¿Todavía crees que no hay alternativas?, Redes de economía alternativa y solidaria
¿Todavía crees que no hay alternativas?, este era el título de las Jornadas de Economía Solidaria que se celebraron este año en Aragón. Era una invitación a reflexionar sobre las alternativas económicas de transformación social que se están incorporando por todo el estado y que están construyendo el germen de un nuevo modelo económico, que no se queda en la teoría, sino que es palpable en todas las dimensiones económicas, tanto productivas, de consumo, financieras o culturales.
Resalto este título como expresión de lo que pretende este artículo, presentar las redes de economía alternativa y solidaria, resaltar sus avances y experiencias, destacar las potencialidades y debilidades que tiene este movimiento y hacer cómplice a los lectores y lectoras en los retos que tenemos por delante.
Frente a un modelo económico neoliberal que se dice el único posible, pero que está en continua contradicción con los derechos humanos y la justicia social, podemos señalar que ya existen proyectos que tienen una lógica distinta, que además de ser viables, muestran que en su conexión construyen no sólo otra economía sino poderosos instrumentos de construcción de justicia, cohesión social y solidaridad.
La articulación cada vez más fluida y consistente entre diversas entidades y empresas que apostaban por la coherencia entre justicia social y economía dio lugar en 1995 a la creación de la red REAS (Red de Economía Alternativa y Solidaria), red de redes, que agrupa actualmente en el estado español a más de 300 entidades y empresas organizadas en 13 redes territoriales y dos sectoriales que son la Asociación AERESS de Recuperadores y la Banca Ética FIARE que próximamente comenzará a funcionar como una banca con servicios plenos.
En REAS están actualmente implicadas directamente 18.500 personas, de las que 6.686 son puestos de trabajo retribuidos. En conjunto el movimiento de la economía alternativa y solidaria mueve alrededor de 220 millones de euros anuales. Forma parte de RIPESS (www.ripess.org), la Red Intercontinental de Economía Social y Solidaria que está presente en 65 países diferentes de los 5 continentes y que celebra encuentros con asiduidad; el próximo será en Filipinas.
La base que une a todo este movimiento es la “Carta de Principios de la Economía Solidaria”, que la define en seis grandes principios: equidad, trabajo, sostenibilidad ambiental, cooperación, sin carácter lucrativo, y compromiso con el entorno. En su introducción se remarca el enfoque de la actividad económica subordinado en proveer de manera sostenible las bases materiales para el desarrollo personal, social y ambiental del ser humano en función de la calidad de vida y el bienestar de sus miembros y de toda la sociedad como sistema global.
A medida que ha ido aumentando el número de iniciativas de economía solidaria y que sus propios proyectos crecían y se hacían más complejos, surgió la necesidad y la voluntad de conocerse y generar lazos que posibilitaran la cooperación, la creación de herramientas comunes y de alternativas más ambiciosas.
En REAS tenemos en común la carta solidaria y el desarrollo de una estrategia centrada en fortalecer los intercambios y la intercooperación de las iniciativas económicas solidarias ya sean de producción, consumo, finanzas o culturales, así como impulsar instrumentos comunes que impulsen espacios económicos alternativos realizando alianzas con el resto de movimientos sociales para ser también actores de cambio político.
En concreto las redes de Euskadi y Navarra, por su trayectoria común, comparten varios instrumentos colectivos de trabajo. Uno de ellos es la auditoría social, herramienta propia creada hace seis años de autoevaluación en la coherencia con respecto a la carta solidaria. Otro instrumento común es el impulso de la banca ética a través del proyecto FIARE, y actualmente estamos inmersos en la construcción del mercado social, espacio común de consumidores, proveedores y distribuidores, donde la ciudadanía podamos ejercer nuestra opción de producción y consumo con compromiso social.
En el portal web www.economiasolidaria.org existe recogida una gran diversidad de buenas prácticas de economía solidaria, tanto de las organizaciones como colectivas, que ilustran los avances que se están consiguiendo y que son transferibles y replicables. Este portal web es otro instrumento colectivo muy valorado que recoge más de 7.500 contenidos y que es visitado diariamente por más 3000 personas. Edita un boletín mensual que supera las 17.000 suscripciones.
