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¿La economía solidaria ha estado de vacaciones?

Por Conchi Piñeiro Este año he estado preguntando por aquí y por allá en el entorno cooperativo cómo han ido las vacaciones. Las vacaciones que responden a la necesidad de descanso y ocio, como algo fundamental para una vida buena o el llamado buen vivir. En forma de reflexión personal, y sin ánimo de generalizar […]

3 septiembre 2013

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Por Conchi Piñeiro

Este año he estado preguntando por aquí y por allá en el entorno cooperativo cómo han ido las vacaciones. Las vacaciones que responden a la necesidad de descanso y ocio, como algo fundamental para una vida buena o el llamado buen vivir. En forma de reflexión personal, y sin ánimo de generalizar a toda la economía solidaria, sino de provocar diálogo, me gustaría compartir algunas de las preguntas y propuestas respecto a las vacaciones que he estado encontrando este verano en proyectos de economía solidaria.

Sabemos que la economía al servicio de las personas es la economía solidaria. A veces en mi experiencia como promotora o parte proactiva de proyectos dentro de esta economía, las otras personas van antes que una misma. Es lo que en el entorno amistoso en broma llamamos el síndrome del huevo frito roto. Cuando fríes varios huevos, suele haber uno que se rompe y la yema no está tan jugosa, ése es el que se suele quedar la persona que ha estado cocinando. Un pequeño ejemplo de una de las formas de cuidar.

Entonces, ¿cómo encontrar formas de cuidar los proyectos y a las otras personas al mismo tiempo que a nosotras mismas?

Cuando tienes un trabajo que no tiene una fuerte componente vocacional y/o de autoempleo, parece que es más fácil desconectar, dejar de hablar y pensar en el trabajo.
Cuando el empleo es algo muy alineado con la forma personal de estar en el mundo, con el sentido profundo o esa brújula interna que nos orienta las decisiones clave, ¿donde está la separación entre trabajo, empleo, estilo de vida, ocio…?

Bauman habla de un cambio clave en la sociedad que ha desplazado la importancia social del empleo por la del consumo. En este contexto, las personas que trabajamos en la economía solidaria hacemos un puente entre ambos ejes, consumo y trabajo. Un símbolo de esto es el mercado social, en el que trabajamos y consumimos, tanto como parte de nuestro empleo como parte de nuestra necesidad de participación y activismo. Tenemos así múltiples roles.

Puede ser así una separación artificial temporal que nos sirve para tener claridad momentáneamente. Pero sabemos que al hacer énfasis en esto, perdemos la parte dinámica del proceso. Como si se tratara de variables físicas, si queremos saber con precisión la posición de una partícula, no conoceremos la velocidad y viceversa (haciendo una similitud grosso modo con el principio de incertidumbre de Heisenberg).

Los estilos de vida son patrones que res

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