Para establecer las aproximaciones existentes entre economía solidaria y medioambiente, y como militante desde hace mucho tiempo del movimiento ambientalista, mi primer paso fue identificar los principios que rigen las prácticas de la economía solidaria. El Forum Brasilero de Economía Solidaria enumera los principios generales que deben orientar las iniciativas de este sistema de producción. Son ellos: 1) la valorización social del trabajo humano; 2) la satisfacción plena de las necesidades de todos como eje de la creatividad tecnológica y de la actividad económica; 3) el reconocimiento del lugar fundamental de la mujer y de lo femenino en una economía basada en la solidaridad; y 4) la búsqueda de una relación de intercambio respetuoso con la naturaleza.

El Forum también identifica los valores que caracterizan las prácticas de la economía solidaria. Afirma que 1) el valor central de la economía solidaria es el trabajo, el saber y la creatividad humanos y no el capital-dinero y su propiedad bajo cualquiera de sus formas; 2) la economía solidaria representa prácticas fundadas en relaciones de colaboración solidaria, inspiradas por valores culturales que colocan al ser humano como sujeto y finalidad de la actividad económica, en vez de la acumulación privada de riqueza en general y de capital en particular; 3) la economía solidaria busca la unidad entre producción y reproducción, evitando la contradicción fundamental del sistema capitalista, que desarrolla la productividad pero excluye a un creciente número de trabajadores del acceso a sus beneficios; 4) la economía solidaria busca otra calidad de vida y de consumo, y esto requiere la solidaridad entre los ciudadanos del centro y los de la periferia del sistema mundial; 5) que para la economía solidaria, la eficiencia no puede limitarse a los beneficios materiales de un emprendimiento, sino que se define también como eficiencia social, en función de la calidad de vida y de la felicidad de sus miembros y, al mismo tiempo, de todo el ecosistema; y 6) que la economía solidaria es un poderoso instrumento de combate de la exclusión social, pues presenta una alternativa viable para la generación de trabajo e ingresos y para la satisfacción directa de las necesidades de todos, probando que es posible organizar la producción y la reproducción de la sociedad de modo tal de eliminar las desigualdades materiales y difundir los valores de la solidaridad humana.

En suma, la economía solidaria constituiría el «fundamento de una globalización humanizante, de un desarrollo sustentable, socialmente justo y orientado hacia la satisfacción racional de las necesidades de cada uno y de todos los ciudadanos de la Tierra siguiendo un camino intergeneracional de desarrollo sustentable en la calidad de su vida».

A través de un ejercicio simple, podemos identificar las interfaces entre economía solidaria y medioambiente. Para ello, basta cruzar los términos comunes empleados tanto por los participantes de los movimientos ambientalistas como por los militantes de la economía solidaria, sea en defensa de sus principios, sea en la crítica del sistema de producción todavía predominante. Partiéndose de los principios y valores de la economía solidaria, vamos a encontrar coincidencias entre los dos discursos en el ‘intercambio respetuoso con la naturaleza’, en el ‘capital-dinero y su propiedad’, en la ‘acumulación privada de riqueza’, en la ‘calidad de vida y de consumo’, en la ‘felicidad de todo el ecosistema’, en el ‘desarrollo sustentable’, en la ‘justicia social’, en las ‘necesidades racionales’, en la ‘necesidad de todos’, en la ‘calidad de vida’.

Es a partir de esos prototipos de conceptos, y de las relaciones posibles entre ellos, que detallaremos, en un próximo texto, la aproximación entre economía solidaria y medioambiente.

Artículo escrito por Edgard Patrício: Periodista. Escribe los domingos, desde hace diez años, la columna Ecología, en el periódico O Povo, y participa, a través de la ONG Catavento Comunicación y Educación, de la Red Cearense de Socioeconomía Solidaria. Colaborador de Adital