REAS Red de Redes

Redes que ocupan nuestro pensamiento

La red es una realidad necesaria, deseada y compleja. Construir con valor social desde lo individual, si que es posible, no será nunca ni eficiente ni eficaz. No se puede construir realidad social sin contar con la sociedad. Encontrar planteamientos de innovación social que se construyan de espaldas a la realidad, a la sociedad, a […]

17 noviembre 2010
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La red es una realidad necesaria, deseada y compleja. Construir con valor social desde lo individual, si que es posible, no será nunca ni eficiente ni eficaz. No se puede construir realidad social sin contar con la sociedad. Encontrar planteamientos de innovación social que se construyan de espaldas a la realidad, a la sociedad, a la calle es como construir en el vacío, en algún momento caerá.

La forma elegida para vincular un proyecto con su entorno, con su realidad, compartiendo procesos es mayoritariamente la red. Las realidades de las redes, su día a día, sus éxitos deberían ser objeto de atención pues no suelen ser los esperados. Cuando se ha participado, e incluso creado alguna o algunas redes y te has empeñado en que básicamente funcionaran y fueran útiles para alcanzar el objetivo que las originó, acabas haciéndote algunas preguntas:

¿Son funcionales y operativas las redes?

¿Realmente la red provoca un mayor crecimiento?

¿Es ágil y facilitador el funcionamiento de las redes?

¿Por qué tenemos que seguir creando nuevas redes donde ya existen otras que tienen el mismo objetivo?

¿Son las redes nuevas estructuras que alimentar situadas entre los recursos y quiénes los necesitan?

¿Es la red la única forma de compartir un proceso? De no serlo ¿Es la mejor?

¿Es cierto que una red que quiera ser potente necesita de personal liberado? ¿Esto no genera cargas que convierten el medio en un fin en cuanto nos despistamos?

Estas y otras preguntas nos van asaltando conforme van aumentando el número de reuniones de cada red y las veces con las que te cruzas con las mismas personas en las diferentes redes. Y todo esto con un escaso conocimiento de su utilidad, eficacia y eficiencia.

Cuando pienso en redes no siempre la recuerdo con ese nombre, su estructura jurídica no es elemento definitorio, pero siempre aparecen relacionadas con personas concretas por más que trabajaran o representasen a entidades sociales, empresariales o públicas. Es más ,soy incapaz de recordar cualquiera de las redes en las que he colaborado sin que lo primero que me venga a la cabeza sean nombres y apellidos. Personas, que se sitúan alrededor de un objetivo común dispuestas a trabajar al unísono y coordinadamente. La persona física es la clave si queremos explicarnos la existencia y funcionamiento de las redes. La persona individual es el mayor potencial de construcción de las redes a la vez que el mayor inhibidor y hasta destructor de las mismas. No es difícil encontrar dos redes paralelas haciendo lo mismo y cuyo origen es el desencuentro de las personas. Tampoco es difícil encontrar redes que no avanzan, que se bloquean en nombre del entendimiento, de la cordialidad y de la armonía entre las personas, situaciones en las que no se afronta la realidad del conflicto, no se resuelve.

Cuando hablamos de implicación social somos bastante claros con el sentido último de esta palabra. Hablamos de implicación y vemos a las redes como el mejor espacio para conseguirla. La implicación social es la base de la mayoría de los proyectos sociales, el éxito de estos es directamente proporcional a las personas implicadas en ellos. Cuando la implicación social es fuerte, los perfiles de los líderes, de los proyectos y/o de las redes que hayan servido para conseguirla bajan como condición necesaria para que la sociedad acabe apropiándose del mismo.

La clave para la consecución de los objetivos de la red es mantener siempre a la misma en un segundo plano, al servicio del objetivo que es el único que debe ocupar el primer espacio. La herramienta corre el gran riesgo de convertirse en un objetivo en sí misma perdiendo su norte y, por lo tanto, su utilidad.

La necesidad de que los ciudadanos nos articulemos para de esa manera abordar juntos determinados problemas y resolverlos tiene poca discusión, debemos favorecerlo. Sí debería, por el contrario, estar en discusión el modelo de las redes actuales desde el análisis de los problemas que poseen para correcto funcionamiento. Es importante ponerle pensamiento a cómo resolver la ejecución de aquellos planteamientos de trabajo que normalmente son diseñados conforme a lo que desde lo teórico tiene todo el sentido. El fundamento último de la red tiene toda su vigencia hoy en día, donde hay que ser creativo es en la forma de ser red.

Por otro lado, las llamadas redes sociales de internet se han desarrollado de una forma exponencial de un tiempo a esta parte. Son redes en las que aparecen nuevos elementos tales como:

  • son utilizas en el tiempo con libertad total, tú eliges el momento
  • aportan medios de sencillo uso que facilitan la comunicación
  • vinculan a muchas personas en muy poco tiempo
  • sus costes se ven absolutamente reducidos
  • es mucho más complicado que se puedan fagocitar en una única persona
  • son fácilmente mantenidas como propiedad comunal
  • educan en la autodisciplina para la participación

Su éxito no obstante, no está contrastado como herramienta central para abordar problemas, lo sencillo es darle un clic al ratón pero ¿qué pasará cuando esperemos más? Se adivinan problemas como la falta de compromiso desde la distancia, un menor dinamismo por la dificultad del intercambio rápido, de la interlocución y seguramente, la más compleja, sea la facilidad para que esa red virtual se quede circunscrita a una realidad virtual que no se traslade en ningún momento al mundo real ni cubra sus necesidades.

Hablar de estas nuevas redes sociales y estudiarlas puede ser muy útil para generar el necesario debate sobre la realidad que viven las redes de las que anteriormente hemos estado hablando. Está claro que es necesario ponerle pensamiento a la creación y gestión de redes de colaboración entre las personas para ir resolviendo problemas. Pensamiento sobre los métodos, sobre la eficacia y eficiencia de su gestión, sobre su coste, sobre el carácter restrictivo, la duplicidad, la sustitución parcial o total del objetivo por el medio. Deberemos por tanto encontrar respuestas a preguntas como las que se han planteado inicialmente.

La experiencia concluye que somos las personas las que decidimos colaborar por un objetivo, las que realmente podemos llegar a consolidar redes. La cohesión del grupo humano alrededor de un objetivo nos llegará desde la cercanía y la confianza en los compañeros de viaje. Será la generosidad, a la hora de compartir, la que reduzca nuestro perfil personal dando espacio de crecimiento a la red. Difícil tarea.

NITTÚA

Núria González García

Raúl Contreras Comeche

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