Economía Solidaria

El cooperativismo reclama espacio ante el «agotamiento de modelo»

Un artículo de Joan Cascante Agudo publicado originalmente en La Fàbrica Digital y replicado por La Marea.

29 agosto 2022
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Una trabajadora de la cooperativa El Huerto, en El Real de la Jara. (La Marea)

La acelerada digitalización monopolizada y las economías de plataforma, con evidentes efectos en las condiciones laborales de los trabajadores ha dejado espacio a la cooperativa como contramodelo que cree en la gestión compartida y democrática.

El mundo digital se traduce al monopolio GAFAM. Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft acaparan el mercado tecnológico. Las cinco multinacionales no compiten entre ellas, ni pretenden absorber a las otras, sino que han creado nuevos mercados.

La monopolización de la nueva realidad virtual

En el mundo real, cuando una empresa llegaba con un mejor producto o más económico desbancaba al anterior; pero internet funciona de forma diferente, por una nueva variante: el efecto red. “El efecto red hace que el producto sea más útil cuanta más gente lo utiliza”, explica Thiel, empresario cofundador de PayPal. Por lo tanto, ¿por qué debería utilizar otra red social si todos mis amigos están en Facebook? O ¿por qué debería comprar en otro lugar si Amazon tiene todos los productos del mundo? Lo mismo pasa con el buscador de Google o con Apple, que ha conseguido que no compres un móvil, sino un iPhone, una categoría en sí misma.

Las GAFAM han conseguido que su valor no se establezca por los ingresos. A pesar de que Facebook se encuentra en el top 50 de beneficios, es la octava empresa con más valor porque empresas y partidos políticos no podrían sobrevivir sin ella.

Pocas empresas controlan tanto una nueva realidad y determinan la manera de socializar. Facebook es capaz de influir en las elecciones, Google en la visibilidad de los medios de comunicación e Instagram en la cultura de la imagen de los jóvenes.

Nunca tan pocos agentes habían tenido tanto control. Su poder sobre los estados y la falta de una política fiscal común ha provocado que sus ganancias no reviertan en la sociedad y tributen a lugares como Irlanda, que ha fijado tipos superreducidos. Aun así, después de años de negociación, parece que puede haber un cambio de tendencia, puesto que la OCDE anunciaba un pacto entre 136 países para establecer un tipo mínimo de sociedades del 15% para el 2023.

La “plataformización” de la economía digital

Con la llegada de la digitalización, se ha producido una tendencia imparable de “plataformización” de la economía en tan solo una década. La aparición de las plataformas ha supuesto una reducción de los costes con la aparición de intermediarios entre la oferta y la demanda. Es el caso de Aribnb, en el sector del alojamiento, o Uber Cabify como plataformas de movilidad urbana que están provocando problemas de competencia con el sector hotelero o del taxi. Otra plataforma emergente es Glovo, dedicada al reparto.

La falta de regulación de las nuevas plataformas repercute en las condiciones laborales de los trabajadores, y según Bruselas, el 55% cobra por debajo del sueldo mínimo. En el caso de Glovo, la mayoría de ellos son falsos autónomos y muchos casos han acabado en los tribunales ante la falta de una legislación transversal. La elevada precarización llevaba a Europa el pasado diciembre a intentar regular el sector con unas condiciones mínimas, donde se establece que los trabajadores son asalariados y no autónomos y sigue así la estela de la ley española. Un sector que cada vez acumula más ganancias y que revierte unas malas condiciones laborales de los trabajadores. Bruselas es consciente de la magnitud del sector, cuantifica entre 235 y 355 plataformas digitales que dan trabajo a más de 28 millones de personas en Europa y calcula que serán 43 millones en 2025.

El cooperativismo como contramodelo

En una voluntad de establecer a los trabajadores en el centro y basado en los principios de igualdad y equidad, el cooperativismo propone una gestión democrática, transversal y compartida de las empresas por parte de los socios.

El modelo cooperativo busca romper los monopolios sectoriales. Cooperativas como Som Energia, del sector energético, o Som Connexió, en el de las telecomunicaciones, son proyectos de gran referencia para el cooperativismo. Guillemo Llorens, copresidente de la Federació de Cooperatives de Treball, afirma que intentan “luchar contra los monopolios” y defiende que “hay proyectos sólidos y con evolución que trabajan para tener incidencia en el quebrantamiento de los monopolios”. Además, asegura que “el modelo que tenemos es porque nos lo han impuesto y es necesario trabajar para cambiar el chip”. Llorens también reconoce que “hay un problema de eficiencia y conciencia”, porque Amazon en 24 horas es capaz de hacer llegar un producto a cualquier lugar del país: “combatirlo desde la efectividad es inviable y se trabaja desde la consciencia”.

También ven las carencias de las plataformas y creen que el cooperativismo de plataforma pude ser la respuesta al “agotamiento del modelo económico actual”. Mayo Fuster, directora de investigación de Dimmons en economía colaborativa del IN3 de la Universitat Oberta de Catalunya alerta que “es necesario que la economía social y solidaria genere un modelo alternativo de digitalización” y que para hacerlo “se necesita un nuevo modelo de gobernanza de internet”. Además, asegura que “el cooperativismo de plataforma no puede funcionar tan mal en términos de género y diversidad como el capitalismo de plataforma”.

Por otro lado, Trebor Scholz, director fundador del Platform Cooperativism Consortium & Institute for the Cooperative Digital Economy en The New School en Nueva York defiende que “el cooperativismo de plataforma es una parte de la caja de herramientas de la solidaridad para dar respuesta a la crisis actual”. Además, defiende una “cooperación público-privada para promover un nuevo modelo y un marco normativo diferente”.

Desde el cooperativismo de plataforma se ve necesaria una regulación normativa específica del sector que ponga en el centro los principios de equidad, participación y gobernanza. Josep Vidal, director general de Economia, Social i Solidària, Tercer Sector i Cooperativas de la Generalitat asegura que “Catalunya tiene suficientes propuestas de economía social como para ser un país tractor del cooperativismo de plataforma”. De hecho, hay cinco ejemplos de cooperativismo de plataforma nacidos en Catalunya que lo confirman: La Zona, Som Mobilitat, Mensakas, Katuma&Open Food Network y Salus Coop.

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