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Cal Cases: Un proyecto de vida

Cal cases fue uno de los primeros  proyectos de Cohousing financiados por Fiare Banca Etica. Es un proyecto de vida de un grupo de familias que decidieron marchar de la ciudad a un pequeño pueblo de la comarca del Bages en Cataluña. Buscaban crear una comunidad alrededor de una cooperativa de viviendas en cesión de […]

29 mayo 2017
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Cal cases fue uno de los primeros  proyectos de Cohousing financiados por Fiare Banca Etica. Es un proyecto de vida de un grupo de familias que decidieron marchar de la ciudad a un pequeño pueblo de la comarca del Bages en Cataluña. Buscaban crear una comunidad alrededor de una cooperativa de viviendas en cesión de uso.

¿Cuándo comienza vuestro proyecto y cómo nació?

El proyecto de Cal Cases empieza en el verano del 2007. La idea y su gestación empieza 4 años antes en el Ateneu Rosa de Foc, del barrio de Gracia, un espacio para la acción y el pensamiento críticos con el sistema capitalista, que alberga una cooperativa de consumo, una red de intercambio y grupos de acción política y de género entre otros.

Allí nace la idea de dar un paso más hacia la construcción de los mundos que llevábamos dentro, llevar a la práctica aquello que pensábamos, que englobara más aspectos de la vida, como la vivienda y la autogestión de recursos. Queríamos romper más con la individualidad y construir la vida colectivamente.

¿Qué buscabais en este tipo de vivienda? ¿Cuáles fueron vuestras motivaciones?

Buscábamos una vivienda que nos permitiera vivir en comunidad, con espacios íntimos y espacios comunes, donde la propiedad fuera colectiva y no individual y que de este modo el proyecto no dependiera de las personas concretas sino del colectivo. La propiedad privada nos generaba muchas contradicciones y la cooperativa nos daba un marco ideal para acoger nuestro proyecto.

¿Cómo fueron vuestros inicios? ¿Qué fue lo más difícil?

Fueron difíciles y entusiastas a la vez. Lo más difícil quizás fue adecuar todos los espacios y empezar a convivir. Pasamos de la ciudad al campo con todos los aprendizajes y cambios que eso supone y de vivir solos o en pareja a compartir la casa con 20 personas adultas más, si hiciéramos un balance podríamos decir que hemos puesto más energía en la gestión emocional y en la resolución de conflictos, construyendo la convivencia, que en el esfuerzo físico de construir las infraestructuras del proyecto.

¿Habéis conseguido vuestros objetivos? ¿En qué momento estáis ahora?

 Hemos conseguido algunos objetivos y otros quedan pendientes. Ahora estamos redefiniendo objetivos.

¿Cómo funciona el modelo de vivienda con cesión de uso?    

Es un modelo de vivienda donde la propiedad siempre es de la cooperativa y el socio tiene derecho a uso de la vivienda. Cada socio aporta una cantidad inicial (reembolsable en caso de marcha) y una cuota mensual a fondo perdido. Normalmente las cooperativas de vivienda en cesión de uso también promueve el compartir servicios entre los habitantes.

¿Cómo es la organización del día a día en vuestra comunidad?

Funcionamos con una asamblea semanal y organizados en distintas comisiones. Tenemos una economía colectiva donde todas ponemos el mismo «tiempo» pero de maneras distintas, según ingresos y tiempo disponible.  Hemos equiparado ingresos según preció hora de cada una e intentamos valorar por igual los cuidados que las tareas productivas, aportando dinero, moneda social y horas para cubrir todas las «tareas de la casa». Hay tareas que hacemos todas (cocinar y limpiar) y otras según motivación y posibilidad (huerto, leña, llevar peques a la escuela, gestión compras…)

¿Por último, por qué recomendarías este modelo de vivienda?

Es un modelo de propiedad colectiva que sería un punto intermedio entre el alquiler convencional y la compra de una vivienda. El socio, al no ser propietario, no puede vender la vivienda y por lo tanto no puede especular con ella. Por otra parte tiene garantizado el usufructo de la vivienda por tiempo indefinido, cosa que no pasa con el alquiler convencional. También al haber casi siempre espacios  comunes y/o compartidos facilitan las relaciones sociales y la cooperación de sus habitantes, reduciendo costes tanto económicos como medioambientales,  facilitando también la creación redes de afectos y favores. En un segundo nivel, si se expande el modelo y se crean redes, las cooperativas de viviendas en cesión de uso, si no pierden la mirada social y no buscan el beneficio solo para sus personas socias, devienen en un regulador del mercado facilitando el derecho al acceso de la vivienda. Convierten la vivienda en un común.

http://calcases.info/

Fotografía: Grupo de personas socias de Fiare visitando el proyecto Cal Cases.

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