Feminismos
Nalda, comunidad cuidadora rural
La Asociación El Colletero presenta así el proyecto de Comunidad Cuidadora, vinculado a la lucha contra despoblación. El próximo viernes, 21 de junio, organizan una reunión online a nivel estatal
El concepto de Comunidad Cuidadora surge en Nalda como fruto del proceso social que se sigue en el pueblo entre varias organizaciones y personas.
Estas organizaciones tuvieron su origen en la constitución de la asociación PANAL y su filosofía de apropiación social del Patrimonio por parte de las personas que viven en el territorio en el que ésta se encuentra. Panal promovió el proyecto El Colletero que acabará convirtiéndose en una asociación de búsqueda de yacimientos de empleo y de desarrollo rural sostenible y en equidad. Ambas asociaciones, trabajando en red, crean cooperativas de trabajo asociado y un centro especial de empleo.
La forma de trabajar y de utilizar los recursos de manera solidaria y de participación democrática, y de construcción de desarrollo rural, a partir del cuidado de las personas y del territorio nos lleva a buscar un escenario de construcción de una Comunidad Cuidadora. Es una manera de recoger el proceso comunitario que está fluyendo en nuestro pueblo. En este cometido estamos inmersas las entidades y personas que trabajamos, en red, en Nalda y su entorno. El objetivo principal es el cuidado de las personas y el entorno que nos rodea. Los seres vivos y su espacio natural son el centro de toda actividad: La vida en el centro.
Acometemos este cuidado desde muchos ángulos. Las ludotecas permiten ver la situación de las familias desde los pequeños y establecer un plan de trabajo con la escuela y otros actores del territorio para que garanticemos la mayor satisfacción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Estas ludotecas tienen una función de servicio pero también permiten crecer con mayor equidad, porque son espacios de ocio participativo y de apoyos extraescolares que posibilitan mejorar las oportunidades escolares, y de la vida, de los más pequeños en general.
Otro ángulo es el empleo y la búsqueda de yacimientos de empleo en nuestro entorno que ahora nos permite tener hasta doce empleos estables y llegar con proyectos de empleo y formación a más de cuarenta personas al año. Consideramos que el empleo permite vivir con mayor autonomía a las familias y que posibilitarlo es una manera de buscar la equidad.
Ligado al trabajo porque la mayoría de la gente tenga ese empleo está la preocupación por las rentas dignas de las familias. Con empleos temporales y precarios no se puede conseguir la renta suficiente para vivir alejados del empobrecimiento y buscamos cómo mejorar las rentas más bajas con apoyos. La asociación puede ofrecer algunos como son servicios de ludoteca gratuitos, programas de becas e incluso ofrecer alimentos frescos de nuestras huertas, pero nos queda la preocupación de que las familias puedan contar con al menos 1,5 veces el Salario Mínimo Interprofesional.
También tenemos servicio de ayuda a domicilio que complementa la ayuda pública porque consideramos que ofrecer a las personas mayores la posibilidad de vivir en sus casas con apoyos y seguridad es muy importante.
Todos los proyectos y programas tienen presente el desarrollo del derecho a la participación y este enfoque autogestionario con la intención de generar ciudadanía que sea protagonista de su vida y de la intervención en su entorno.
Todas las relaciones pretendemos que se den en pie de igualdad y que no generen dependencia, que sean de reciprocidad y que todas las personas demos y recibamos en la medida de muestras posibilidades.
Con las personas jóvenes nos organizamos desde el ángulo de la formación y del empleo. Tenemos un programa de empleo en vacaciones, de verano, que además está orientado a que las personas jóvenes no abandonen sus estudios mientras aprenden a responsabilizarse de lo que supone trabajar y lo enfocamos desde un punto de vista autogestionario, por tanto han de auto organizarse y responsabilizarse de todo lo que esté en su mano.
Todos los proyectos y programas tienen presente el desarrollo del derecho a la participación y este enfoque autogestionario con la intención de generar ciudadanía que sea protagonista de su vida y de la intervención en su entorno.
Todas las relaciones pretendemos que se den en pie de igualdad y que no generen dependencia, que sean de reciprocidad y que todas las personas demos y recibamos en la medida de muestras posibilidades.
Un espacio importante que cuidamos es que las mujeres que sufren o han sufrido violencia sepan que en la Comunidad de vecinas y vecinos tienen un espacio seguro y de compromiso humano con ellas. Que pueden acudir y que les acompañaremos en sus decisiones. Un círculo de compromiso contra la violencia.
Algunas de nuestras metodologías son intuitivas y también trabajamos con la resiliencia desde su enfoque social y el trabajo desde los círculos que rodean a las personas y a la Comunidad y así vamos cubriendo capas entre todas y llegamos a la naturaleza y a su cuidado con acciones positivas de reflexión en el cuidado del valle y del monte y con proyectos de lucha contra el cambio climático desde la práctica de las erres (Reordenar, Reformular, Reducir, Reutilizar, Refabricar, Reciclar, Revalorizar energéticamente, Rediseñar, Recompensar,…) entre las que nosotras incluimos Ruralidad, Resiliencia y Reforestación, entre otras. También trabajamos recuperando saberes campesinos, de antaño, que producían menor huella ecológica en la actividad, como el secado de frutas al sol.
Cuidarnos las personas y cuidamos el monte y las huertas como camino que hemos elegido para conseguir acercarnos al buen vivir, siempre desde un enfoque de derechos.
La solidaridad vecinal posibilita que se den las condiciones para buscar estos resultados. En el caso de las personas es solidaridad directa de apoyo mutuo entre vecinos y vecinas, un modelo que siempre se ha dado en el medio rural. Se materializa en espacios de encuentro entre las personas, acompañamientos a consultas médicas o apoyos puntuales de todo tipo que se producen con tal naturalidad que no se sienten como cosas extraordinarias.
No hay un programa diferenciado de apoyar a personas inmigradas o de otras etnias: Somos vecinas y vecinos que nos apoyamos intentando resolver las dificultades de todas las personas y equilibrando mediante la satisfacción de necesidades los déficits que nos generan la vida, la organización administrativa y las leyes, con una visión crítica de la situación e intentando cambiar las leyes y normas que son injustas y las situaciones de discriminación que se producen.
Cuidamos los vínculos también con comunidades lejanas, defendiendo los derechos humanos, promoviendo iniciativas solidarias y acciones públicas de reconocimiento y denuncia. Participamos en coordinadoras y redes de ámbito regional, estatal e internacional.
Las niñas y niños crecen bajo la mirada de las vecinas y vecinos que ponen en esa mirada la intención de ofrecer apoyos si son necesarios.
Hay otros resultados que se consiguen con solidaridad indirecta como es el préstamo de tierras de laboreo para producir alimentos y caminar hacia la soberanía alimentaria o el fondo al que se aportan pequeños préstamos que permiten apoyar los proyectos en marcha a través de la economía social y solidaria.