Por José Luis Vicente Vicente para El Salmón Contracorriente

¿Te has parado a pensar cuántas horas y por qué sueldo lleva trabajando el camarero que te sirve la caña (o el gin tonic) mientras tú te haces un selfie con tus colegas? ¿O qué calvario ha pasado o está pasando la persona con la que te cruzas todas las mañanas y que duerme en los soportales de una plaza? No nos lo planteamos, y no lo hacemos porque cada uno vive en su universo económico. Y el resultado es terrible, la indiferencia.

Las últimas teorías sobre física del Universo nos dicen que es posible que haya muchos universos, es más, infinitos universos. De hecho, ya se habla de multiverso. Incluso, se habla de diferentes tipos de universos (un tema realmente apasionante). Según algunas teorías si consiguiéramos atravesar un agujero negro, aquel lugar donde las leyes de la física fallan y que surge como consecuencia de la ruptura del tejido espacio-temporal, llegaríamos a un universo paralelo (otras teorías afirman que en realidad llegaríamos a otra zona de este universo pero muy alejada). Sea como fuere, a esos agujeros negros que conectan dos zonas alejadas se les denomina “túneles o agujeros de gusano”.

Cuento esto en un periódico de temática fundamentalmente de política económica no porque haya ingerido determinadas sustancias que me “inspiran”, sino que lo cuento por lo siguiente. Vamos a ver. Mientras estamos en medio de una terrible crisis económica con datos de población que vive bajo el umbral de la pobreza que deberían avergonzarnos, donde cada vez son más frecuentes los casos de malnutrición (diferente al concepto de desnutrición, y recuerdo que es más barato en este país una hamburguesa de un establecimiento de comida rápida que una lechuga), un país donde el número de ricos y el de pobres aumenta constantemente, generando una desigualdad terrible. Pues mientras ocurre todo esto, uno pasea por su ciudad y ve los bares llenos, las tiendas llenas y, lo que es peor… comentarios del tipo “pues yo no veo malnutrición por ninguna parte”, “los datos de Cáritas de pobreza son una exageración”, “la situación no está tan mal como la pintan”. Y así podríamos relatar muchas más.

Y aquí llega el punto donde la física y la economía se juntan. Sí, ciudadanas y ciudadanos de este país, sepan ustedes que vivimos en universos (económicos) paralelos. Por esa razón somos incapaces de entender lo que ocurre en el otro universo.

¿Qué ocurría antes de la crisis (y ahora les sigue ocurriendo pero a una menor proporción de la población)? Pues lo siguiente. Estudias y/o trabajas, tienes un sueldo, tienes una pareja (porque si no la tienes ya te miran raro), tu nivel de vida va aumentando a medida que vas ascendiendo en el trabajo y te “estableces” y entonces ocurre lo que en física es imposible: consigues atravesar ese túnel de gusano y acabar en otro universo. En este nuevo universo solo te relacionas ya con gente similar a ti (es obvio, no puedes vivir en varios universos a la vez).

Pero entonces llega la crisis. Y vuelven a fallar las leyes de la física. Según la física de un agujero negro se entra pero no se puede retroceder (es unidireccional). Pero resulta que te despiden del trabajo, tu nivel de vida baja drásticamente y regresas al universo original, donde vuelves a la precariedad, el sometimiento en el trabajo, el desempleo, la malnutrición (llamémoslo universo precario)… Sin embargo, no a todo el mundo le ocurre lo mismo que a ti, no. Hay gente que se mantiene en su universo paralelo (que podríamos llamar “de las maravillas”) e incluso es capaz de tomar otro agujero de gusano inter-universal y llegar a otro universo aún con un nivel de vida ya indescriptible (no se me ocurre nombre, perdónenme, para este universo). Total, que a la gente que vive en uno de los universos de las maravillas les es complicado entender que haya gente con los problemas que hemos comentado antes; obviamente es muy complicado, pues pertenecen a universos diferentes.

Pero sigamos rompiendo las leyes de la física… ¿qué ocurre cuando de repente, por una casualidad (o causalidad) los universos se cruzan? En la física esto no es posible, pero en la economía sí. El día 26 de Junio, día en el que tuvieron lugar las elecciones generales en este país, un activista “sin techo” (además de gitano, gay y rumano), Lagarder, en un acto de absoluta valentía decide ir a la celebración de la victoria del PP a las puertas de la sede de la Calle Génova en Madrid. En ese momento se cruzaron los dos universos. La fotografía es de una brutalidad que deja sin palabras. Refleja a la perfección lo que ocurre cuando estos dos universos económicos paralelos se cruzan, las caras de incredulidad de la gente que rodeaba al activista (no tienen desperdicio las caras de las dos señoras que flanquean al activista) y, sobre todo, la respuesta de incredulidad de Rajoy, cuya reacción fue preguntar “¿estos qué son?, ¿los malos?” (Para él, malo es todo lo que no es “normal”, y a saber lo que significa eso en la mente de Rajoy). El hecho de que Rajoy sea incapaz de entender que en este país hay gente que vive en la calle, y además por culpa de sus políticas, refleja hasta qué punto esta sociedad capitalista está estratificada en universos económicos que viven completamente aislados unos de los otros.

Por ejemplo, ¿te has parado a pensar cuántas horas y por qué sueldo lleva trabajando el camarero que te sirve la caña (o el gin tonic) mientras tú te haces un selfie con tus colegas? ¿O qué calvario ha pasado o está pasando la persona con la que te cruzas todas las mañanas y que duerme en los soportales de una plaza? No nos lo planteamos, y no lo hacemos porque cada uno vive en su universo económico. Y el resultado es terrible, la indiferencia.

Ahora analicemos los partidos políticos supuestamente en la izquierda renovadora (llamémosle PODEMOS, por ejemplo). ¿A qué universo pertenecen? Su cúpula (que no sus bases, por supuesto) proceden en su mayoría de Madrid, la capital del país. ¿Es Madrid representativo de lo que ocurre en el resto de ciudades de tamaño medio, las más abundantes en el Estado Español (Salamanca, Granada, Tarragona, A coruña, Santander…)? ¿Pertenece la cúpula a la verdadera la clase obrera? ¿Cuántos electricistas, albañiles, cajeros/as de supermercado, amos/as de casa, personas “sin techo” forman la cúpula de este partido? (recomiendo el artículo del compañero Diego Farpón en este periódico). La cúpula de este partido o ha vivido siempre en el universo de las maravillas o en algún momento de sus vidas hizo la transición del precario al de las maravillas. Esto me lleva a pensar en otra de las últimas teorías de la física del Universo, que es la del universo holográfico (todos recordamos los hologramas de las películas de ciencia ficción, por lo que no hace falta complicar el tema con una definición técnica). ¿Es PODEMOS un holograma que quiere simular algo que no es para que el universo precario se sienta identificado con ellos? Son simples preguntas que lanzo y que usted dará debida respuesta, estoy seguro de ello.

Desde este humilde artículo animo a crear agujeros negros en los universos económicos paralelos, mostrarles a las clases privilegiadas que seguimos en la lucha y que, algún día, todos los universos paralelos van a colapsar en uno solo, y que no pararemos hasta que eso ocurra.