Las ONG de Desarrollo y la Economía Social y Solidaria
Durante la celebración del 9º Encuentro de Economía Alternativa y Solidaria organizado por Ideas el pasado mes de mayo en Córdoba, tuve la oportunidad de participar en un taller muy interesante denominado “Iniciativas a favor de la economía solidaria: agentes públicos, sociales y empresariales”. Como parte de la metodología, el taller se dividió en 3 grupos para analizar las perspectivas desde a. el movimiento de la economía solidaria, b. el sector público, y c. desde la sociedad civil (consumidores y Ongds).
Este planteamiento diferenciador entre “movimiento de la economía solidaria”, “sector público” y “sociedad civil” me desconcertó bastante, puesto que el sector público (al menos una parte) y algunas organizaciones de la sociedad civil (las ongds) también forman parte de la economía solidaria. Por el nombre y el posterior desarrollo de la sesión, estoy convencida que fue un pequeño desliz de términos y que el primer grupo del taller se refería más concretamente a la perspectiva desde las “empresas solidarias y sociales”.
Sin embargo considero que, más allá de la anécdota lingüística, la utilización de estas palabras pone de manifiesto un debate de fondo que existe entre las organizaciones de la economía solidaria y las Ong de cooperación para el desarrollo en España. En efecto, muy pocas Ongs de [cooperación para el] Desarrollo forman parte de la Red Estatal de la Economía Solidaria, y viceversa, casi ninguna organización de economía solidaria en España pertenece a la Coordinadora de Ong de Desarrollo.
Con este artículo quisiera contribuir a romper esta aparente dualidad y alimentar la cuestión de la economía solidaria desde la perspectiva de la cooperación internacional para el desarrollo, a través de tres ideas:
1. las Ongds son empresas sociales de la economía solidaria global
2. existen contradicciones en las ongds que impiden su identificación como actores de la economía solidaria
3. las Ongds realizan un aporte específico para el desarrollo de la economía solidaria.
Empezaremos por la primera, las Ongds son agentes activos de economía solidaria global.
Para sustentar esta idea considero que existen, al menos, los siguientes argumentos:
• Las Ongds, como organizaciones sin ánimo de lucro con fines sociales/solidarios, forman parte del denominado tercer sector de la economía española. Durante el año 2006, las 82 entidades que conforma la Coordinadora Estatal de Ongs para el Desarrollo (CONGDE) económico movieron 1.138,16 millones de euros, generando más de 18.034 empleos además de movilizar voluntariamente a 235.007 personas aproximadamente .
• Trabajando directamente y/o con organizaciones afines en otros países, son actores de la solidaridad internacional, bajo la forma actual de la Cooperación Internacional para el Desarrollo. Los objetivos de la inmensa mayoría de las Ongds, expresado de una manera u otra, están relacionados con la “reducción/erradicación de la pobreza y las desigualdades en el mundo”.
• A través de sus proyectos, las Ongds apoyan e impulsan directamente iniciativas relacionadas con la economía solidaria en América Latina, África y Asia desde hace décadas: apoyo a cooperativas, asociaciones económicas para transformación y comercialización de bienes y servicios, apoyo a organizaciones comunitarias para la gestión colectiva de bienes públicos (agua, luz, bosques…) y de la economía del cuidado (comedores infantiles…), agricultura ecológica, microfinanzas, comercio justo, participación ciudadana en la planificación y ejecución de políticas publicas (planes de desarrollo, presupuestos participativos, etc, etc….)
• Muchas Ongs para el Desarrollo llevan a cabo proyectos y programas en España directamente relacionados con la economía solidaria: comercio justo, finanzas éticas y solidarias, inclusión social y económica de colectivos en exclusión como por ejemplo, con los inmigrantes.
Si esto es así, ¿por qué las Ongds no se identifican en la denominada Economía Solidaria?
Algunas razones que pueden explicar esta contradicción son:
• La ausencia de ánimo de lucro y la ejecución de proyectos en el exterior se confunden a menudo con voluntarismo, misiones religiosas, etc…y las ongds no se reconocen como empresas (en el sentido de emprendimientos) solidarias internacionales. El comercio justo y la banca ética son posiblemente los 2 ámbitos principales de acción económica transformadora que realizan las Ongds.
• La figura jurídica de la fundación, que constituye ya el 45% de las Ongds , puede acentuar el déficit en el funcionamiento democrático al interior de las organizaciones, que constituye uno de los referentes de la economía solidaria.
