La celebración de los 15 años de vida de la Red de Comercialización Comunitaria Alternativa (Red Comal) se ha convertido en una ocasión idónea para sentarse y, con espíritu festivo, reflexionar sobre la teoría y práctica de la economía solidaria.

En las últimas semanas, esta organización miembro de la CHAAC ha recorrido lo largo y ancho de Honduras (Yoro, Intibucá, Marcala, Colón, Lempira, Nueva Frontera, Choluteca y Taulabé) con una gira de más de diez encuentros regionales.

La gira dio inicio el 26 de agosto en Yoro y concluyó en Taulabé el 10 de octubre. Los encuentros estuvieron dirigidos al intercambio de productos campesinos y a explorar alternativas de comercialización ante la crisis política y económica que vive Honduras.

Fueron una ocasión para reflexionar sobre los retos de la producción local en las comunidades y, a su vez, debatir acerca de la filosofía y las prácticas de la economía solidaria como propuesta económica y social.

Hermenegido García, de la comunidad de San Nicolás (Intibucá), explicaba en uno de los encuentros cuáles son los beneficios de esta propuesta: “Entre los socios manejamos una cadena para que todos tengamos ganado, gallinas y huevos. Se trata de un compromiso: todos los que tenemos gallinas regalamos los pollitos a otros socios que no tienen. Las crías del ganado también se pasan, y entre los socios somos solidarios con la leche (…) De esta manera nos apoyamos”.

Alta Gracia Cruz, de la comunidad de El Porvenir (Choluteca) indicaba en otro encuentro que en la tienda comunitaria de Red Comal compran y venden lo que necesitan a precios inferiores, los cuales establecen los mismos socios.

Su compañero Faustino López, de la comunidad de Uvas del Futuro, definió “economía solidaria” como “compartir en todos los aspectos del trabajo en la comunidad”. “Tiene que haber una ayuda mutua y un intercambiar productos; de esta manera podemos abaratar los costos”, subrayó.

Con todo, hay retos pendientes. Los productores lamentan que no disponen de transporte ni mercado donde vender sus productos. “El precio lo sigue poniendo el comprador del mercado y el productor sólo acepta”. Si sumamos a ello los costos del abono, el problema –juzgaron los participantes- es que no resulta rentable producir.