La coalición Pacto Histórico , encabezada por Gustavo Petro (Colombia Humana) y Francia Márquez (Polo Democrático Alternativo), vencía el pasado fin de semana en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Colombia con el 50% de los votos frente al 47% que obtenía Rodolfo Hernández, candidato que agrupaba los idearios conservadores y centristas. La amplia diferencia de 700.000 votos da tintes históricos al resultado electoral, ya que es la primera vez que una fuerza de izquierdas consigue la presidencia del país. Petro, economista, exalcalde de Bogotá y senador, y Márquez, presidenta del Comité Nacional del Consejo Nacional de Paz y Reconciliación, han presentado un programa de gobierno centrado en el protagonismo de los territorios, la urgencia de un pacto para el buen vivir y el vivir sabroso con la diversidad, y una economía democrática, feminista y ecologista.

Como recoge La Base en su emisión #78, las claves del programa de Pacto Histórico pasan por “recuperar el fundamento progresista de la Constitución colombiana de 1991” y se centra en cinco pilares:

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•  una economía para la vida,
•  el paso del extractivismo a un tejido productivo,
•  la disminución de la desigualdad social,
•  la democratización del Estado,
•  la consolidación de la paz.

Además, se subraya el protagonismo de las mujeres para la transformación social y la realización del potencial de Colombia así como la necesidad de democratizar el crédito, el saber y los espacios rurales, urbanos y digitales.

En la parte económica del programa de gobierno presentado por la candidatura, se hace referencia a los principios defendidos por la Economía Solidaria, las economías transformadoras y los movimientos sociales: lucha contra el cambio climático y apuesta por las energías renovables, compromiso con los diferentes territorios y su desarrollo, recuperación y reutilización de residuos, democratización de los espacios, producción en red… De hecho, diferentes expertos apuntan a que una de las claves para este resultado electoral histórico ha sido la propuesta de transformaciones de fondo con un carácter progresista defendido con ambición y pocos complejos.

Dejando a un lado el tono casi obligadamente inflamado del programa electoral, en él se recogen posturas y afirmaciones que resultan muy cercanas a las fórmulas de la Economía Solidaria que pueden encontrarse en la nueva Carta de Principios de la ESS recientemente asumida por REAS Red de Redes. El programa económico de la coalición afirma:

“Ante la destrucción de la economía y la política de la muerte, avanzaremos en el restablecimiento del equilibrio reproductivo entre la sociedad y el ambiente con justicia social.”

y también:

“Frente a las políticas de la muerte, estableceremos una nueva relación entre la sociedad y la naturaleza, donde prime la defensa de la vida por encima de los intereses del capital económico.”

En el texto, se defiende igualmente el tránsito a un modelo basado en la producción y el consumo responsables, el papel protagonista de la banca pública, el cuidado del patrimonio natural mediante pactos comunitarios que incluyan regeneración y restauración ecológicas, el uso de software libre, la construcción de una soberanía alimentaria propia o el impulso del tejido asociativo y cooperativista. El punto 2.4.3, en concreto, potencia las economías populares, que en Colombia implican a dos tercios de la población. Reconocimiento, garantía de derechos, contratación pública bajo criterios de transparencia, una banca cooperativa y formación son algunas de las claves recogidas en esta sección.

En epígrafes sucesivos, el documento propone un pacto por el trabajo decente que priorice a mujeres y jóvenes y tenga en cuenta los mínimos vitales necesarios, así como la conciliación de la vida laboral, social y personal. El fin de las desigualdades y el reconocimiento de la diversidad es otro de los puntos de apoyo del programa, que presenta una firme defensa de la infancia, el liderazgo joven, el arte y la cultura, el cuidado como factor social de primer orden y el derecho al buen vivir y el vivir sabroso de las realidades indígenas y campesinas. La democratización del Estado y el respeto por la vida a través de las libertades fundamentales son, por último, los instrumentos para crear una sociedad “capaz de defender la vida en todas sus formas y colores. Una democracia multicolor significa el respeto por la vida, sentando las bases para una sociedad más diversa, equitativa que entra por fin en una era de paz.”

Como indicaba el propio Petros en una reciente entrevista de El País, “las reformas que impliquen proyectos de ley y que necesiten debate parlamentario se construirán en la medida que construyamos escenarios de concertación. No serán reformas impuestas, sino debatidas”. La coalición solo obtuvo una representación de 16 senadores, lo que obligará a alianzas y negociaciones que pueden encontrar las dificultades que ya conocen otras fuerzas progresistas en similares circunstancias.

En cualquier caso, las propuestas de la Economía Solidaria y los movimientos sociales parecen haber encontrado resonancia en la coalición que dirigirá Colombia los próximos cuatro años. El país se suma así a la cada vez más larga lista de Estados latinoamericanos cuyas urnas confían en políticas progresistas, feministas, ecológicas y de justicia social.