Estos instrumentos colectivos se unen a la organización de encuentros, jornadas, y últimamente ferias, que están ayudando a hacer más visible que no solo es posible otra economía sino que ya es posible producir, trabajar, consumir, ahorrar o financiarse a través de una economía no capitalista.
Hay que destacar las últimas ferias que se están realizando por toda la geografía unidas al desarrollo del mercado social y que en concreto en Barcelona y Madrid han tenido una gran acogida de público. En Barcelona, con 114 expositores, acudieron más de 7.000 personas moviendo unos 17.000 euros en moneda social, y en Madrid el pasado junio reunió a más de 10.000 personas, 130 expositores, y movieron unos 40.000 euros en moneda social. En Bilbao se está preparando una para noviembre.
La economía solidaria no es una idea, es una realidad práctica que muestra que es posible construir el mundo que queremos desde prácticas individuales y colectivas y que podemos avanzar en nuestra soberanía económica y crear espacios liberados del capitalismo. Esto contagia, no solo porque es necesario, sino porque nos satisface y nos enriquece en nuestra dimensión personal, social y política.
El intercambio de saberes y experiencias, el uso de herramientas e instrumentos compartidos, la ayuda mutua, la elaboración de estrategias y posicionamientos en común en torno a la producción solidaria, el consumo responsable, las finanzas éticas, el mercado solidario, y la extensión de la cultura de la solidaridad, hacen de este sector económico también un movimiento social al servicio de la comunidad y en alianza con ella.
Movimiento que en otros países como en América Latina es una forma de vida prometedora recogida como modelo en las Constituciones de Bolivia, Brasil y Ecuador. En la zona francófona canadiense de Québec la economía solidaria ha creado 125.000 empleos. Brasil cuenta con un ministerio dedicado a la economía solidaria y François Hollande ha revitalizado en Francia un Ministerio delegado de Economía Social y Solidaria. También en Francia hay una red de 40 municipios que han acomodado su actividad a principios de economía solidaria. Estas políticas públicas solo son fruto de un fuerte movimiento social organizado que estos países tienen.
La crisis ha propiciado su crecimiento y que sea más conocido por una sociedad que cada vez mira hacia otras alternativas por el futuro incierto tanto económico como medioambiental del sistema actual.
Sin embargo para poder transformar esta sociedad tenemos que superar la atomización del movimiento y fortalecer la cultura de trabajo colectivo en red. Los inconvenientes del trabajo en red son claros, hay distintas velocidades, ritmos y procesos y por ello los tildamos de ineficaces al ser más lento el recorrido, pero como decían otros “vamos lentos porque vamos lejos”. El trabajo en red en cambio está plagado de ventajas si consideramos el proceso de cambio a largo plazo, ya que se genera inteligencia social colectiva, y son muchas las experiencias positivas que lo confirman.
Este año, desde REAS editamos la guía práctica “Huelga al capitalismo”, que tuvo muy buena acogida, y que plasmaba los retos que queríamos compartir con la sociedad y otros movimientos sociales para avanzar en la economía solidaria. (www.economiasolidaria.org/noticias/guia_practica_huelga_al_capitalismo)
En ella invitábamos a luchar, imaginar y construir, y se proponían formas prácticas para empezar ya a desengancharnos del capitalismo. Porque cada gesto cotidiano es también política y porque la vida cotidiana es el único espacio liberado del que disponemos para demostrar y demostrarnos que hay alternativas. Terminábamos con este párrafo …
“Ni en nuestro nombre, ni con nuestro trabajo, ni con nuestro consumo, ni con nuestro dinero. No se trata de salir de la crisis para seguir con el capitalismo, sino salir del capitalismo que provoca las crisis. Se trata de empezar a construir desde ahora embriones de una economía democrática, equitativa y sostenible. Una economía al servicio de las personas y no de los mercados”.
Artículo escrito por Carlos Rey publicado en la revista GALDE