Economía Solidaria

Cumbres UE-CELAC: ¿sin espacio para la ESS?

El mes de julio ha vivido dos cumbres paralelas en Bruselas en las que se analizaban y decidían escenarios de desarrollo e inversiones de futuro entre la Unión Europea y América Latina. La Economía Solidaria está ausente de las conclusiones de una y otra: ¿por qué?

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Foto: Cumbre de los Pueblos

Un artículo de Daniel Rabanaque para economiasolidaria.org.

Hace apenas unos días, se celebraba en Bruselas la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, América Latina y el Caribe. El foro, retomado tras ocho años, debía servir para construir y desarrollar estrategias comunes y horizontales que refuercen la importancia europea en la región y apoyen las transiciones verde y digital puestas en marcha en los diferentes países. En la declaración resultante, los participantes se comprometían a mejorar la coordinación multilateral y avanzar acuerdos comerciales dentro de un marco de respeto por los acuerdos de París, la lucha contra el cambio climático y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el horizonte. La cumbre se sitúa en el intento de la Unión Europea por afianzar su importancia en la región frente al avance de la presencia china como motor económico para estos países en crecimiento.

La Fundación Alternativas se hacía eco, ya el pasado mayo, de la diferencias, fracturas y contrastes existentes entre los países iberoamericanos. Las diferentes crisis (sistémica, financiera, sanitaria, ecológica) que se vienen produciendo a escala internacional hacen necesario un mayor diálogo entre los agentes implicados, agendas mejor coordinadas para garantizar el desarrollo sostenible y la inclusión social, y debates más profundos sobre nuevos modelos económicos que avancen “pactos verdes”, terminen con el extractivismo y favorezcan una política de cooperación al desarrollo que ahonde en la defensa de los derechos humanos.

ESTRECHA VENTANA DE PARTICIPACIÓN PARA LA ESS

La Economía Social estuvo representada en el encuentro con la presencia de la directora de Social Economy Europe, Sarah de Heusch, y la participación de su presidente, Juan Antonio Pedreño, en la mesa redonda dedicada al modelo empresarial. Si bien las propuestas de la ESS no se vieron reflejadas en las conclusiones generales del encuentro, CEPES no ha dudado en calificar de ventana de oportunidad para “situar a las empresas de #EconomíaSocial en el centro de las inversiones sostenibles de #GlobalGateway 🇪🇺 con #AmericaLatina”, aludiendo al paquete de inversiones destinadas a la región anunciado por Ursula von der Leyen dentro de la estrategia europea Global Gateway.

Sin embargo, otras voces apuntan a la decepción que ha supuesto que la cumbre no haya tratado los problemas de libertades y derechos existentes en muchos Estados, las propuestas de los movimientos indígenas o los riesgos de greenwashing que se asocian a las inversiones europeas en el continente. Gloria García, de Oxfam, advierte en el artículo de DW enlazado anteriormente: «América Latina está en un momento muy sensible, y estas inversiones pueden empeorar la democracia. Necesitamos blindar estas inversiones para no vayan por ese camino”.

En un artículo que resume la cumbre, el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica señala otros desacuerdos y asimetrías en un encuentro teñido de oportunidad de negocio para las multinacionales. Así, subraya la presencia en la cumbre de directivos de empresas como Iberdrola, Banco Santander, Acciona, Telefónica o BBVA, por indicar solo aquellas de origen español.

EN PARALELO, LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS

De forma paralela a la celebración de la Cumbre EU-CELAC, Bruselas acogía también el desarrollo de la Cumbre de los Pueblos, una cita convocada por numerosos actores políticos y sociales de la UE y América Latina. Su declaración de principios, estaba encabezaba por la defensa de la naturaleza y “la construcción de un nuevo orden internacional justo, democrático y equitativo, que ponga en el centro de las políticas públicas al ser humano, la satisfacción de sus necesidades desde una defensa del medio ambiente que nos permita vivir en armonía con la naturaleza”.

Por ella, pasaron los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y Bolivia, Ernesto Arce, el canciller venezolano Yván Gil y representantes de organizaciones, movimientos sociales o sindicatos de ambas regiones en un esfuerzo para encontrar una serie de resoluciones tendentes a manifestar el rechazo al modelo capitalista y proponer nuevas vías de convivencia y desarrollo económico. De especial interés resultó la intervención de Gustavo Petro, quien en su discurso puso de manifiesto la asociación de las lógicas de producción y acumulación del capitalismo con la destrucción del planeta.

En su declaración final, la Cumbre de los Pueblos subrayaba la oportunidad que supone la cumbre UE-CELAC para avanzar “en la creación de un mundo multipolar, con relaciones multilaterales que permita progresar en Paz a la Humanidad en armonía con la Madre Tierra”, señalando a la vez la ofensiva imperialista destinada a profundizar los conflictos y condenando las campañas en curso “encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus pueblos en América Latina y el Caribe”. Se señalan también en sus conclusiones “los intentos de la UE de imponer formatos y métodos, unilaterales, poco transparentes, contrarios al espíritu de respeto, diálogo y cooperación que debe imperar en las relaciones birregionales”.

