideran intereses -que normalmente es el IPC nada más-, y por lo demás es como si yo le presto a mi cuñado dinero, con la única diferencia que hay un sentido social, colectivo, de acompañamiento, y de tejido de red”.

Entre los objetivos del GAP se encuentran promover la economía solidaria, pero el más importante de todos, según sus palabras, es recuperar la soberanía económica, “en el sentido de que la gente piensa que si no has hecho la carrera de Económicas o si no has trabajado nunca en un banco, no tienes nada que opinar y eres un idiota funcional que no puede opinar sobre finanzas”.

“Nosotros defendemos lo contrario, si tienes dinero en el bolsillo, aunque sean dos euros, eres un sabio y un actor en economía”, remarcó Del Río, haciendo hincapié al mismo tiempo en que todo es una excusa para apoyar la economía solidaria, “porque no podemos exigir que las empresas sean más coherentes con el medio ambiente, y con la gente que lo tiene más difícil, sino estamos dispuestos a comprarle o prestarle”, concluyó.

Banca Ética de Italia.

La segunda parte de los talleres continuó con la experiencia de la Banca Populare Ética de Italia. A este respecto, Maurizio Spedaletti, representante de la iniciativa, presentó “La Banca Ética como conquista política y ciudadana”, habló de su historia, y aseguró a Regiondigital.com que este encuentro “ha sido una experiencia muy buena, porque durante el mismo se han contado tres experiencias distintas, procedentes de varios países, España, Inglaterra y Francia”.

“He comprobado que hacemos las mismas cosas en Italia, y ha sido muy bonito porque para describir nuestro trabajo hemos usado las mismas palabras, lo que significa que lo que hacemos tiene sentido, porque hacemos las mismas cosas que en toda Europa, y esto creo que da valor a todas nuestras experiencias”, incidió.

A través de su iniciativa, usan el dinero para desarrollar proyectos válidos social y medioambientalmente, que mejoren la calidad de vida del territorio, y que sean útiles para la gente que vive en él. “Es muy importante hacer pensar a la gente sobre el uso del dinero, estas dos cosas van acompañadas en todas estas experiencias”, aseveró.

“Creemos que nuestro dinero o ahorro es un recurso que nosotros tenemos, y tenemos que decidir a favor de qué economía lo usamos, cuándo gastamos y compramos cosas, pero también cuándo ahorramos”, afirmó Spedaletti, quien aseguró que de esta forma, “permitimos que alguien utilice nuestros ahorros y conocemos qué hacen los que los utilizan, qué economía favorecen o impulsan”, mostrando así una economía de inclusión donde el trabajo, la dignidad, y el acceso al crédito “intentamos hacerlo para más personas posibles”.

En definitiva, Banca Popular Ética es una realidad italiana, “en ella hacemos y pensamos lo que hacen y piensan aquí en España a través del Banco Ético en Badajoz o el GAP en Madrid, pero lo hacemos usando la forma de banco”.

“Somos un banco nacional que ofrece todos los servicios que los otros bancos, pero sigue los principios de la financiación ética, garantizando a sus ahorradores que ese dinero sea utilizado para proyectos de elevado valor social y medioambiental, a través de microcréditos”, argumentó.

A su entender, esto es muy importante y también lo son, a su juicio, las experiencias españolas porque están muy ligadas con su propio territorio, ofreciendo a la gente todos los servicios de banco, e intentando hacer “financia ética” siendo banco.

“En nuestra iniciativa no decimos a la gente que no puede hacer algo, sino que simplemente puede cambiar la marca de chocolate o el nombre de su banca, y esto es suficiente para impulsar una economía más intuitiva, que incluye más personas, y favorece más iniciativas sociales y medioambientales”, recalcó.

Finalmente, preguntado sobre qué le parece la labor que está realizando el GIJ en Extremadura, el profesional italiano aseguró que ésta ha sido la primera vez que participaba en un encuentro del GIJ.

“Ha estado muy bien organizado y pensado, pues en él han participado muchas personas para intercambiar experiencias entre unos y otros. Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia experiencia, y cada persona quería confrontarla con el resto, dar sugerencias y crecer juntos. Por tanto, creo que hemos crecido con este encuentro”, concluyó.

EXPERIENCIA FRANCESA

Finalmente, Marc-Colin Feissel dio a conocer la experiencia del Fondo de Capital Riesgo Solidario de Iniatitives de Economie Social (IES) de Francia, con la ponencia «Si quieres que exista, fináncialo».
En declaraciones a Regiondigital.com, subrayó que durante su intervención en el GIJ presentó el proyecto Iniciativa Solidaria para una economía, con el que «hacemos capital riesgo social», y para ello buscan capital.
«Lo necesitamos, y ese capital lo podemos conseguir de muchas maneras, en concreto, ya que somos un grupo de amigos, y que los amigos de tus amigos también tienen dinero, ¡por qué no conseguir ese dinero para financiar empresas de esta manera, y participar en las empresas de economía social y solidaria!», apuntó.
Esta iniciativa consiste, según sus palabras, «en que la gente nos da dinero, participa en nuestra sociedad financiera de capital riesgo. Así, ellos invierten ese dinero en proyectos, los reciben y los seleccionan en base a criterios sobre si son o no proyectos de economía solidaria».
Entre los objetivos que persigue esta iniciativa resalta el principal, que es favorecer el empleo de personas desfavorecidas, discapacitadas, en riesgo de exclusión social, en paro, o que son mayores de 50 años, y fomentar su inserción laboral. «Todos ellos tienen muchos problemas a la hora de acceder al mercado laboral, por tanto, ayudamos a estas personas a crear su propia empresa, para crear su propio puesto de trabajo».
«También damos financiación, ayuda o promovemos empresas que no tienen por qué llevar personas que están en la tipología anteriormente citada, pero que sí tienen como finalidad dar trabajo también a las personas que sí tienen estos problemas», afirmó.
Por último, Feissel admitió que tenía muchas ganas de conocer otros ejemplos de iniciativas fuera de Francia, como por ejemplo el GIJ, que también respondieran a otros territorios y a otras realidades y con otros medios. Y es que, según sus palabras, en Francia la Administración «sí apoya y está a favor de este tipo de iniciativas solidarias».
«Cuando nosotros empezamos la Administración nos estuvo observando un par de años o tres y cuando vieron los resultados que estábamos obteniendo y lo que conseguíamos, nos empezaron a ayudar», recordó.

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