Finanzas Éticas

¿Cómo podría funcionar una moneda social complementaria o segunda moneda?

El siguiente texto es un ejercicio de imaginación, no tiene porque tener ninguna relación con la realidad actual, pero quizás pueda aportar una herramienta transformadora ante la degradación actual del tejido económico convencional.

3 noviembre 2020
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Fuente:El Salto

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Imaginemos vivir en una pequeña villa donde alrededor de mil habitantes conviven tranquilamente lejanos a las grandes ciudades de la globalización. Nuestro pueblo se sitúa en un país que está atravesando una crisis histórica, está sucediendo algo tan anormal y tan extraordinario que todo ha entrado en una terrible crisis. La gestión publica se demuestra insuficiente y los dirigentes del país parecen haber perdido la perspectiva de la situación, han comenzado a tomar decisiones absurdas en un desenfreno tal que han destruido, en tan solo unos meses, parte del tejido económico del país. Los vecinos del pueblo comienzan a estar muy preocupados por su dinero y se preguntan como podrán seguir con sus vidas normalmente. Surge una duda y una esperanza, la duda de cómo sobrevivir y la esperanza de encontrar soluciones. La gente necesita trabajar, y para poder trabajar es necesaria una herramienta que permita intercambiar todo tipo de productos y servicios facilmente, sin costes adicionales.

Una nueva moneda gestionada desde lo local puede ser una solución. La buena noticia es que ya tenemos todo lo necesario para crear una segunda moneda. Redes interconectadas de todo el planeta llevan años desarrollando las herramientas para que grupos de personas armadas con un teléfono móvil puedan manejar aplicaciones sencillas que, apoyadas en sistemas libres y gratuitos como blockchain, pueden gestionar una economía local entre iguales. Dichas aplicaciones, aportan la estructura necesaria para seguir trabajando en nuestro pueblo pase lo que pase en la capital o en las grandes ciudades. En el uso de las monedas sociales todos somos potenciales creadores, productores y consumidores de bienes y servicios, cualquier actividad se puede convertir en una unidad de valor intercambiable. Una comunidad que toma el poder de la creación de su propia moneda, permite a las personas que la conforman el convertir las tareas que desempeñan en un trabajo para ganar moneda.

Si el dinero es un acuerdo podemos ponernos de acuerdo para crear un nuevo tipo de dinero

La legitimidad necesaria para crear una moneda social es el interés y la confianza de la comunidad. Como es sabido, el funcionamiento de un sistema económico está basado en la confianza de sus usuarios, como sucede en el mundo de las monedas oficiales. Complementar el tradicional sistema económico con una segunda moneda social aporta independencia en su gestión económica a los espacios comunitarios locales, aprovechando todo lo útil de las redes de la vieja economía y sumando una nueva economía creativa. Si el dinero es un acuerdo, podemos ponernos de acuerdo para crear un nuevo tipo de dinero.

La creación de una moneda local puede ser tan simple como elegir y copiar modelos ya desarrollados, optimizados y probados. Sólo se necesita una aplicación de móvil, la confianza de los usuarios y unas horas a la semana de gestión de las herramientas, a cambio se puede obtener soluciones creativas y auto-gestionadas. Una segunda moneda se diseña siempre en referencia al valor de una moneda oficial, como por ejemplo el euro. Cualquier moneda social tendrá usos de servicio público y su fin es ser medio de cambio, principalmente para hacer mas fácil un mercado local de intercambio de bienes y servicios. Es decir, donde el trueque es complicado o insuficiente la moneda social es útil.

Regulada por acuerdos locales, la moneda social -o segunda moneda- genera una economía práctica, complementaria y muy útil para comunidades pequeñas donde la población se apoya en las transacciones del día a día. La legitimidad de una segunda moneda esta basada, como decíamos, en la confianza. Es decir, son los vínculos comunitarios los que aportan la certeza necesaria que legitiman su uso.

Reiniciando sistema

Para que un grupo se organice y comience el proceso de una nueva moneda social el primer paso es compartir información y comenzar a formar red dentro del entorno donde se pretende implementar. La iniciativa comienza invitando a los vecinos a una sesión informativa, asistencial o telemática, donde se informa de las utilidades y herramientas de una segunda moneda, así como de sus posibles usos y beneficios. Después de un tiempo de debate abierto entre los vecinos se propone comenzar un proceso participativo para el uso de una segunda moneda en el pueblo.