• La tendencia hacia la internacionalización de las grandes ongs de cooperación internacional para el desarrollo ha generado el surgimiento de grandes grupos transnacionales que concentran cada vez más la “cuota del mercado de la solidaridad”, con megaestructuras organizativas globalizadas generalmente con complicados y difusos esquemas de funcionamiento. Estos esquemas tampoco contribuyen a fortalecer el principio de autonomía o participación democrática al interior de las mismas y en su relación con otros.
• La necesaria profesionalización del sector en los últimos años se está desarrollando en la línea de la filantropía anglosajona y ha generado una supermercantilización de la gestión de las ONGs. El acento tiende a ponerse en la recaudación y en la transmisión del dinero más que en el uso del mismo: “pero…¿llega el dinero?” es la principal preocupación de los donantes (privados y públicos) por encima del uso de dichos fondos “¿cómo lograr la transformación de las relaciones sociales, políticas y económicas que provocan la situación de pobreza y/o exclusión de millones de personas en el mundo”?.
• La actual tendencia de la Cooperación Internacional para el desarrollo (concretada en los denominados Principios de Paris y posteriormente en la Declaración de Accra) obvia prácticamente la lógica de la economía de la solidaridad impulsada desde la sociedad civil, reforzando el papel de los gobiernos nacionales y los organismos internacionales. Esto reduce cada vez más el margen de negociación y de propuesta de las Ongs en los proyectos que presentan a (co)financiación, convirtiéndolas en apenas transmisoras/subcontratas de las políticas gubernamentales de relaciones exteriores, demasiado fundamentadas en objetivos geoestratégicos, políticos y comerciales.
• La economía solidaria no está en la agenda de la cooperación internacional para el desarrollo. El plan director de la AECID , recientemente aprobado, “reconoce la relevancia del crecimiento económico sustentado en la actividad empresarial del sector privado, en el acceso a un empleo y a una renta dignos y en las políticas públicas redistributivas como una de las vías más rápidas para romper con la ‘trampa de la pobreza’ e incidir en las múltiples privaciones características de la pobreza” . La estrategia se centra en el fortalecimiento del sector privado y la “empresarialización de los pobres” desde el esquema del mercado, y dejando en manos de los gobiernos la elaboración de políticas redistributivas que reparta los excedentes. Es evidente que este esquema ya ha quedado desfasado por la actual crisis, aunque nadie parece tomarlo en cuenta.
Entonces ¿Qué pueden aportar las ONGDs al movimiento de la economía de la solidaridad?
Destacan tres aspectos en los que las ONGDs, desde la especificidad de su acción social, pueden contribuir al fortalecimiento de la Economía Solidaria en el mundo:
1. El vínculo internacional del proyecto político de la ESS. Por la naturaleza de su acción social, las ong de cooperación para desarrollo tienen la capacidad de conectar organizaciones afines de distintos países del mundo, facilitar el intercambio y la promoción de redes globales.
2. El respaldo social hacia una “masa crítica” de ciudadanos/as a favor de una economía más solidaria en el mundo. En España, las ONGds cuentan con el respaldo de un creciente % de la población (más de 1.200.000 de personas en 2006) que apoya económicamente su trabajo, así como casi 250.000 voluntarios/as que también se involucran activamente en diferentes acciones de transformación social vinculadas a la economía solidaria como el comercio justo, banca ética, agricultura ecológica, derechos humanos….
3. La interlocución y presencia en los organismos internacionales relacionados con la temática. Algunas ONGs de cooperación internacional para el desarrollo con estatus consultivo en diferentes organismos de las Naciones Unidas como el Consejo Económico y Social (ECOSOC), desde donde realizan una fuerte labor de influencia e incidencia en algunas de las políticas de cooperación internacional para el desarrollo.
En definitiva, existen motivos más que justificados para considerar a las organizaciones de cooperación parte integrante de la economía solidaria globalizada.
Se trata entonces de potenciar los puntos de encuentro entre ambos colectivos para presentar conjuntamente a la sociedad un discurso movilizador junto con una práctica globalizada de la economía solidaria, sea cual sea nuestro ámbito de actuación. Y la actual crisis global, que cuestiona abiertamente los patrones dominantes del desarrollo económico actual, podría ser un buen momento para hacerlo.
Camino Villanueva Rodríguez
Junio 2009