La Cumbre de los Pueblos abogó por “la aplicación de políticas socialmente avanzadas que evite que los Pueblos de Europa sigan sufriendo las consecuencias de una crisis que no han causado”. Se exige también el fin de las sanciones unilaterales y los bloqueos, en especial los de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Se propone también la convocatoria de la Asamblea de la Tierra por parte de la ONU, “a fin de preservar nuestra casa común que es la Madre Tierra y debatir las consecuencias del modelo de desarrollo capitalista que ha llevado a la destrucción de nuestro planeta”. En el terreno económico, la Cumbre de los Pueblos defiende “acuerdos y medidas que contribuyan a desarrollar unas relaciones comerciales, financieras y económicas justas, equilibradas con base en el beneficio mutuo y la defensa de la Madre Tierra, de carácter multilateral, que definitivamente erradique el colonialismo que tanto daño ha causado a los Pueblos Latinoamericanos y Caribeños”.

¿DÓNDE SE SITÚA LA ESS?

Llama la atención, en los documentos de conclusiones de ambas cumbres, la ausencia de referencias a la Economía Social y Solidaria. La Cumbre EU-CELAC abría el período de presidencia de la UE correspondiente al Estado español, que ha afirmado tener la ESS como una de sus prioridades. Esta afirmación se alinea con las recomendaciones de organismos como la Organización Internacional del Trabajo o la Organización de Naciones Unidas, que señalan su capacidad para ofrecer una «respuesta más profunda, ambiciosa, transformadora e integrada» a los desafíos económicos y sociales a escala mundial, en especial tras las fragilidades mostradas durante la pandemia de COVID-19.

La resolución de Naciones Unidas, en concreto, subraya la capacidad de la ESS para adaptarse a contextos locales y ofrecer respuestas “en particular en lo que respecta al empleo y el trabajo decente, la prestación de servicios sociales, como los relacionados con la salud y la atención, la educación y la formación profesional, la protección del medio ambiente, incluso mediante el fomento de prácticas económicas sostenibles, la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, el acceso a una financiación asequible y el desarrollo económico local, el fortalecimiento de las capacidades productivas de las personas en situaciones vulnerables, la promoción del diálogo social, los derechos laborales y la protección social, así como el crecimiento inclusivo y sostenible, la creación de alianzas y redes a nivel local, nacional, regional e internacional, y la promoción de la gobernanza y la formulación de políticas participativas y de todos los derechos humanos”. Buena parte de estos objetivos están recogidos en la declaración final de la cumbre.

La Comisión Europea aprobaba el pasado diciembre un Plan de Acción Europeo de Economía Social que la situaba en el centro de las políticas económicas de la Unión, estableciendo entre sus prioridades la de generar políticas y marcos estratégicos generales a su impulso. Sin embargo, se ha perdido la oportunidad de situarla en lugar relevante dentro de esta cumbre, a pesar de la apuesta por la ESS que muchos países de América Latina están realizando en los últimos años. Entrando en detalle, parece haberse dejado pasar la posibilidad de respaldar las políticas que gobiernos como los de México, Colombia o Bolivia vienen poniendo en marcha para extender un modelo económico comprometido con la defensa de la vida y la justicia social.

Más llamativa aún es la ausencia de citas a la Economía Solidaria en la declaración final de la Cumbre de los Pueblos, por ser un espacio, a priori, más permeable a movimientos sociales y alternativas de cambio de modelo. A pesar de compartir diagnóstico y propuestas con la ESS, la Cumbre de los Pueblos también deja fuera de sus conclusiones a la Economía Solidaria, con sus componentes integrados de economía popular, feminista y ecologista. Sin conocer los entresijos de la cumbre, es difícil encontrar la razón que explique esta ausencia. En cualquier caso, el movimiento de la Economía Solidaria haría bien en tomar nota de estas oportunidades para situarse como referente en soluciones factibles y disponibles para transformar el sistema económico hacia uno con mayores valores y compromiso de justicia social.

El momento de reconocimiento internacional que la Economía Social y Solidaria viene disfrutando una vez superada la pandemia global de COVID-19 ha de acompañarse en el tiempo para evitar convertir a la ESS en flor de un día. El trabajo realizado en incidencia política, visibilización como alternativa y posicionamiento en la agenda de varios países con peso regional, debe ser continuado de manera que la Economía Solidaria mantenga una presencia real en las políticas públicas internacionales. En un momento en el que la quiebra del modelo capitalista, colonialista, imperialista y neoliberal se hace evidente incluso al más alto nivel, la ESS tiene terreno fértil para desplegarse: alarguemos nuestro esfuerzo para extender el reconocimiento de la Economía Solidaria como realidad práctica que facilita la transición hacia economías más justas, multipliquemos su presencia en redes amplias de transformación social y sigamos compartiendo su potencial para construir relaciones más humanas y cuidar de la vida del planeta y las personas.

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