Una vez decida impulsar la propuesta los pasos para comenzar son sencillos; primero se necesita un grupo de voluntarios para gestionar el proceso y, segundo, todos los participantes pueden instalar en sus teléfonos móviles la herramienta que les permita comprar, vender y manejar toda la información en el teléfono móvil. Es recomendable apoyar la iniciativa en una aplicación de smartphone que funcione como una cartera virtual, un modelo adaptado a la moneda social similar a los que se usa ya desde hace años para gestionar cripto-monedas globales como pueda ser el bitcoin.

Las herramientas digitales para el uso de monedas sociales están siendo optimizadas constantemente desde hace años para ser utilizadas por cualquier persona

Las herramientas digitales para el uso de monedas sociales -segundas monedas o cripto-monedas- están siendo optimizadas constantemente desde hace años para ser utilizadas por cualquier persona que tenga costumbre de utilizar un teléfono móvil. Una vez que las personas usuarias tienen instalados en sus móviles la aplicación de gestión de la moneda social se puede facilitar un período de prueba donde se realicen prácticas reales, como por ejemplo un mercadillo semanal de compra y venta de productos y servicios locales. Cualquier cosa que sirva para hacer un trueque vale para poder familiarizarse con dinámicas de la nueva segunda moneda. Una vez resueltas dudas y después de una breve etapa de pruebas, toda la comunidad puede tener una nueva herramienta con la que poder mantener una economía comunitaria sin depender de toda la carga de las normas y los impuestos de la economía convencional.

Crear un banco de moneda social

La figura de un banco en una moneda social o en una segunda moneda es la de una institución local comunitaria al servicio de los usuarios y sin posibilidad de lucro, a diferencia de las entidades financieras que manejan la economía que todas conocemos. Para abrir una iniciativa de moneda local a visitantes temporales se puede usar la figura del banco comunitario.

En este sentido, si una persona visitante temporal quiere participar de la segunda moneda solamente para pasar un tiempo comprando cosas, la figura del banco social ofrece la posibilidad de adquirir moneda social a cambio de primera moneda, en Europa serían euros. Si el cambio elegido es, por ejemplo, 1 euro por 1 unidad de moneda local, en el intercambio la persona invitada decide cambiar 100 euros por 100 unidades de moneda local. De esta forma el banco social comunitario recibe 100 euros y entrega 100 unidades de moneda local. En este intercambio, el banco social comunitario adquiere 100 euros de primera moneda para poder gestionarlos dentro de la comunidad.

En la economía de uso de una segunda moneda, es imprescindible para poder tener acceso a multitud de productos que la comunidad necesita y no puede producir

En la economía de uso de una segunda moneda, la relación con la economía del euro – u otra divisa convencional- es imprescindible para poder tener acceso a multitud de productos que la comunidad necesita y no puede producir, como por ejemplo gasolina o tecnología. Tomar el poder de la creación del dinero desde las comunidades tiene muchas ventajas, como por ejemplo gestionar la economía para la redistribución a través de la facilitación del crédito entre usuarios, en lugar de para el lucro o la especulación como sucede en el sistema convencional. Además, el Banco Comunitario puede tener moneda oficial en caja, para ofertar la conversión del dinero alternativo en moneda oficial según las necesidades de la propia comunidad.

La legitimidad se gana desde una gestión que genere confianza, una segunda moneda enfocada en lo social es una herramienta que tiene poder para ofrecer soluciones donde el Estado no alcanza. Cuando una comunidad toma el poder de la creación del dinero surge la posibilidad de transformar la actividad de cada individuo en trabajo remunerado y fomentar relaciones alejadas de la especulación y el lucro, orientándolas a la redistribución de riqueza y a cubrir necesidades reales de la población. Es decir, la economía del euro está pensada siempre desde lo global y nunca desde lo local, una segunda moneda responde a las necesidades desde lo local para redistribuir la riqueza de forma que puedan darse transformaciones a escala global.

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